Comencemos con una verdad fundamental con la cual todos estemos de acuerdo. Esencialmente, la Escritura afirma que, en general, Dios está en contra del divorcio. Durante el tiempo en que algunos israelitas se estaban divorciando de sus esposas, Dios declaró a través de su profeta Malaquías:
“Él (Dios) aborrece el repudio y al que mancha de maldad su vestido…. guardaos, pues, en vuestro espíritu y no seáis desleales” (Malaquías 2:16).
Esto no debe sorprender a nadie que conozca el justo y amoroso carácter de Dios, o a alguien que conozca algo sobre cuánto daño causa el divorcio a los esposos, esposas e hijos. Deberíamos cuestionar el carácter moral de alguien que esté a favor del divorcio en una forma general. Dios es amor (ver 1 Juan 4:8), y por esto odia el divorcio.
Una vez, algunos fariseos le preguntaron a Jesús acerca de la ley del divorcio “por cualquier causa”. Su respuesta revela su desaprobación fundamental del divorcio. De hecho, el divorcio nunca fue la intención de Dios para nadie:
“Entonces se le acercaron los fariseos, tentándole y diciéndole: ¿Está permitido al hombre repudiar a su mujer por cualquier causa? Él, respondiendo les dijo:
¿No habéis leído que el que los hizo al principio, “hombre y mujer los hizo”, y dijo: “Por esto el hombre dejará padre y madre, y se unirá a su mujer, y los dos serán una sola carne”? Así no son más dos, sino una sola carne; por tanto, lo que Dios juntó no lo separe el hombre” (Mateo 19: 3-6).
Históricamente, sabemos que existieron dos escuelas de enseñanza entre los líderes religiosos judíos en los días de Jesús. Exploraremos estas dos escuelas con más detalle más adelante, pero por ahora será suficiente decir que una era conservadora y la otra liberal. Los conservadores creían que al hombre le era permitido el divorcio únicamente por razones morales muy serias. Los liberales creían que un hombre podía divorciarse de su esposa por cualquier razón, incluso al encontrar a una mujer más atractiva. Estas convicciones contradictorias eran la base de la pregunta de los fariseos a Jesús.
Jesús apela a los versos de la Escritura en las primeras páginas de Génesis que muestran el plan original de Dios, el cual era que el hombre se uniera permanentemente a su mujer, y no temporalmente. Moisés declaró que Dios hizo los dos sexos teniendo el matrimonio en mente, y que el matrimonio es una relación tan significativa que llega a ser la relación principal. Una vez que se establece, es una relación más fuerte que la que se tiene con sus propios padres. Los hombres dejan a sus padres para unirse a sus esposas.
Además, la unión sexual entre el hombre y la mujer apunta al orden divino de Dios de que fueran uno. Indiscutiblemente, este tipo de relación, que resulta en la venida de los hijos, Dios no la hizo para que fuera temporal, sino permanente. Yo pienso que el tono con que Jesús respondió a los fariseos indica su gran decepción de que la pregunta fuera hecha. Ciertamente Dios no tenía la intención de que el hombre se divorciara de su esposa por “cualquier causa”.
Por supuesto, que Dios no quiere que pequemos en ninguna forma, aunque todos lo hemos hecho. Con mucha misericordia, Dios ha provisto los medios para que seamos libres del pecado. Además, tiene algunas cosas que decirnos luego de que hallamos hecho lo que Él no quería que hiciéramos. De la misma manera, nunca fue la intención de Dios que alguno se divorciara, pero el divorcio era inevitable para aquellas personas que no se sometían a Dios. Dios no se sorprendió del primer divorcio ni de los millones que le siguieron. Y así, Él no sólo declara su odio al divorcio, sino que también tiene algunas cosas que decirles a las personas luego de que se hayan divorciado.