La pregunta de Pablo,” ¿Hablan todos lenguas?” (1 Corintios 12:30) de la cual la respuesta obvia es “No”, debe de ser armonizada con el resto del Nuevo Testamento. Su pregunta se encuentra dentro del contexto de su instrucción acerca de los dones espirituales, los cuales se manifiestan por la voluntad del Espíritu (ver 1 Corintios 12:11). Pablo estaba escribiendo específicamente acerca de los “diversos géneros de lenguas” (1 Corintios 12:10). Dicho don, de acuerdo con Pablo, debe estar siempre acompañado del don espiritual de la interpretación de lenguas. Este don en particular no pudo ser lo que los corintios siempre manifestaban en la iglesia, pues ellos hablaban en lenguas públicamente sin ninguna interpretación. Deberíamos preguntar: ¿Por qué el Espíritu santo imparte el don de lenguas a alguien en una asamblea pública, sin darle a otro el don de interpretación? La respuesta es que Él no lo haría. De otra forma, el Espíritu Santo estaría promoviendo algo que no es la voluntad de Dios.
Los corintios seguramente oraban en lenguas en voz alta en medio del servicio de la iglesia, sin haber ninguna interpretación. Por esto, aprendemos que el hablar en lenguas tiene dos usos. Uno es el hablar en lenguas, el cual Pablo dijo que debería hacerse en privado. Este uso de lenguas no se acompaña de interpretación, como Pablo escribió, “mi espíritu ora, pero mi mente no tiene fruto” (1 Corintios 14:14). Es claro que Pablo no siempre sabía lo que decía cuando hablaba en lenguas. Él no entendía lo que hablaba, ni tampoco tenía interpretación.
Sin embargo, también existe el uso de hablar en lenguas que es para la asamblea pública de la iglesia, el cual es acompañado del don de interpretación. Esto ocurre cuando el Espíritu Santo se mueve en alguna persona de acuerdo a su voluntad, dándole ese don. Esta persona habla públicamente, y en seguida se da la interpretación. Sin embargo, Dios, no usa a todos en esa forma. Por esto Pablo escribió que no todos hablaban lenguas. No todos son usados por Dios con el don de lenguas dado en forma espontánea, ni tampoco Dios usa a todos para la interpretación de lenguas. Esta es la única forma de entender la pregunta de Pablo,” ¿Hablan todos lenguas?” con el resto de lo que enseña la Escritura.
Yo puedo hablar en lenguas cada vez que lo deseo, igual que Pablo lo hizo. Así que, por supuesto, ni Pablo ni yo diríamos que hablamos en lenguas, sólo por la “voluntad del Espíritu”. Es por nuestra voluntad. Así que lo que hacemos cada vez que queremos no puede ser el don de hablar en lenguas que ocurre cuando es la “voluntad del Espíritu”. Además, Pablo, como yo, hablaba en lenguas en una forma privada sin entender lo que decía, así que éste no puede ser el don de hablar en lenguas sobre el cual él escribe en 1 Corintios, donde dice que el don de lenguas siempre es acompañado por el don de interpretación de lenguas.
Ha sido sólo en raras ocasiones cuando yo he hablado en lenguas en una asamblea pública. Esto sólo pasa cuando yo siento el Espíritu Santo que se mueve en mí, aunque yo puedo orar en lenguas cada vez que yo quiera en la iglesia (como lo hicieron los corintios) sin necesidad de la interpretación. Cuando yo siento que el Espíritu Santo se mueve dentro de mí con ese don, siempre ha habido una interpretación que edifique al cuerpo.
En conclusión, debemos interpretar la Biblia armoniosamente. Aquellos que llegan a la conclusión, debido a la pregunta de Pablo que encontramos en 1 Corintios 12:30, de que no todos los creyentes deberían hablar en lenguas, están ignorando muchas otras escrituras que no armonizan con esta interpretación. Debido a su error, se están perdiendo de una gran bendición de Dios.