Finalmente, llegamos a la quinta oración en este pasaje. Nótese cómo se relaciona con las otras oraciones al comenzar con “Por tanto”:
“Por tanto, el que se avergüence de mí y de mis palabras en esta generación adúltera y pecadora, también el Hijo del Hombre se avergonzará de él cuando venga en la gloria de su Padre con los santos ángeles.” (Marcos 8:38).
De nuevo, esta es la persona que no se negaría a sí misma, sino que seguiría su propia agenda, procurando lo que el mundo ofrece y que, al final, perderá su vida y su alma. Ahora bien, esta persona se caracteriza por ser alguien que se avergüenza de Jesús y sus palabras. Por supuesto que su vergüenza viene de su incredulidad. Si hubiera creído verdaderamente que Jesús es el Hijo de Dios, ciertamente no se avergonzaría de Él ni de sus palabras. Pero es miembro de una “generación adúltera y pecadora” y Jesús se avergonzará de él cuando vuelva. Claramente, Jesús no estaba describiendo a una persona salva.
¿Cuál es la conclusión de todo esto? Todo el pasaje no puede ser considerado adecuadamente como un pasaje que habla de un mayor compromiso para aquellos que ya están camino al cielo. Este pasaje es efectivamente, una revelación del camino a la salvación comparando a aquellos que son salvos con los que no lo son. Las personas salvas creen en el Señor Jesucristo y por eso se niegan a sí mismas por amor a Él, mientras que las que no son salvas, no demuestran esta fe obediente.