En las tiendas de libros y artículos cristianos en los Estados Unidos y Canadá hay secciones enteras de libros para el crecimiento de la iglesia. Estos libros y sus conceptos se han expandido alrededor del mundo. Los pastores están ansiosos por saber cómo incrementar la audiencia de sus iglesias. Por lo tanto, con frecuencia están dispuestos a adoptar el consejo de los pastores de las mega-iglesias estadounidenses que miden su éxito por el tamaño de sus congregaciones y el número de gente que llega los domingos.
Sin embargo, los que tienen un poco más de discernimiento saben que la audiencia y el tamaño del edificio no es una indicación de su calidad para hacer discípulos. Algunas iglesias estadounidenses han crecido al lado de ciertas doctrinas que son una distorsión de la verdad bíblica. Yo he hablado con pastores alrededor del mundo que se han quedado atónitos al saber que las multitudes de pastores en los Estados Unidos creen y proclaman que una vez que la persona es salva, nunca más podrá perder su salvación sin importar lo que crea o el modo de vida que tenga. De la misma manera, muchos pastores estadounidenses proclaman un evangelio pobre de una gracia barata, haciendo pensar a la gente que se han ganado el cielo sin la necesidad de vivir una vida íntegra. Otros cuantos proclaman el evangelio de la prosperidad, aumentando la avaricia de la gente por medio de una religión para hacerse más tesoros de los que pueden tener sobre la tierra. Estos son pastores que tienen unas técnicas de crecimiento para las iglesias que no deben ser imitadas.
Yo he leído libros acerca del crecimiento de la iglesia y tengo sentimientos encontrados acerca de lo que he leído. Muchos de estos contienen estrategias y consejos que en cierto grado son correctos y bíblicos, lo cual hace valiosa su lectura. Sin embargo, casi todos se basan en los 1700 años del modelo de la iglesia institucional, en vez de basarse en el modelo bíblico de la iglesia. Por lo tanto, el enfoque no está en construir el cuerpo de Cristo a través de la multiplicación de discípulos y formadores de discípulos, sino en construir congregaciones institucionales individuales, las cuales necesitan de grandes edificios, de más personal especializado y de más programas, con una estructura que se parece más a una corporación de negocios que a una familia.
Algunas estrategias modernas para el crecimiento de las iglesias parecen sugerir que, sólo con el objetivo de ganar números, los cultos de las iglesias tienen que ser más atractivos para la gente que no quiere seguir a Jesús. Se aconseja sólo sermones positivos, una adoración sin ninguna expresión del Espíritu, muchas actividades sociales, que el dinero nunca se mencione, y así sucesivamente. Esto no produce discípulos que se nieguen a sí mismos y obedezcan todos los mandamientos de Cristo. El resultado de estas estrategias es la aparición de creyentes que no se distinguen del mundo y que van camino al infierno. Esta no es la estrategia de Dios para alcanzar al mundo, sino la estrategia de Satanás para alcanzar la iglesia. No es el “crecimiento de la iglesia” sino el “crecimiento del mundo”.