También está claro por las escrituras que acabamos de citar que no sólo a los pastores, ancianos y superintendentes se les ha dado el cargo de autoridad espiritual sobre las iglesias, sino que también se les dio el cargo de autoridad gubernamental. Simplemente, los ancianos, pastores y superintendentes están a cargo, y los miembros de las iglesias deben someterse a ellos:
“Obedeced a vuestros pastores y sujetaos a ellos, porque ellos velan por vuestras almas como quienes han de dar cuenta” (Hebreos 13:17).
Por supuesto que ningún cristiano debe someterse a un pastor que no se somete a Dios, pero también debe saberse que ningún pastor es perfecto.
Los pastores, ancianos, superintendentes tiene autoridad sobre sus iglesias igual que el padre tiene autoridad sobre su familia:
“que el obispo [pastor/ anciano] sea irreprochable…..que gobierne bien su casa, que tenga a sus hijos en sujeción con toda honestidad (pues el que no sabe gobernar su propia casa, ¿cómo cuidará de la iglesia de Dios?)” (1 Timoteo 3:2-5, énfasis agregado).
Pablo siguió diciendo,
“Los ancianos [pastores/ superintendentes] que gobiernan bien, sean tenidos por dignos de doble honor, mayormente los que trabajan en predicar y enseñar” (1 Timoteo 5:17, énfasis agregado).
Claramente, los ancianos son los que gobiernan la iglesia.