Cesarea

(Caesarea)

El cuarto grupo de creyentes bautizados en el Espíritu Santo se encuentra en Hechos 10. El apóstol Pedro había sido comisionado por Dios para predicar el evangelio en Cesarea en la casa de Cornelio. Tan pronto como Pedro reveló que la salvación se recibe por medio de la fe en Jesús, su audiencia completa de gentiles inmediatamente respondió en fe, y el Espíritu Santo se derramó sobre ellos:

“Mientras aún hablaba Pedro estas palabras, el Espíritu Santo cayó sobre todos los que oían el discurso. Y los fieles de la circuncisión que habían venido con Pedro se quedaron atónitos de que también sobre los gentiles se derramara el don del Espíritu Santo, porque los oían que hablaban en lenguas y que glorificaban a Dios. Entonces respondió Pedro: ¿Puede acaso alguno impedir el agua, para que no sean bautizados estos que han recibido el Espíritu Santo lo mismo que nosotros? Y mandó bautizarlos en el nombre del Señor Jesús” (Hechos 10:44-48a).

En este caso, parece que los miembros de la casa de Cornelio, quienes fueron los primeros gentiles que creyeron en Jesús, nacieron de nuevo y fueron bautizados en el Espíritu Santo simultáneamente.

Si examinamos las escrituras que están alrededor de este caso y estudiamos el contexto histórico, pareciera claro por qué Dios no esperó a que Pedro y sus compañeros creyentes impusieran manos sobre los creyentes gentiles para que recibieran el Espíritu Santo. Pedro y los otros creyentes judíos tenían gran dificultad en creer que los gentiles podían ser salvos, y mucho menos recibir el Espíritu Santo. Ellos probablemente nunca hubieran orado por la casa de Cornelio para que recibiera el bautismo en el Espíritu Santo, así que Dios actuó soberanamente. Dios les enseñó a Pedro y a sus compañeros algo acerca de Su gracia maravillosa hacia los gentiles.

¿Qué fue lo que convenció a Pedro y a los otros judíos de que la casa de Cornelio había recibido genuinamente el Espíritu Santo? Lucas escribió, “porque los oían que hablaban en lenguas” (Hechos 10:46). Pedro declaró que los gentiles habían recibido el Espíritu Santo de igual manera que los ciento veinte en el día del Pentecostés (ver 10:47).