Así que ahora eres un nuevo creyente en Jesucristo. ¡Feliz día de nacimiento espiritual!
¿Qué hacer ahora? Por supuesto, tu motivación para vivir ha sido radicalmente cambiada. Ahora la ambición de tu vida es agradar a Dios. Lo amas, y porque lo amas, Lo quieres obedecer.
A los ojos de Dios, eres un bebé espiritual totalmente nuevo, y Él quiere que crezcas espiritualmente. Él quiere que seas como Jesús. Eso llevará algún tiempo. Será necesario un esfuerzo de tu parte.
En este breve capítulo, quiero compartir contigo lo que debes hacer para comenzar tu viaje espiritual. Ten en cuenta que nuestro objetivo, por supuesto, es llegar a ser como Jesús.
Lectura de la Biblia
Obviamente, si quieres llegar a ser como Jesús, tendrás que llegar a conocerlo. Hay cuatro registros de su vida, llamados los Evangelios, que figuran en el Nuevo Testamento. Escritos por Mateo, Marcos, Lucas y Juan, cada autor cuenta la historia de Jesús desde una perspectiva un poco diferente, por lo que necesitas leerlos todos.
Después de los Evangelios, el libro de los Hechos habla de la Iglesia primitiva, sus líderes y la propagación del Evangelio.
A continuación encontrarás una colección de cartas escritas a los primeros cristianos de parte de Pablo, Santiago, Pedro, Juan y Judas. Todos estos hombres fueron inspirados por el Espíritu Santo para escribir sus cartas. Eso significa que usted puede leerlas como cartas de amor personales de parte de Dios.
Debes leer esas cartas después de haber terminado los cuatro Evangelios. Es importante leer el Nuevo Testamento antes de comenzar a leer el Antiguo Testamento. El Nuevo Testamento fue escrito para cristianos, personas que viven bajo el nuevo pacto (o promesas) que Jesús inauguró. Ustedes están viviendo bajo ese nuevo pacto con Dios.
Te puedo garantizar que no vas a entender todo lo que lees en la Biblia la primera vez, pero no te preocupes por eso, sólo aplica lo que entiendes. Cuanto más leas y estudies la Biblia, más aprenderás. La Biblia es un libro tan maravilloso que se puede leer una y otra vez miles de veces y todavía no saber todo lo que hay que saber. Los animo a leer una porción de la Biblia todos los días.
Encontrar una Iglesia
También tendrás que asistir a una iglesia regularmente donde la Biblia es fielmente predicada. Por desgracia, el verdadero Evangelio no es predicado en todas las iglesias, por lo que hay que tener cuidado.
¿Cómo se puede encontrar una buena iglesia para asistir? En primer lugar, pregúntale a la persona que te dio este libro. Lo más probable es que él o ella han nacido de nuevo y asiste a una iglesia donde se predica la Biblia.
Cuando estás en una iglesia donde la gente nace de nuevo, son cálidos y amigables. Si te sientes incómodo, no estás entre cristianos verdaderos. Sigue buscando. Asegúrate de que la iglesia a la que asistes está llena de cristianos verdaderos no sólo de personas religiosas que creen que son cristianos.
Dios también utilizará a otros cristianos para ayudarte a crecer espiritualmente. Ellos son tus hermanos y hermanas mayores, espiritualmente hablando. Esa es otra manera de saber si estás en una iglesia donde la gente realmente entiende el evangelio -muchas veces se refieren el uno al otro como su hermano “hermanos y hermanas en Cristo.”
Otra manera de determinar si estás en una buena iglesia es preguntar al pastor si él está de acuerdo con el mensaje contenido en este libro. Si un pastor no está de acuerdo con el mensaje fundamental de la muerte de Jesús en la cruz para la propiciación de nuestros pecados y que somos salvos por medio del arrepentimiento y la fe en Jesús, entonces el pastor mismo necesita ser salvado.
Hay muchos puntos de vista diferentes sobre asuntos doctrinales menores entre las iglesias y ministros, pero todos los verdaderos cristianos están de acuerdo en el Evangelio bíblico básico. Si el pastor no cree el mensaje del Evangelio sencillo, encuentra uno que sí.
Un pastor llamado por Dios está especialmente equipado con ciertos dones que lo habilitan para ayudarte a crecer. Definitivamente necesitas colocarte bajo el cuidado de una relación amorosa, de un pastor que predica la Biblia. Él es un regalo de Dios para ti.
El Bautismo en Agua
Pídele a tu nuevo pastor que te bautice en agua tan pronto como sea posible. Jesús dijo: “El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado” (Marcos 16:16). Por supuesto, ser bautizado no te salva, pero es una de las primeras cosas que autentifica el verdadero arrepentimiento y la fe.
Si tu pastor dice que no es importante ser bautizado, sigue buscando una buena iglesia. Es probable que si un pastor no obedece el mandamiento claro y simple de bautizar a los nuevos creyentes, no seguirá la Biblia en muchas otras áreas también.
Es posible que hayas sido bautizado cuando eras un bebé en una iglesia, o tal vez no, pero no hace ninguna diferencia. La Biblia enseña que cada uno debe ser bautizado después de que él o ella profesan la fe en Jesucristo como Salvador. Tu bautismo de infante no tuvo nada que ver con tu propia aceptación personal de Jesús.
¿Por qué el bautismo en agua es tan importante? Debido a que es un símbolo de lo que le sucedió a Jesús y a ti. Jesús murió, fue sepultado y resucitó de entre los muertos. ¡También, en Cristo, has muerto, sido sepultado, y vuelto a la vida como una persona completamente nueva, lavada y purificada del pecado!
Compartiendo el Evangelio
No tienes ninguna duda de que ya sientes la urgencia de decir a los demás lo que has aprendido. Sabes que si no se arrepienten y creen en el Evangelio, van a pasar la eternidad en el infierno. El amor de Dios en ti es lo que hace que la compasión por la gente no salva brote de tu corazón.
Te recomiendo que vayas poco a poco a medida que comienzas a compartir tu nueva fe con los demás. Lo digo porque yo cometí muchos errores cuando comencé a “testificar” a mis amigos inconversos. Por lo general, terminé discutiendo sobre puntos doctrinales menores del credo de su iglesia particular, en lugar de comunicar eficazmente el evangelio simple del amor de Dios expresado a través del sacrificio de Jesús.
Para empeorar las cosas, me encontré como un sábelo-todo y ahora me doy cuenta de que era demasiado agresivo con mis conversos potenciales. Así que recomiendo empezar por orar a diario por tus amigos y familiares que aún no se han salvado.
Antes de contarles sobre el cambio que ha ocurrido en tu vida, tienes que demostrar una vida cambiada. Cuando se den cuenta del cambio y te comiencen a preguntar que ha sucedido, entonces es un buen momento para suavemente y respetuosamente decirles lo que Dios ha hecho por ti (ver 1 Pedro 3:15-16). Si se ríen, no tomes represalias o critiques sus creencias particulares. Perdónalos, continúa orando por ellos, y busca oportunidades donde los puedas servir. El amor puede derretir un corazón endurecido.
Ten cuidado de no representar inconscientemente una actitud de “soy más santo que tú” hacia los que no son salvos. Obviamente, no vas a participar más en las prácticas pecaminosas de aquellos que no creen en Jesús, pero hay que tomar precauciones para que los demás no piensen que crees que eres mejor que ellos. No olvides nunca que una vez actuaste como ellos lo hacen y que es sólo porque escuchaste el Evangelio y respondiste que ya no vives más una vida de pecado. Somos salvos solo por la misericordia de Dios, por lo que ciertamente no tenemos derecho de estar orgullosos.
Si pasas mucho tiempo con los no creyentes no receptivos, te deslizas espiritualmente. Esa es otra razón por la que hay que tener comunión con otros cristianos con regularidad y no sólo en la iglesia. A medida que creces espiritualmente, tus amigos más cercanos serán los que son parte de tu familia-la familia espiritual de Dios.
La Oración
Porque Dios es ahora tu Padre, querrás aumentar tu relación con Él. No tienes que estar en la iglesia para hablar con Él, porque Él está contigo y en ti todo el tiempo por el Espíritu Santo. Él quiere que disfrutes de comunión con Él todo el día.
Cuando ores, no es necesario usar un lenguaje especial. Simplemente habla con Dios como hablarías con tu padre porque Él es tu Padre. Por supuesto, ¡habla con mucho respeto! Al orar y pedirle a Dios por algo, asegúrate de que lo que estás pidiendo está en Su voluntad, en base a una promesa que has encontrado en la Biblia. Entonces puedes orar con fe, con la certeza de que Dios te dará a tu petición.
El apóstol Juan escribió:
Y esta es la confianza que tenemos en él, que si pedimos alguna cosa conforme a su voluntad, él nos oye. Y si sabemos que él nos oye en cualquiera cosa que pidamos, sabemos que tenemos las peticiones que hemos pedido de Él (1 Juan 5:14-15).
Cuando los discípulos de Jesús una vez le pidieron que les enseñara a orar, Él les dijo:
“Orad, pues, de esta manera: ‘Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre. Venga tu reino. Hágase tu voluntad, así en la tierra como en el cielo. Danos hoy nuestro pan de cada día. Y perdónanos nuestras deudas, como también nosotros hemos perdonado a nuestros deudores. Y no nos metas en tentación, mas líbranos del mal. Porque tuyo es el reino, y el poder, y la gloria, por siempre. Amen. “(Mateo 6:9-13)
Jesús no esperaba que sus seguidores memorizaran y repitieran continuamente esta oración exacta cada vez que oraran. Esta corta oración, sin embargo, es un maravilloso modelo a seguir para nosotros.
En primer lugar, debemos darnos cuenta de que estamos orando a nuestro Padre con quien tenemos una relación. Somos niños hablando a nuestro Padre, ¡no mendigos extranjeros hablando a un dictador!
En segundo lugar, nuestro deseo debe ser ante todo que el reino de Dios venga y que Su voluntad sea hecha en la Tierra en la misma medida que esta siendo hecha en el Cielo. Por supuesto, la voluntad de Dios se hace a la perfección en el Cielo porque todos son completamente obedientes a Dios. Debe ser nuestro supremo deseo que todos en la Tierra le obedezcan también. Más que nada, debemos desear que el reino de Dios se expanda en la Tierra a medida que más personas escuchen el evangelio verdadero y se sometan a Él con fe obediente.
Si nuestras prioridades están en orden, nuestras oraciones por nuestras necesidades personales temporales ocuparán el segundo lugar después de nuestro deseo por que el reino de Dios venga y que Su voluntad sea hecha en la Tierra. Después oramos por nuestro pan de cada día después de haber orado por lo que es más importante. La mayoría de los cristianos en América no necesitan pedir a Dios por el pan diario de todos modos, porque ya tenemos más comida de la que necesitamos. Siendo esto así, sería mejor que pidiéramos a Dios que supla las necesidades de sus hijos más pobres, y preguntarnos qué podemos hacer para ayudar.
Tratar con el Pecado en Nuestras Vidas
Debido a que nuestro deseo supremo es que la voluntad de Dios se haga así en la Tierra como en el Cielo, y porque sabemos que Dios quiere que seamos santos, y porque el Espíritu Santo vive en nosotros, nos sentimos muy mal cuando pecamos. Gracias a Dios que podemos pedir y recibir perdón, tal como Jesús nos dijo en su oración modelo.
Cuando por primera vez te arrepentiste y recibiste a Cristo como Salvador, eso no significa que inmediatamente empezaste a vivir una vida de perfección sin pecado. La razón es que, cuando te arrepientes primero, sólo te puedes arrepentir de los pecados de los que eres consciente.
Mientras continúas creciendo espiritualmente, Dios revelará otras áreas de tu vida que necesitan de arrepentimiento. Ese es el proceso que se menciona en la Biblia como la santificación. La santificación es una obra progresiva en tu vida.
Tenemos que tener en mente que cuando tropezamos, no quiere decir que no somos salvos. Sólo significa que no somos perfectos todavía. El apóstol Santiago escribió: “Porque todos ofendemos muchas veces” (Santiago 3:2). Por supuesto, caer en el pecado y voluntariamente participar en el pecado no es la misma cosa. Aquellos que están practicando el pecado voluntariamente sin preocupación no son verdaderamente salvos.
Como cristianos, somos tentados a menudo, y aunque tenemos una nueva naturaleza en nuestros espíritus, todavía poseemos la vieja naturaleza pecaminosa, algo que el apóstol Pablo llama la carne. Nuestra responsabilidad es seguir la nueva naturaleza interna que nos lleva a obedecer a Dios, y resistir a la vieja naturaleza que nos tienta a hacer el mal. Debido a que el poder del pecado ha sido quebrantado sobre nosotros, ya no tenemos que pecar más. El Espíritu Santo dentro de nosotros es mucho más poderoso que cualquier tentación. Debemos desarrollar nuestra fe en Su capacidad para guardarnos de todo pecado.
¿Qué debes hacer si pecas después de tu arrepentimiento inicial? El apóstol Juan nos dice que “si confesamos nuestros pecados, Él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados y limpiarnos de toda maldad (1 Juan 1:9, énfasis añadido). Una vez que confesamos nuestros pecados, quedan perdonados por Dios, por medio de la muerte de Jesús.
Sin embargo, como Jesús también explicó en su modelo de oración, el perdón de Dios está condicionado a nuestro perdonar a otros que han pecado contra nosotros. No podemos esperar misericordia si no mostramos misericordia. Jesús dijo: “Porque si perdonáis a los hombres sus ofensas, vuestro Padre celestial también os perdonará a vosotros. Pero si no perdonáis a los hombres, tampoco vuestro Padre os perdonará vuestras ofensas “(Mateo 6:14-15). Debemos perdonar a todos y cada uno que nos lo pida si queremos que Dios nos perdone cuando se lo pedimos.
Una palabra de advertencia
Satanás no tiene poder sobre ti, pero él es un maestro en el engaño, y es el principal medio que utiliza para tropezar a los cristianos. La manera de evitar ser engañado es saber lo que Dios ha dicho y luego hacer lo que Él ha dicho.
La Palabra de Dios es tu mayor arma espiritual. Cuando Jesús fue tentado por el diablo, él siempre respondía citando y obedeciendo la Palabra de Dios. Así deberíamos nosotros hacerlo.
Si alguna vez piensas que Dios te ha hablado de hacer algo que contradice lo que Él ya ha dicho en la Palabra escrita, estás equivocado porque Dios nunca se contradice a sí mismo.
Y por último…
Si has nacido de nuevo a través de la lectura de este libro, ¿serías tan amable de escribir una breve nota y decirme? Lo apreciaría grandemente, y me llenaría de alegría oír de otra persona que se ha convertido en un miembro de la familia mundial de Dios. Puedes escribirme a: P.O. Box 12854, Pittsburgh, PA, 15241. ¡Gracias! ¡Espero con interés escuchar de ti!