El siguiente tema en el Sermón del Monte es potencialmente muy controversial para los cristianos actuales, donde la primera motivación de su vida es la acumulación continua de las cosas materiales:
“No os hagáis tesoros en la tierra, donde la polilla y el moho destruyen, y donde los ladrones entran y hurtan; sino haceos tesoros en el cielo, donde ni la polilla ni el moho destruyen, y donde ladrones no entran ni hurtan, porque donde esté vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón. La lámpara del cuerpo es el ojo; así que, si tu ojo es bueno, todo tu cuerpo estará lleno de luz; pero si tu ojo es maligno, todo tu cuerpo estará en tinieblas. Así que si la luz que hay en ti es tinieblas, ¿Cuántas no serán las mismas tinieblas? Ninguno puede servir a dos señores, porque odiará a uno y amará al otro, o estimará al uno y menospreciará al otro. No podéis servir a Dios y a las riquezas” (Mateo 6:19-24).
Jesús mandó que no nos hiciéramos tesoros en la tierra. ¿Entonces, qué es lo que constituye un “tesoro”? Normalmente los tesoros se guardan en cofres y se ponen en algún lado y nunca se usan para algo práctico. Jesús los definió como algo que atrae al moho, la polilla y los ladrones. Otra forma de describir estos tesoros es “cosas no esenciales”. El moho come lo que está en el rincón de nuestros armarios, no lo que usamos frecuentemente. La polilla come también lo que nosotros usamos muy poco. En los países más desarrollados, los ladrones roban cosas que frecuentemente la gente no necesita realmente: arte, joyas, artefactos costosos, y lo que pueda ser empeñado.
Los discípulos han “renunciado a todo lo que poseen” (Lucas 14:33). Ellos simplemente son mayordomos del dinero de Dios, así que cada decisión de gastar dinero es una decisión espiritual. Lo que hacemos con nuestro dinero refleja lo que controla nuestras vidas. Cuando acumulamos “tesoros”, desperdiciando el dinero y comprando lo que no es esencial, revelamos que Jesús no está en control, porque si así fuera, haríamos mejores cosas con el dinero que Él nos ha confiado.
¿Cuáles son estas cosas mejores? Jesús dijo que nos hiciéramos tesoros en el cielo. ¿Cómo es esto posible? Él nos dice en el evangelio de Lucas: “Vended lo que poseéis y dad limosna; haceos bolsas que no se envejezcan, tesoro en los cielos que no se agote, donde ladrón no llega ni polilla destruye” (Lucas 12:33).
Al dar dinero para ayudar al pobre y para difundir el evangelio, estamos haciendo tesoros en el cielo. Jesús nos está diciendo lo que sabemos que se puede depreciar al punto de que no tenga ningún valor e invertir en algo que nunca se depreciará. Eso es lo que el ministro que hace discípulos está haciendo, y les enseña a sus discípulos a hacer lo mismo.