La alabanza y la adoración son expresiones normales de nuestra fe en Dios. Si realmente creemos en las promesas de la Palabra de Dios, entonces tendremos gozo, alabando a Dios en todo tiempo. Josué y el pueblo de Israel tuvieron que gritar primero; luego las paredes cayeron. La Biblia nos exhorta a regocijarnos en el Señor siempre (Ver Filipenses 4:4) y dar gracias en todo (Ver 1 Tesalonicenses 5:18a).
Uno de los más grandes ejemplos del poder de la alabanza se encuentra en 2 Crónicas 20, cuando la nación de Judá fue invadida por los ejércitos de Moab y Amón. En respuesta a la oración del Rey Josafat, Dios instruyó a Israel:
“No temáis ni os amedrentéis delante de esta multitud tan grande, porque no es vuestra la guerra sino de Dios. Mañana descenderéis contra ellos; mirad, ellos subirán por la cuesta de Sis y los hallaréis junto al arroyo, antes del desierto de Jeruel. No tendréis que pelear vosotros en esta ocasión; apostaos y quedaos quietos; veréis como la salvación de Jehová vendrá sobre vosotros. Judá y Jerusalén, no temáis ni desmayéis; salid mañana contra ellos, porque Jehová estará con vosotros” (2Crónicas 20:15b – 17).
La narración continúa:
“Cuando se levantaron por la mañana, salieron al desierto de Tecoa. Mientras ellos salían, Josafat, puesto en pie, dijo: Oídme, Judá y habitantes de Jerusalén. Creed en Jehová, vuestro Dios y estaréis seguros; creed a sus profetas y seréis prosperados. Después de consultar con el pueblo puso algunos que, vestidos de ornamentos sagrados, cantaran y alabaran a Jehová mientras salía la gente armada y que dijeran: “Glorificad a Jehová, porque su misericordia es para siempre”. Cuando comenzaron a entonar cantos de alabanza, Jehová puso emboscadas contra los hijos de Amón, de Moab y de los montes de Seir que venían contra Judá, y se mataron los unos a los otros. Porque los hijos de Amón y Moab se levantaron contra los de los montes de Seir para matarlos y destruirlos; y cuando acabaron con los del monte de Seir, cada cual ayudó a la destrucción de su compañero. Luego que vino Judá a la torre del desierto, miraron hacia la multitud, pero solo vieron cadáveres tendidos en la tierra, pues ninguno había escapado. Josafat y su pueblo fueron a despojarlos, y hallaron entre los cadáveres muchas riquezas, así vestidos como alhajas preciosas que tomaron para sí; tantos, que no los podían llevar. Estuvieron tres días recogiendo el botín pues era abundante” (2 Crónicas 20:20-25, énfasis agregado).
¡La alabanza con fe trae protección y provisión!
Para un próximo estudio acerca del poder de la alabanza, vea Filipenses 4:6-7 (La alabanza trae paz), 2 Crónicas 5:1-14 (La Alabanza trae la presencia de Dios), Hechos 13:1-2 (La Alabanza trae los propósitos y planes de Dios a la luz), y Hechos 16:22-26 (La Alabanza trae la preservación de parte de Dios y la liberación de prisiones).