Ningún pastor/anciano/superintendente de una iglesia en la casa sufría de “agotamiento” ministerial por las responsabilidades pastorales, algo que se oye hoy en día en la iglesia moderna. (Un estudio reportó que 1,800 pastores están dejando el ministerio por mes en los Estados Unidos). El ministro a cargo de la iglesia en una casa tenía sólo un rebaño pequeño y si su rebaño suplía sus necesidades financieras, de modo que el ministerio fuera su vocación, él de hecho tenía tiempo para orar, meditar, predicar el evangelio a los no creyentes, ayudar al pobre, visitar y orar por el enfermo, y pasar bastante tiempo formando nuevos discípulos para que hicieran todas las cosas que él hacía. La administración de la iglesia era muy simple.
Él trabajaba en unidad con los otros ancianos/pastores/superintendentes en su región. No existía la necesidad de tener “la iglesia más grande del pueblo” o competir con sus compañeros pastores para ver quien tenía “el mejor ministerio de jóvenes” o “el mejor programa para los niños en la iglesia”. La gente no iba a las iglesias para juzgar qué tan bueno era el grupo de alabanza o cuánto entretenía el pastor. Ellos habían nacido de nuevo y amaban a Jesús y a su gente. Ellos amaban el comer juntos y compartir los dones que Dios les había dado. Su meta era obedecer a Jesús y estar preparados para estar de pie ante el trono de Su juicio.
De seguro había problemas en las iglesias en casas, como lo indican las Epístolas. Pero muchos de los problemas que inevitablemente llegan a las iglesias modernas y obstaculizan la formación de discípulos no existían en la iglesia primitiva, simplemente porque su modelo de iglesia local era tan diferente al que surgió después del tercer siglo y desde la Edad Media. De nuevo, permítase entender este hecho: No existieron edificios para las iglesias hasta el comienzo del cuarto siglo. Si hubieras vivido durante los primeros tres siglos, ¿Cómo se diferenciaría tu ministerio del que tienes ahora?
En resumen, entre más nos acerquemos a los modelos bíblicos, más efectivo será el alcanzar la meta de Dios de hacer discípulos. El gran impedimento para un discipulado en las iglesias hoy en día, se debe a las prácticas y estructuras no bíblicas.