Parece que Mateo no responde la primera pregunta que hicieron los discípulos a Jesús acerca de la futura destrucción de los edificios del templo, pero Lucas sí lo hace en su evangelio (ver Lucas 21:12-24). En el evangelio de Mateo, inmediatamente comienza a hablar acerca de las señales que precederán su retorno y el final del siglo:
“respondiendo Jesús, les dijo: Mirad que nadie os engañe, porque vendrán muchos en mi nombre, diciendo: yo soy el Cristo, y a muchos engañarán. Oiréis de guerras y rumores de guerras; mirad que no os turbéis, porque es necesario que todo esto acontezca, pero aún no es el fin. Se levantará nación contra nación y reino contra reino; y habrá pestes, hambres y terremotos en diferentes lugares. Pero todo esto es solo principio de dolores” (Mateo 24:4-8, énfasis agregado).
Está claro desde el comienzo del sermón que Jesús creía que sus discípulos del primer siglo estarían aún vivos para ver estos eventos que precederían su retorno. Nótese cuántas veces Él usó el pronombre usted. Jesús usó el pronombre personal usted por lo menos veinte veces en el capítulo 24, por tanto, todos sus oyentes debieron haber creído que vivirían para ver lo que Jesús predijo.
Por supuesto que sabemos que cada discípulo que escuchó a Jesús ese día, murió hace mucho tiempo. Sin embargo, no debemos concluir que Jesús los estaba engañando, sino que ni Él mismo sabía el tiempo exacto de su regreso (ver Mateo 24:36). Por lo que era verdaderamente posible para los que le escucharon ese día, el estar vivos a su regreso.
Lo que más preocupaba a Jesús era el hecho de que sus discípulos no siguieran a falsos cristos, como muchos lo harían en los últimos tiempos. Sabemos que el mismo anticristo será un Cristo falso, engañando al mundo. El mundo lo considerará un salvador maravilloso.
Jesús dijo que habría guerras, hambres y terremotos, pero indicó que estos eventos no eran señales de su regreso, sino sólo “principio de dolores”. Por eso no hay problema al decir que estas señales han ocurrido durante los últimos dos mil años. Sin embargo, seguidamente Jesús habla acerca de algo que todavía no ha ocurrido.