En este tema, el mejor consejo para los ministros formadores de discípulos viene de Pablo, quien luego de advertir a Timoteo al decirle, que “el amor al dinero es la raíz de todo mal” y que muchos se habían extraviado de la fe por el amor al dinero, le amonesta diciéndole,
“Huye de estas cosas y sigue la justicia, la piedad, la fe, el amor, la paciencia, la mansedumbre” (1 Timoteo 6:11, énfasis agregado).