Una Objeción Final

(A Final Objection)

Con frecuencia se dice que el mundo occidental, en donde la cristiandad ya es parte de la cultura, nunca aceptaría la idea de congregaciones reuniéndose en las casas. Por eso ha sido tan discutido el hecho de que debemos permanecer con el modelo institucional.

En primer lugar, se ha comprobado que esto no es verídico, pues el movimiento de la iglesia en la casa rápidamente está ganando aceptación en el mundo occidental.

Segundo, las personas generalmente se gozan al reunirse en casas para celebrar fiestas, cenas, confraternidades, estudios bíblicos y células. Por lo tanto, para aceptar la idea de una iglesia en la casa, sólo hay que ajustar un poco más la forma de pensar.

Tercero, es cierto que la gente religiosa, “cabritos espirituales”, nunca aceptarán el concepto de las iglesias en las casas. Ellos no harían nada que potencialmente les haga aparecer extraños ante sus vecinos. Pero los verdaderos discípulos de Jesucristo ciertamente aceptarán el concepto de las iglesias en casas, una vez que hayan entendido las bases bíblicas. Pronto se darán cuenta de lo innecesario que son los edificios de las iglesias para lograr el discipulado. Si quieres construir una gran iglesia con “madera, heno y paja” (ver 1 Corintios 3:12), sí necesitarás el edificio, no obstante, este se quemará todo al final. Pero si quieres multiplicar discípulos y formadores de discípulos, construyendo la iglesia de Jesucristo con “oro, plata y piedras preciosas”, entonces no necesitarás desperdiciar el dinero y la energía en edificios.

Es interesante que el más grande movimiento local evangelístico en el mundo de hoy, el movimiento “regreso a Jerusalén” de las iglesias en las casas de China, ha adoptado una estrategia específica para evangelizar la ventana 10/40. Ellos dicen, “¡No tenemos el deseo de construir ningún edificio para una iglesia en ningún lado! Esto facilita la rápida expansión del evangelio, dificulta su detección por parte de las autoridades y nos capacita para encauzar nuestros recursos directamente al ministerio del evangelio.” [1] ¡Verdaderamente un ejemplo sabio y bíblico que debemos seguir!


[1] El Hermano Yun, Regreso a Jerusalén, p. 58.