A los hijos se les debe instruir a someterse completamente en obediencia a sus padres cristianos. Y si lo hacen, les espera una larga vida y otras bendiciones que son promesa:
“Hijos, obedeced en Dios a vuestros padres, porque esto es justo. Honra a tu padre y a tu madre, que es el primer mandamiento con promesa, para que te vaya bien y seas de larga vida sobre la Tierra” (Efesios 6:1-3).
Los padres cristianos, como cabeza de sus familias, tienen la responsabilidad principal en el entrenamiento de sus hijos:
“Y vosotros, padres no provoquéis a ira a vuestros hijos, sino criadlos en disciplina y amonestación del Señor ” (Efesios 6:4).
Nótese que la responsabilidad del padre se divide en dos: criarlos en disciplina y con las instrucciones de Dios. Primeramente consideremos la necesidad de disciplinar a los hijos.