Este puede ser un buen momento para cada ministro que está leyendo este libro, de hacerse la misma pregunta que el Espíritu Santo me había hecho. “¿Si la gente que yo ministro muriera ahora mismo y estuvieran en el juicio de las ovejas y los cabritos, cuantos serían cabritos y cuantos serían ovejas?” Cuando los ministros de cualquier congregación tratan a las personas que están actuando como cabritos como a personas que tienen su salvación segura, les están enviando un mensaje opuesto a lo que Dios quiere que se les diga. Este tipo de ministro está trabajando en contra de Cristo. Él está diciendo lo contrario de lo que Jesús dijo a este tipo de gente en Mateo 25: 31-46. Lo que Jesús quería en este pasaje específicamente era advertir a los cabritos. Él no quería que estas personas pensaran que estaban listas para ir al cielo.
Jesús dijo que todos los hombres sabrían que somos sus discípulos cuando nos amáramos los unos a los otros (ver Juan 13:35). Por supuesto que Él habla de un amor que sobrepasa el amor que se demuestran los no creyentes. De otro modo sus discípulos no se hubieran podido distinguir de los no creyentes. La clase de amor de la que Jesús habló era un amor de auto-sacrificio cuando nos amamos como Él nos amó, dando nuestras vidas los unos por los otros (ver Juan 13:34; 1 Juan 3:16- 20). Juan también escribió que nosotros sabíamos que habíamos pasado de muerte a vida, esto es, que habíamos nacido de nuevo, cuando nos amamos los unos a los otros (1 Juan: 3:14). Las personas que se quejan, hablan en contra u odian a los ministros que enseñan acerca de los mandamientos de Jesús, ¿exhiben realmente un amor que los ha hecho nacer de nuevo? No, son cabritos camino al infierno.