Todo esto es para decir que el verdadero ministro exitoso es aquel que obedece el mandamiento de Jesús de hacer discípulos y que sabe que el arrepentimiento, compromiso y discipulado no son opciones solamente para los creyentes ya herederos del cielo. Al contrario, estas son las únicas expresiones de una fe salvadora. Por lo tanto, el ministro exitoso predica un evangelio bíblico a aquel que no es salvo. Él llama al no salvo a un arrepentimiento y a seguir a Jesús y no asegura una salvación sin un compromiso.