En dos capítulos anteriores, comparé el papel bíblico del pastor con el rol del pastor institucional de hoy en día. Sin embargo, todavía se puede decir más acerca del ministerio del pastor.
Para entender completamente lo que la escritura enseña acerca del oficio de pastor, debemos entender tres palabras griegas claves. En el lenguaje griego estas palabras son (1) poimen, (2) presbuteros y (3) episkopos. Estas palabras consecutivamente se traducen (1) pastor, (2) anciano y (3) superintendente u obispo.
La palabra poimen se encuentra dieciocho veces en el Nuevo Testamento y se traduce como pastor (relacionado al cuido de ovejas) diecisiete veces y como pastor (referente a ser un ministro) una vez. La forma verbal de esta palabra, poimaino se encuentra once veces y se traduce pastor (cuido de ovejas).
La palabra griega presbuteros se encuentra sesenta y seis veces en el Nuevo Testamento. Sesenta de estas veces se traduce como anciano o ancianos.
Finalmente, la palabra griega episkopos se encuentra cinco veces en el Nuevo Testamento y se traduce como superintendente cuatro veces. La versión Reina Valera la traduce como obispo. Estas tres palabras se refieren a la misma posición en la iglesia y se usan indistintamente. Cuando el apóstol Pablo establecía iglesias, él dejaba ancianos (presbuteros) a cargo de las congregaciones locales (ver Hechos 14:23; Tito 1:5).
Su responsabilidad era ejercer como superintendentes (episkopos) y pastorear (poimaino) su rebaño. Por ejemplo, en Hechos 20:17 leemos:
“Desde Mileto a Éfeso, hizo llamar a los ancianos [presbuteros] de la iglesia” (énfasis agregado).
¿Y qué fue lo que Pablo dijo a estos ancianos?
“mirad por vosotros y por todo el rebaño en que el espíritu Santo os ha puesto por obispos [episkopos] para apacentar [poimaino] la iglesia del Señor, la cual él ganó por su propia sangre” (Hechos 20:28, énfasis agregado).
Nótese que estas tres palabras griegas se pueden intercambiar. No son tres diferentes oficios. Pablo dijo a los ancianos que ellos eran obispos y tenían que actuar como pastores.
Pedro escribe en su primera epístola:
“Ruego a los ancianos [presbuteros] que están entre vosotros, yo, anciano también con ellos y testigo de los padecimientos de Cristo, que soy también participante de la gloria que será revelada: apacentad [poimaino] la grey de Dios que está entre vosotros, cuidando de ella, no por fuerza, sino voluntariamente; no por ganancia deshonesta, sino con ánimo pronto, no como teniendo señorío sobre los que están a vuestro cuidado, sino siendo ejemplos de la grey. Y cuando aparezca el Príncipe de los pastores, vosotros recibiréis la corona incorruptible de gloria” (1 Pedro 5:1-4, énfasis agregado).
Pedro dijo a los ancianos que pastorearan sus rebaños. El verbo que aquí se traduce como apacentar se traduce (en su forma sustantiva) como pastor en Efesios 4:11:
“Y Él [Jesús] mismo constituyó a unos apóstoles; a otros, profetas; a otros, evangelistas; a otros, pastores y maestros” (énfasis agregado).
Esto también nos lleva a creer que los ancianos y los pastores son los mismos.
Pablo también usó la palabra anciano (presbuteros) y obispo (episkopos) indistintamente en Tito 1:5-7:
“Por esta causa te dejé en Creta, para que corrigieras lo deficiente y establecieras ancianos en cada ciudad, así como yo te mandé…..es necesario que el obispo sea irreprochable” (énfasis agregado).
Por esto no sería razonable debatir que el oficio de pastor, anciano y superintendente u obispo no es un mismo oficio. Cualquier cosa que está escrita acerca de los superintendentes y ancianos en el Nuevo Testamento y sus epístolas aplica a los pastores.