Empieza a buscar en tu espíritu esas percepciones e impresiones que son enviadas por el Espíritu Santo. Probablemente cometerás algunos errores cuando comiences a pensar que el Espíritu Santo te está guiando cuando no lo está, pero eso es normal. No te desanimes, sólo sigue adelante.
También es de gran ayuda el pasar tiempo en un lugar tranquilo, orar en lenguas y leer la Biblia. Cuando oramos en lenguas, nuestro espíritu es el que ora, y naturalmente tendemos a ser más sensibles a nuestro espíritu. Al leer y meditar en la Palabra de Dios, también llegamos a ser más sensibles a nuestros espíritus, porque la Palabra de Dios es comida espiritual.
Cuando Dios te envía hacia cierto rumbo, su dirección no disminuye. Esto quiere decir que debes de continuar orando acerca de decisiones mayores por algún tiempo para estar seguro que es Dios el que te está dirigiendo y no tus emociones o ideas. Si no tienes paz en tu corazón cuando oras acerca de determinada dirección, entonces no tomes esa dirección hasta que no tengas paz en tu corazón.
Si recibes una guía espectacular, eso está bien, pero no trates de “creer” que has visto una visión o que has escuchado una voz audible. Dios no nos ha prometido que nos guiará por estos medios (aunque lo puede hacer de acuerdo con su voluntad soberana). Sin embargo, podemos siempre confiar que nos guiará por las impresiones que sentimos en nuestro interior.
Finalmente, no hay que agregar más de lo que Dios dice. Dios te puede revelar algún ministerio que tiene preparado para ti en el futuro, pero tú puedes asumir que el tiempo para que esto se lleve a cabo sea de pocas semanas, cuando en verdad pueden ser años. Sé de esto por mi propia experiencia. No asumas nada. Pablo sabía un poco de lo que le esperaba en el futuro, pero no lo sabía todo porque Dios no le reveló todo. Dios siempre quiere que caminemos por fe.