CINCO: Castigo Integrado

Estoy muy contento de que hayas leído hasta aquí, porque tu vida va a cambiar drásticamente. De hecho, tu destino eterno va a establecerse en un curso diferente.

Vamos a resumir lo que hemos aprendido hasta este punto.

Primero que todo, Dios existe. Es evidente mirando todo lo que ha creado.

Segundo, Dios es poderoso, grandioso, inteligente, sabio, amoroso y moral. Eso, también, es evidente al mirar la Creación.

Tercero, todos sabemos que el egoísmo es malo porque todos nacemos con una conciencia dada por Dios.

Cuarto, todos nosotros nos encontramos auto-condenados ante Dios por nuestros propios juicios hacia los demás. Los hemos criticado por hacer eso de lo cual nosotros justo somos culpables.

Por último, Dios es la personificación del amor perfecto y debe reaccionar cuando se cometen actos egoístas porque ama a cada uno igualmente. Si Él permaneciera pasivo tras presenciar la injusticia, luego podría con razón ser acusado de amar al ofensor más que al ofendido. Dios, por lo tanto, debe castigar a los que actúan egoístamente.

Muchas personas tienen la idea de que un Dios amoroso nunca castigaría a alguna persona, pero deben ver que todo lo contrario es verdad: Un Dios de amor debe castigar los actos egoístas.

Imaginemos que eres el padre de dos hijos. Uno de sus hijos es muy bueno, y uno es muy malo. El malo lastima siempre al bueno. De hecho, el bueno tiene moretones y heridas abiertas en todo su cuerpo.

Amas a tus dos hijos, pero, ¿significa que nunca castigas al niño malo por golpear al bueno? ¡Por supuesto que no! Si tú no disciplinas al niño malo, van a decir los vecinos, “El tipo de al lado es un padre terrible. Él no debe amar a su hijo para nada.” ¿No es cierto? ¡Ellos te acusarían de no ser un padre amoroso! Si amas al niño que está siendo molestado vas a disciplinar al egoísta. (Vas a castigar al niño malo porque lo amas a él también, y no quieres que crezca para ser uno que le gusta molestar a otros).

Dios no es diferente, excepto que su amor por nosotros trasciende por mucho al amor que cualquier padre siente por su hijo. ¡Cuánto más, por lo tanto, Dios debe castigar a los que actúan egoístamente! Si tú crees que Dios es amoroso, entonces no tendrás elección sino creer también que Él castigará a quienes son egoístas. Si no castiga al desobediente, Él no está amando para nada.

Viene el Día de Pago

La ira de Dios hacia el mal es otra de esas “verdades auto-evidentes.” Él creó un sistema que ofrece la ira automática sobre los que actúan únicamente por su propio interés, independientemente de cómo otros sufren. Todo el mundo lo sabe.

La mayoría de los dramas que han sido producidos para televisión, el cine o el teatro, comunican un tema fundamental del bien contra el mal. Todo el mundo espera que los chicos buenos ganarán y los chicos malos “tendrán lo que merecen,” cosa que pasa usualmente.

En la vida real, no todos los conflictos se resuelven en una hora, ni los actos malos son traídos a la justicia inmediata, pero viene el día de pago. Aquellos que viven por la espada morirán a espada. Lo que usted siembra, lo cosechará. Lo que va, regresa.

Está establecido, en un sistema egoísta las personas sufren por su egoísmo. Por supuesto que algunas personas aparentemente “vencen el sistema.” Siguen en su camino egocéntrico durante años. Pero en última instancia, caerán presa de sus propias maquinaciones.

Tomemos al adúltero una vez más. Le ha sido infiel a su esposa. Actuó egoístamente. ¿Qué sufre? En primer lugar, automáticamente sufre una conciencia culpable. Esa conciencia le fue dada por Dios. Su conciencia es parte del sistema integrado que se hace auto-evidente en el castigo de Dios al egoísmo.

¿Puedes verlo? Las personas no dicen, “Estoy disfrutando mucho mi vida por mi conciencia culpable.” No, dicen, “Estoy sufriendo con una consciencia culpable.” Su sufrimiento es un indicativo del sistema integrado que Dios ha diseñado para castigar el egoísmo.

El hombre egoísta que ha sido infiel a su esposa también puede destruir su matrimonio y perder a sus hijos. No sólo eso, le puede costar financieramente a través de los años pagando pensión alimenticia y apoyo financiero para los niños. Él sufrirá la pérdida del respeto de sus compañeros y otros familiares también. ¿Puedes ver que esas consecuencias forman parte del sistema integrado?

¿Alce Culpable?

Piense sobre esto: Dios no tenía que habernos hecho como lo hizo, a su imagen. Nosotros pudimos haber sido creados para procreación sin el matrimonio como los alces – con el macho más fuerte ganando el único privilegio de aparearse con todas las hembras. Sé que suena absurdo, ¡pero no para un alce! Ese es el único modo que conoce para relacionarse cuando el tiempo de apareamiento llega. Él no tiene preocupación acerca de lo que ocurrirá si se aparea con diez de las hembras en una temporada. Y ¿por qué no? Porque él no fue creado a la imagen de Dios.

Todos los alces no fueron creados iguales. La supervivencia del más apto rige el dominio. Cuando un macho alce se aparea con una hembra con la que otro alce se apareó el año pasado, él no debe temer lo que debe temer el adúltero humano. ¿La razón? Porque así es cómo Dios lo diseñó. ¿Lo ves? El castigo está establecido en la sociedad humana, pero no en la sociedad de alces.

El adúltero también corre el riesgo de contraer sífilis, gonorrea o SIDA. ¿Cree que los machos de alce con múltiples parejas se preocupan de esas cosas terribles? Por supuesto que no. ¿Por qué? porque así es cómo Dios los ha diseñado.

La gente que dice que no cree que un Dios amoroso debería castigar el pecado necesita abrir los ojos a la realidad. El pecado se castiga todos los días, está integrado en el sistema. La ciencia médica incluso ahora nos dice que las emociones egoístas -como el odio, amargura y los celos- hacen nuestros cuerpos más susceptibles a la enfermedad. Esta es más evidencia del hecho de que Dios está juzgando y juzgará todo pecado.

La Biblia, en términos aún más fuertes de los que he utilizado, afirma esta verdad evidente:

Porque la ira de Dios es revelada… (1:18A Romanos; énfasis añadido).

Observe que dice “es revelada,” no “va a ser revelada.” Sí, la ira de de Dios va a ser revelada, pero el punto del apóstol Pablo en este pasaje es que se revela la ira de Dios ahora. Sigamos leyendo:

Porque la ira de Dios se revela desde el cielo contra toda impiedad y la maldad de los hombres, que detienen la verdad con la injusticia, porque lo que se conoce acerca de Dios les es evidente, dentro de ellas; porque Dios, lo hizo evidente para ellos…. pero se volvieron inútiles en sus especulaciones, y su corazón necio fue entenebrecido…

.. .Por esta razón, Dios los entregó a degradantes pasiones; porque sus mujeres intercambiaron la función natural por lo que es antinatural, y en la misma forma también los hombres abandonaron la función natural de la mujer y se encendieron en su deseo de uno hacia el otro, los hombres con los hombres para cometer actos indecentes y recibiendo en sus propias personas la recompensa por su error (Romanos 1: 18-19, 21b, 26-27; énfasis añadido).

Usted no necesita leer la Biblia para saber que la homosexualidad es incorrecta. Todo lo que necesita es un conocimiento básico de la anatomía humana, y usted puede darse cuenta fácilmente que los hombres no deben tener relaciones sexuales con otros hombres. Eso es auto-evidente.

Sin embargo, los hombres y mujeres en su rebelión hacia Dios desobedecerán Sus leyes auto-evidentes y en última instancia sufrirán las consecuencias inherentes de sus acciones. Esto debería ser especialmente evidente para nuestro mundo moderno, que ha sido asolado por la epidemia del SIDA.

No me malinterpreten, no estoy en justicia propia condenando a los homosexuales porque yo, también, me he rebelado contra las leyes auto-evidentes de Dios. Yo, al igual que ustedes he desobedecido mi conciencia, cometiendo muchos actos de egoísmo. Y, al igual que ustedes, he sufrido las consecuencias inherentes por mi pecado.

¿Qué Significa Esto Para Ti y Para Mi?

Es obvio por varias razones que Dios es santo y que castiga el egoísmo. ¿Cuáles son esas razones?

Primera, porque debe castigar el egoísmo si es un Dios de amor, y lo es.

Segunda, porque podemos ver que el sistema integrado de castigo es parte de la estructura de nuestra realidad.

Y la tercera, porque la Biblia confirma lo que nuestra realidad nos enseña: Dios es justo y Santo, y lo es y castigará todo pecado. De hecho, la Biblia tiene más referencias acerca del enojo de Dios, Su furia y Su ira que declaraciones acerca de Su amor.

¿Qué significa esto para ti y para mí? Esto significa que si hemos cometido cualquier acto de egoísmo, nosotros debemos ser castigados. ¿En qué medida debemos ser castigados? ¿Son los castigos inherentes, que forman parte de nuestra realidad cotidiana suficiente recompensa para nuestros actos egoístas?

En primer lugar, debemos tomar en consideración a quién hemos ofendido. Hemos ofendido al Creador de todas las cosas, Uno que es antes de todos los tiempos, el Dios Todopoderoso y omnisciente.

Segundo, debemos tomar en consideración la terrible naturaleza de nuestro pecado. Pocos de nosotros comprendemos completamente cuán repugnante es el egoísmo. A los ojos de Dios es lo más feo, la cosa más vil que hay. Orgullosamente busca su propio bienestar, vanamente escalando más alto mientras utiliza a personas que fueron creadas a la imagen de Dios como piedras para escalar. Se opone a la naturaleza misma de Dios porque, como la Biblia establece, Él es amor desinteresado (véase 1 Juan 4:8).

Tercero, debemos considerar cuánto Dios ama a aquellos contra quienes hemos actuado egoístamente. Más de lo que podemos entender, Dios ama a esas personas a las que hemos utilizado o descuidado o juzgado o lastimado. Si Dios nos deja fácil, entonces podríamos concluir que realmente no debe amar a las personas que han sufrido por nosotros.

Cuarto, debemos tomar en consideración que Dios es el epítome de moralidad perfecta y justicia perfecta. El Juez moral del Universo debe dar la recompensa completa por quebrantar Su ley, de lo contrario no es un Juez justo.

¿Qué dice la Biblia respecto de nosotros los que hemos juzgado a otros mientras al mismo tiempo llevamos vidas que se caracterizan por la ambición egoísta? Una vez más, por favor lea usted mismo:

Por lo tanto, eres inexcusable, cada hombre de ustedes que juzga, porque en cuanto juzgas a otro, te condenas a ti mismo; porque tú que juzgas practicas las mismas cosas. Y sabemos que el juicio de Dios, con razón, cae sobre los que practican estas cosas. Y tú supones, Oh hombre, cuando juzgas a aquellos que practican estas cosas y tú haces lo mismo, que tú escaparás del juicio de Dios? [Ahora Pablo está escribiendo acerca del juicio futuro de Dios]. ¿O tú piensas ligeramente de las riquezas de su benignidad, paciencia y longanimidad, sin saber que la benignidad de Dios te conduce al arrepentimiento?

Pero debido a su obstinación y corazón no arrepentido almacenan para sí mismos ira en el día de ira y de la revelación del justo juicio de Dios, quién procesarán a cada hombre de acuerdo a sus hechos: a aquellos que, por su perseverancia en hacer el bien, buscan la gloria y honor de la inmortalidad, vida eterna; pero a quienes son egoístamente ambiciosos y no obedecen a la verdad, sino que obedecen a la impiedad, ira e indignación. Habrá tribulación y angustia para cada alma del hombre que hace maldad… (Romanos 2: 1-9; énfasis añadido).

Cuando el Apóstol Pablo escribe sobre la futura tribulación y angustia, es evidente que se refiere a lo que la Biblia llama infierno.

El Infierno Descrito

Parece que unos pocos predicadores no están mencionando más el infierno, pero Jesús nunca puede ser clasificado con ellos. Debido a que amaba a sus oyentes y no quiere que ellos pasen allí la eternidad, Jesús les advirtió del infierno con bastante frecuencia.

En el Evangelio de Mateo por sí solo, he contado treinta y ocho referencias directas o indirectas del futuro juicio de Dios y del infierno. Permíteme compartir unas pocos contigo. En Mateo 18: 8 – 9, Jesús dijo,

“Y si tu mano o tu pie te causa que tropieces, córtalo y arrójalo de ti; es mejor para ti que entres a la vida paralizado o cojo, que tener dos manos o dos pies, y ser echado en el fuego eterno . Y si tu ojo te causa que tropieces, sácalo y arrójalo de ti. Es mejor para ti que entres a la vida con un ojo, que teniendo dos ojos, ser echado en el infierno ardiente” (énfasis agregado).

¿Es realmente la intención de Jesús que cortemos nuestras manos y nos saquemos nuestros ojos si ellos nos causan pecar? ¡Si todos tomamos literalmente este mandamiento, todos seríamos ciegos, cojos y lisiados! No, Jesús estaba usando una figura de oratoria de que llamamos hipérbole, es decir, una exageración para crear un efecto.

Cuando dices a tu hijo, “¡Te tuve que llamar mil veces antes de que finalmente me contestaras!” es una Hipérbole. Se utiliza una hipérbole cuando se desea puntualizar algo fuertemente.

Jesús tenía un particularmente fuerte punto que estaba intentando afirmar, y es que, “el infierno es un lugar tan terrible, que valdría la pena cortarse las manos y pies y arrojar los ojos para permanecer fuera de él.” Eso me que dice que el infierno debe ser un lugar muy horrible.

Ten en cuenta que dos veces en los versos citados anteriormente, Jesús describe el infierno como un lugar de fuego. Una vez se refiere a él como un fuego eterno. En el idioma Griego, en el que originalmente escribió el Nuevo Testamento, la palabra traducida infierno es la palabra “gehenna.” Todos los oyentes de Jesús sabían exactamente de lo que Él estaba hablando cuando utilizó esa palabra.

Gehena era el nombre para el gigantesco montón de basura en el valle de Hinnom, que estaba justo afuera de las puertas de Jerusalén. El vertimiento constante de la basura de Jerusalén alimentaba frecuentemente incendios. La basura podrida y humo rancio eran nauseabundos, y lo que las llamas no consumían, las lombrices y gusanos se alimentaban de ello. Según cuenta el Evangelio de Marcos, Jesús pasó a mencionar los gusanos:

“Y si la mano causa que tropieces, córtala; es mejor que entres a la vida paralizado, de tener las dos manos, y entrar en el infierno, en el fuego inextinguible, donde su gusano no muere, y no se apaga el fuego” (Marcos 9: 43-44; énfasis añadido).

Jesús nos ama, por ello está tan firmemente advirtiéndonos de la final recompensa por nuestro pecado. El infierno es un lugar de fuego inextinguible, eterno. Las personas que terminan allí serán castigadas eternamente, tal como Jesús también dijo:

“Entonces Él también dirá a los de su izquierda, ‘apártense de mí, malditos, al fuego eterno que ha sido preparado para el diablo y su ángeles…. Y estos irán al castigo eterno, mas los justos a la vida eterna” (Mateo 25:41, 46; énfasis añadido).

En otra ocasión, Jesús describe las futuras miserias que los no salvos sufrirán perpetuamente:

“Así será al final de los tiempos; los Ángeles deberán venir y sacarán a los inicuos de entre los justos y serán arrojados en el horno de fuego; ahí será el llanto y el crujir de dientes” (Mateo 13: 49-50; énfasis añadido).

Algunos pueden objetar, diciendo, “¡Yo no creo que Dios castigará a alguien eternamente!”

Quienes hacen tal declaración no entienden quién es a quien han ofendido, el Dios del universo.

Ni comprender plenamente la terrible naturaleza de su perpetuo egoísmo.

Ni se dan cuenta cuánto Dios ama a las personas contra quienes han cometido actos egoístas.

Ni entienden la perfecta moralidad o justicia de Dios.

Ni tienen en cuenta la increíble misericordia que Dios ha mostrado a ellos toda su vida, como Él ha esperado pacientemente que se arrepientan de sus caminos egoístas.

Tampoco consideran cómo Dios repetidamente ha advertido de su terrible destino a través de los castigos inherentes que han experimentado por sus acciones egoístas, una conciencia atormentada y todas las repercusiones negativas que resultan del pecado.

Infierno en la Tierra

El sufrimiento temporal que pasamos sólo sirve para advertirnos del eterno sufrimiento al que seremos sometidos si seguimos nuestro estilo de vida egoísta.

Las personas que dicen, “Yo pienso que esta vida es todo el infierno que existe,” están al menos parcialmente en lo correcto. El mismo Dios que estableció castigos temporales en la estructura de nuestra realidad es el Dios mismo que echará a los inicuos en el infierno. Cuando sufrimos por nuestros pecados en la Tierra, estamos experimentando un poco de lo que se trata el infierno.

Por último, no hace ninguna diferencia lo que cualquiera piense. Todo lo que importa es lo que Dios ha dicho. Si Dios dice que hay un infierno eterno donde personas sufrirán eternamente, entonces así es como es. No hace ninguna diferencia lo que nadie piensa, y nadie tiene derecho a juzgar a Dios.

Como Dios mismo dijo a través del profeta Isaías:

“¡Ay del que pleitea con su Hacedor! ­¡el tiesto con los tiestos de la tierra! ¿Dirá el barro al que lo labra: ‘¿Qué haces?’” (Isaías 45:9).

Lo que es más importante, la persona que dice que piensa que Dios nunca podría enviar a cualquier persona a un infierno eterno ha fallado en tener algo más en cuenta: que Dios ha proporcionado una forma mediante la cual cada persona puede escapar del castigo que merece.

De hecho, el precio por la provisión de ese potencial escape ha sido pagado por Dios mismo – quien padeció sufrimiento increíble para que esa misericordia pudiera mostrarse para nosotros.

Es de lo que se trata el próximo capítulo. Es el capítulo para el que te he estado preparando. ¡Espero que, para este momento, ya estes más que listo para responder a la mejor noticia que cualquier oído nunca ha escuchado!

“Porque Dios encerró á todos en incredulidad, para tener misericordia de todos. ¡Oh profundidad de las riquezas de la sabiduría y de la ciencia de Dios! ­¡Cuán incomprensibles son sus juicios, e inescrutables sus caminos!” (Romanos 11: 32 – 33).

Nota final

1. Ver Mateo 3:7, 3:10-12, 5:20, 5:22, 5:29, 7:1-2, 7:13-14, 7:19, 7:21-23, 7:26-27, 8:12, 10:15, 10:28, 10:33, 11:22, 11:24, 12:32, 12:36-37, 12:41-42, 13:30, 13:41-42, 13:49-50, 15:13-14, 18:6-9, 18:34-35, 21:41-44, 22:7, 22:11-13, 23:13-15, 23:33, 24:21-31, 24:37-42, 24:48-51, 25:11-13, 25:30, 25:41, 25:46, 26:24