Revisemos los cinco ejemplos. En por lo menos cuatro de ellos, el bautismo en el Espíritu Santo fue una experiencia que ocurrió después de la salvación.
En tres de los ejemplos, la Escritura dice claramente que los que recibían el bautismo hablaban en otras lenguas. Además, en el encuentro de Pablo con Ananías, su experiencia de ser bautizado en el Espíritu Santo no se describe, pero sí sabemos que eventualmente, él habló en lenguas. Esto representa el cuarto caso.
Al examinar más los ejemplos, algo sobrenatural ocurrió a los creyentes en Samaria cuando recibieron el Espíritu Santo, porque Simón trató de comprar el poder para impartir el Espíritu Santo.
Por lo tanto, la evidencia es bastante clara. En la iglesia primitiva, los creyentes que habían nacido de nuevo recibían una segunda experiencia con el Espíritu Santo, y cuando lo hacían, hablaban en otras lenguas. Esto no nos debe sorprender, porque Jesús dijo que aquellos que creían en Él, hablarían nuevas lenguas.
Así que por conclusión tenemos la evidencia de que cada uno que ha nacido de nuevo debe también experimentar otra obra del Espíritu Santo, la cual es el bautismo en el Espíritu Santo. Además, cada creyente debe tener la esperanza de hablar nuevas lenguas cuando recibe el bautismo en el Espíritu Santo.