SALMO
¡Perdonado! 
Un poema de David. 
1 Qué afortunados son aquellos rebeldes 
a quienes Dios les perdona sus pecados. 
2 Qué afortunados son los que el SEÑOR considera inocentes 
porque no mintieron en cuanto a sus pecados. 
3 Todos los días que seguía orando, 
sin confesar mis pecados, 
me debilitaba cada vez más. 
4 Dios mío, tú hacías mi vida cada día más difícil. 
Llegué a ser como tierra que se seca en verano. 
Selah
 
5 Entonces, decidí confesarte todos mis pecados; 
no escondí ninguna de mis culpas. 
Decidí confesarte mis errores, SEÑOR, 
y tú perdonaste todas mis culpas. 
Selah
 
6 Por eso, todos tus seguidores deben orar a ti. 
Y así, aunque estén en mil dificultades, nada malo les sucederá. 
7 Tú eres mi refugio, 
me rodeas y proteges. 
Por todos lados te escucho gritándome alegremente 
que tenga en cuenta que tú me has salvado.* Por todos lados […] me has salvado Textualmente Me rodeas de gritos de salvación. 
Selah
 
8 «Te enseñaré y te mostraré el camino; 
te estaré observando y seré tu guía. 
9 No sean como el caballo 
o como el mulo sin entendimiento, 
a los que hay que sujetar con rienda y freno 
porque si no, no se acercan a ti». 
10 Los perversos reciben muchos sufrimientos. 
En cambio, quien confía en el SEÑOR está protegido por el fiel amor de Dios. 
11 Por eso alégrense y sean felices en el SEÑOR. 
Alégrense todos ustedes gente honesta. 
