Esto nos lleva a la segunda ventaja que las iglesias en las casas tienen ante las iglesias institucionales: El modelo de la iglesia en la casa promueve una mayordomía divina de los recursos de sus miembros, que ciertamente es un aspecto enormemente importante del discipulado.[1] Ningún dinero se gastaba en un edificio para la iglesia, comprándolo, rentándolo, arreglándolo, expandiéndolo, remodelándolo, comprando sistemas de aire acondicionado o de calefacción. Por consiguiente, lo que se hubiera gastado en estos edificios se usó para alimentar y vestir al pobre, extender el evangelio, y hacer discípulos, así como se hizo en el libro de los Hechos. ¡Piensa en todo lo bueno que se podría haber hecho para el reino de Dios, si los billones de dólares que se han gastado en edificios para las iglesias, se hubieran usado para difundir el evangelio y servir al pobre! Casi es inimaginable.
Además de esto, las iglesias en las casas con no más de veinte personas eran dirigidas por ancianos-pastores-superintendentes “fabricantes de tiendas” (sin necesidad de pago), una posibilidad real, ya que había cierto número de creyentes maduros en la iglesia casera. Estas iglesias prácticamente no requerían de dinero para operar.
Por supuesto que la Biblia parece indicar que los ancianos-pastores-superintendentes deberían ser pagados en proporción a su labor, de este modo, los que se dedicaban al ministerio a tiempo completo, podían vivir de eso diariamente (ver 1 Timoteo 5:17-18). Diez asalariados que sostengan con sus diezmos a la iglesia en la casa son suficientes para mantener a un pastor y sus necesidades para vivir. Cinco personas que diezmen en la iglesia casera son suficientes para que un pastor pueda dedicar la mitad de su semana laboral al ministerio.
Al seguir el modelo de la iglesia en la casa, el dinero que se usaría para construir edificios, estaría libre para pagar a los pastores, así que los pastores institucionales no tienen que temer si las iglesias en casas proliferan. Al contrario, esto puede hacer que otros hombres y mujeres hagan realidad el deseo que Dios ha plantado en sus corazones de servirle a Él en un ministerio vocacional.[2] Esto podría ayudar a alcanzar la meta de hacer discípulos. Asimismo, una iglesia en la casa con veinte asalariados podría dar potencialmente la mitad de su salario para las misiones internacionales y para ayudar al pobre.[3]
Si una iglesia institucional se divide en varias iglesias en casas, los que podrían perder su salario en la obra serían los administradores y miembros de apoyo a programas y, tal vez, algunos miembros del personal con ministerios especiales (por ejemplo, ministerios de jóvenes y niños que suelen existir en instituciones grandes) que no desean cambiar su ministerio, con poca base bíblica, por uno que sí la tiene. Las iglesias en las casas no necesitan ministerios para jóvenes o niños, porque la Biblia entrega esta responsabilidad a los padres, y la gente que se reúne en estas casas generalmente se concentra en seguir lo que dice la Biblia en vez de seguir las normas de la cristiandad cultural. Los jóvenes cristianos que no tienen padres pueden incorporarse a una de estas iglesias y ser discipulados al igual que lo harían en una iglesia institucional. ¿Alguno se pregunta por qué no se menciona la existencia de pastores de jóvenes o pastores de niños en el Nuevo Testamento? Estos tipos de ministros no existieron en los primeros 1900 años de la cristiandad. ¿Por qué de repente estos ministerios son tan necesarios ahora y, primordialmente, en los países ricos de occidente?[4]
Finalmente en las naciones que son particularmente pobres, los pastores encuentran casi imposible el rentar o poseer un edificio para la iglesia sin la ayuda de los cristianos de occidente. Las indeseables consecuencias de esta dependencia han sido muchas. Sin embargo, el hecho es que por trescientos años este problema no existió en los cristianos. Si tú eres un pastor en una nación en desarrollo cuya congregación no puede sostener su propio edificio, no tienes que atraer la atención de algunos norteamericanos con la esperanza de obtener oro. Dios ya ha resuelto el problema. Tú no necesitas un edificio para tu iglesia para hacer discípulos exitosamente. Sólo sigue el modelo bíblico.
[1] Ver “Stewardship and Money” uno de los temas bíblicos de la página de Internet, [2] Aunque puede sonar muy radical, la única razón real por la que los edificios para las iglesias son necesarios, es por la falta de líderes que puedan supervisar iglesias en las casas pequeñas, lo cual es el resultado del poco discipulado de líderes en potencia en las iglesias institucionales. ¿Podría ser que los pastores de grandes iglesias institucionales sean los verdaderos culpables de robar el ministerio a algunos ministros llamados por Dios en su congregación? Sí.
[3] Esta medida de uno a diez o veinte personas no puede ser considerada como una carga dentro del modelo bíblico de Jesús quien discipuló doce hombres y Moisés que delegó a diez jueces (ver Éxodo 18:25). La mayoría de los pastores institucionales supervisan a más cantidad de gente de la que son capaces de supervisar.
[4] También deberíamos preguntarnos por qué no hay “pastores principales o generales”, “pastores asociados” o “pastores asistentes” mencionados en la Escritura. De nuevo, estos títulos que parecen tan esenciales en la iglesia moderna debido a su estructura, no fueron necesarios en la iglesia primitiva debido a su estructura. La iglesia en la casa con veinte personas no necesitaba un pastor principal, uno asociado y otro asistente.