Muchas iglesias creen que su gobierno estructural es bíblico porque tienen un grupo de ancianos que gobiernan, pero su problema es que su concepto de ancianos es incorrecto. Sus ancianos son con frecuencia electos y rotan en su congregación. A ellos con frecuencia se les conoce como “la Junta de Ancianos”. Pero estas personas no son ancianos por definición bíblica. Si simplemente examinamos los requisitos que Pablo enumeró para cualquier hombre que quiera ser anciano, esto se hace claro. Pablo escribió que los ancianos son trabajadores de tiempo completo, por lo cual reciben paga por enseñar, predicar y gobernar la iglesia (ver 1 Timoteo 3:4-5; 5:17-18; Tito 1:9). Muy pocas personas, o ninguna de las que se sientan en “las juntas de ancianos” de la iglesia, llenan esos requisitos. A ellos no se les paga; no predican ni enseñan; no trabajan tiempo completo en la iglesia; y casi no saben cómo manejar una iglesia.
El gobierno de la iglesia sin base bíblica puede más bien ser causa de más problemas en la iglesia local que cualquier otra cosa. Cuando la gente equivocada está gobernando la iglesia, los problemas vendrán. Esto puede abrir la puerta a la contienda, el compromiso y la ruina total de la iglesia. Una iglesia con un gobierno no bíblico es como una alfombra de bienvenida para el diablo.
Me he dado cuenta que le estoy escribiendo a pastores de iglesias institucionales y a pastores de iglesias caseras. Algunos pastores de las iglesias institucionales puede que ya estén pastoreando iglesias que tengan una estructura de gobierno no bíblica donde los ancianos son elegidos desde la congregación. Este gobierno que no es bíblico usualmente no puede ser alterado sin que surja una contienda.
Mi consejo a este tipo de pastores es que hagan lo mejor con la ayuda de Dios para cambiar la estructura de gobierno de su iglesia y soportar los posibles conflictos, pues, de todos modos, los conflictos son inevitables en el futuro si no se hace nada. Si él tiene éxito al cabo de un tiempo de contienda, él evitará todos los conflictos futuros. Si falla, podrá siempre comenzar una nueva iglesia y hacer un gobierno conforme a la Escritura desde el inicio.
Aunque sea doloroso, a largo plazo probablemente producirá más fruto para el Reino de Dios. Si los ancianos que están actualmente gobernando la iglesia son verdaderos discípulos de Cristo, él tendrá una oportunidad de convencerlos exitosamente de que cambien la estructura, si puede inclinarlos respetuosamente por medio de la Escritura hacia los cambios necesarios.