Aunque Jesús ya había dicho que los creyentes perderían sus vidas (ver 24:9), no todos aparentemente la van a perder, porque Él prometió que aquellos que permanecieran hasta el fin serían salvos (ver 24:13). Esto quiere decir que si ellos no se dejan influenciar por falsos cristos o falsos profetas y resisten la tentación de abandonar su fe y apartarse, ellos serán salvos, o rescatados, por Cristo cuando vuelva por ellos en los cielos. Este tiempo futuro de rescate y tribulación fue también revelado al profeta Daniel, al que se le dijo,
“En aquel tiempo se levantará Miguel, el gran príncipe que está de parte de los hijos de tu pueblo. Será tiempo de angustia, cual nunca fue desde que hubo gente hasta entonces; pero en aquel tiempo será libertado tu pueblo, todos los que se hallen inscritos en el libro. Muchos de los que duermen en el polvo de la tierra serán despertados: unos para vida eterna, otros para vergüenza y confusión perpetua” (Daniel 12.1-2).
La salvación todavía se dará por gracia aun en estos días, pues Jesús prometió que el evangelio sería proclamado a todas las naciones (literalmente a “todos los grupos étnicos y tribus”), dando así una oportunidad final para el arrepentimiento, y después vendrá el fin.[1] Es interesante que en el libro de Apocalipsis podamos leer lo que podría ser el cumplimiento de la promesa de Cristo:
“En medio del cielo vi volar a otro ángel que tenía el evangelio eterno para predicarlo a los habitantes de la tierra, a toda nación, tribu, lengua y pueblo. Decía a gran voz: temed a Dios y dadle gloria, porque la hora de su juicio ha llegado. Adorad a aquel que hizo el cielo y la tierra, el mar y las fuentes de las aguas” (Apocalipsis 14:6-7, énfasis agregado).
Algunos han pensado que la razón por la cual un ángel proclama el evangelio en ese entonces es debido a que en el tiempo de los siete años de tribulación, el rapto ya habrá ocurrido y todos los creyentes se habrán ido. Pero por supuesto que esto es especular.
[1] Esta promesa es a veces sacada de su contexto, y se dice con frecuencia que antes de que Jesús venga, tenemos que finalizar el trabajo de evangelismo en el mundo. Pero dentro de su contexto, esta promesa habla de una proclamación final del evangelio a todo el mundo antes del fin.