El quinto ejemplo acerca de creyentes bautizados por el Espíritu Santo se halla en Hechos 19. Mientras viajaba por Éfeso, el apóstol Pablo se encontró con unos discípulos y les hizo la siguiente pregunta: “¿Recibisteis el Espíritu Santo cuando creísteis?” (Hechos 19:2).
Pablo, el hombre que escribió la mayoría de las epístolas del Nuevo Testamento, claramente sabía que era posible de alguna forma, creer en Jesús sin haber recibido el Espíritu Santo. De otra forma el nunca hubiera hecho esa pregunta.
Los hombres dijeron que ellos nunca habían escuchado del Espíritu Santo. De hecho, ellos sólo habían escuchado de la venida del Mesías a través de Juan el Bautista, aquel que los había bautizado. Pablo inmediatamente les volvió a bautizar en agua, y esta vez ellos experimentaron el verdadero bautismo cristiano. Finalmente, Pablo puso sus manos sobre ellos para que recibieran el Espíritu Santo:
“Cuando oyeron esto, fueron bautizados en el nombre del Señor Jesús. Y habiéndoles impuesto Pablo las manos, vino sobre ellos el Espíritu Santo; y hablaban en lenguas y profetizaban. Eran entre todos unos doce hombres” (Hechos 19-5-7).
De nuevo, vemos que el bautismo en el Espíritu Santo fue subsiguiente a la salvación, sin importar si estos doce hombres habían nacido de nuevo antes de conocer a Pablo. También, vemos de nuevo, que la señal que acompañaba su bautismo en el Espíritu Santo era el hablar en lenguas (en este caso, también profecía).