SALMO
Me pongo en tus manos
Oración de David.
¡SEÑOR, escúchame!
¡Responde a mi petición,
que soy pobre y necesitado!
Protege mi vida, porque te soy fiel.
Tú eres mi Dios, yo soy tu siervo;
confío en ti, sálvame.
Ten compasión de mí, Señor,
pues a toda hora pido tu ayuda.
Señor, pongo mi alma en tus manos;
llena mi vida de alegría, pues yo soy tu siervo.
Eres bueno y perdonas, Señor;
es abundante tu fiel amor para todos los que te piden ayuda.
SEÑOR, escucha mi oración,
presta atención porque te pido compasión.
Yo acudo a ti cuando estoy en problemas,
porque sé que me responderás.
No hay ningún dios como tú, Señor;
nadie puede hacer lo que tú haces.
Tú creaste a todos los seres humanos, Señor.
Ellos vendrán a inclinarse ante ti
y adorarán tu nombre.
10 ¡Tú eres grandioso y haces maravillas!
Tú y sólo tú eres Dios.
11 SEÑOR, enséñame tu camino,
quiero vivir según tus enseñanzas.
Haz que me consagre a ti de todo corazón,
para que te pueda honrar como es debido.
12 Señor mi Dios, yo te alabo de todo corazón;
adoraré tu nombre por siempre.
13 El fiel amor que me tienes es muy grande;
me has rescatado del lugar de los muertos.
14 Gente arrogante me ataca, Dios mío;
una pandilla de violentos busca matarme.
Ellos no te tienen ningún respeto.
15 Señor, tú eres un Dios compasivo y bondadoso,
un Dios que no se enoja con facilidad;
lleno de fiel amor y fidelidad.
16 Así que escúchame y ten compasión de mí.
Soy siervo e hijo de una sierva tuya,
muéstrame tu poder y sálvame.
17 Dame una señal de tu favor.
Haz que mis enemigos la vean y se sientan avergonzados.
Tú, SEÑOR, has sido mi ayuda y consuelo.