¿Cabe acaso la posibilidad de que el sermón del Monte de Jesús aplicara sólo a aquellos seguidores de Él que vivieron antes de su sacrificio en la cruz y su resurrección? ¿No estaban ellos bajo la ley como una forma temporal de salvación, pero luego de que Jesús murió por sus pecados, fueron salvos por fe y por esto se invalida el tema del sermón?
Ésta es una mala teoría. Jamás nadie ha sido salvo por sus obras. Siempre ha sido por fe, antes y durante el antiguo pacto. Pablo dice en Romanos 4 que ambos, Abraham (antes del antiguo pacto) y David (durante el antiguo pacto) fueron justificados por fe y no por obras.
Además, era imposible que cualquiera que estaba en la audiencia de Jesús fuera salvo por obras, porque ellos habían pecado y se habían alejado de la gloria de Dios (ver Romanos 3:23). Solamente la gracia de Dios los podía salvar, y sólo a través de la fe se podía recibir esa gracia.
Desdichadamente, muchos en la iglesia de hoy ven los mandamientos de Jesús con el único propósito de hacernos sentir culpables, para así ver la imposibilidad de ganar la salvación por obras. Ahora que ya hemos “entendido el mensaje” y hemos sido salvos por fe, podemos ignorar la mayoría de sus mandamientos. A menos que, por supuesto, queramos que otros sean “salvos”. Y así podemos sacar a la luz de nuevo los mandamientos para enseñarle a la gente lo pecadora que es y así ellos serán salvos por “fe” la cual está vacía de buenas obras.
Jesús nunca le dijo a sus discípulos, “ve alrededor del mundo a hacer discípulos, y asegúrate que ellos entiendan que con sólo una vez que ellos se sientan culpables, entonces serán salvos por fe, y mis mandamientos ya cumplieron su propósito en sus vidas”. Al contrario, Él dijo, “Por tanto id y haced discípulos a todas las naciones… enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado” (Mateo 28:19-20, énfasis agregado). Esto es lo que los ministros formadores de discípulos están enseñando.