Concerniente a guardar los mandamientos encontrados en la ley y los profetas, Jesús no pudo haber sido más claro en cuanto a esto. Él esperaba que sus discípulos los obedecieran. Eran tan importantes como siempre. De hecho, la medida en que ellos cumplieran los mandamientos determinaba su posición en el cielo: “de manera que cualquiera que quebrante uno de estos mandamientos muy pequeños y así enseñe a los hombres, muy pequeño será llamado en el reino de los cielos; pero cualquiera que los cumpla y los enseñe, este será llamado grande en el reino de los cielos” (5:19).
Después llegamos al verso 20: “Por tanto, os digo que si vuestra justicia no fuera mayor que la de los escribas y fariseos, no entraréis en el reino de los cielos”.
Nótese que esto no es un nuevo pensamiento, sino una declaración que concluye lo que está conectado en los versos anteriores por la expresión por tanto. ¿Cuán importante es el guardar los mandamientos? Uno debe guardar los mandamientos mejor que los escribas y fariseos para así entrar, al reino de los cielos. De nuevo vemos que Jesús estaba hablando acerca de este tema: Sólo los santos heredarán el Reino de Dios.
A menos que desee contradecir a Jesús, el ministro formador de discípulos nunca asegurará la posesión de la salvación a aquellos cuya justicia no sobrepase la de los escribas y fariseos.