Mito #7

Myth #7

Mito #7: “Cuando un cristiano peca, él abre la puerta para que un demonio entre y viva en él”.

(Myth #7: “When a Christian sins, he opens the door for a demon to come and live in him.”)
Es cierto que cuando un cristiano peca, es porque él ha cedido a una tentación de un espíritu maligno. Sin embargo, el ceder a las sugerencias de un espíritu malvado no quiere decir que este mismo espíritu viene a vivir en este creyente. Cuando pecamos como cristianos, rompemos nuestra comunión con Dios porque le hemos desobedecido (ver 1 Juan 1:5-6). Nos sentimos culpables. Sin embargo, no hemos roto nuestra relación con Él, pues todavía somos sus hijos.

Si confesamos nuestros pecados, “Él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados y limpiarnos de toda maldad” (1 Juan 1:9). Así nuestra comunión con Dios es restaurada. Note que Juan no dijo que teníamos que ser limpiados de todo demonio cuando somos culpables de pecado.

Todo cristiano se enfrenta a tentaciones diarias de este mundo, de la carne y del diablo. Pablo escribió que nosotros sí tenemos lucha con varios espíritus malignos (ver Efesios 6:12). Por lo tanto, hasta cierto punto, todo cristiano es atacado por espíritus malignos. Esto es normal, y es nuestra responsabilidad resistir al diablo y a los demonios por medio de la fe en la Palabra de Dios (ver 1 Pedro 5:8-9). Cuando creemos y actuamos de acuerdo a lo que Dios ha dicho, resistimos al diablo.

Por ejemplo, si Satanás trae pensamientos de depresión, debemos pensar en una escritura que contraste con la depresión, y obedecer la Palabra de Dios que dice, “estad siempre gozosos” (1 Tesalonicenses 5:16) y “dad gracias en todo” (1 Tesalonicenses 5:18). Es nuestra responsabilidad actuar en la Palabra de Dios y remplazar los pensamientos de Satanás por los pensamientos de Dios.

Debemos reconocer que como agentes morales libres, podemos pensar en lo que queramos pensar. Si un cristiano sigue escuchando y cediendo a las sugerencias de los espíritus malignos, puede ciertamente abrir su mente a la opresión, pues así será más receptivo y más dominado por pensamientos erróneos. Si escoge el ceder aún más, puede llegar a obsesionarse con ciertos tipos de pensamientos, lo cual es muy raro para un cristiano, pero puede ocurrir. Aun así, si el cristiano obsesivo desea ser libre, todo lo que tiene que hacer es determinar en qué va a pensar, y someterse a la palabra de Dios y resistir al diablo.

Pero, ¿podrá algún día ser poseído? Sólo si él verdaderamente lo decide de corazón, sin ser presionado, y al rechazar a Cristo y dejarlo completamente. Por supuesto que entonces ya no será más un cristiano[1] y puede ser poseído si cede por completo al espíritu malvado que le oprime. Pero no puede ser verdad que tan sólo por cometer un pecado, uno le abra la puerta a un demonio para ser poseído por este.

Es un hecho que no hay ni un solo ejemplo en el Nuevo Testamento de algún cristiano poseído por un demonio. Ni tampoco existe una advertencia a los cristianos acerca del peligro de ser poseído por un demonio. Tampoco hay instrucciones de cómo sacar fuera un demonio de un creyente.

La verdad es que como cristianos, no necesitamos que nos saquen demonios de adentro, lo que necesitamos es tener nuestra mente renovada por la Palabra de Dios. Esto es bíblico. Pablo escribe:

“No os conforméis a este mundo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento para que comprobéis cual sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta” (Romanos 12:2).

Una vez que nuestra mente ha sido limpiada de toda vieja manera de pensar y renovada con la verdad de la Palabra de Dios, ganamos una victoria sobre actos pecaminosos y vivimos a la manera de Cristo. La verdad es la que nos hace libres (ver Juan 8:32). Somos transformados al renovar nuestra mente, no cuando los demonios son expulsados.

Entonces, ¿Por qué hay tantos cristianos que testifican que fueron liberados de demonios? Una posibilidad es que ellos sólo hayan imaginado que tenían un demonio del cual fueron liberados. A muchos cristianos les falta conocimiento de la Palabra de Dios y así son seducidos por “ministros de liberación” que sicológicamente manipulan a la gente haciéndoles creer que tienen demonios. Una vez que la gente está convencida de que tienen demonios, naturalmente cooperarán con cualquiera que parezca seguro de su habilidad de exorcizar demonios.

Otra posibilidad real es que esta gente que fue liberada de demonios no eran verdaderos cristianos en un principio cuando fueron liberados, aunque pensaban que eran cristianos. El evangelio moderno, que está en contraste con el evangelio bíblico, ha engañado muchos al hacerles pensar que son cristianos aunque no se distinguen de los no cristianos y Jesús no es su Señor. La Escritura nos muestra que cuando la gente creía en el evangelio, era nacida de nuevo y los demonios que vivían en ellos automáticamente se iban (ver Hechos 8:5-7). Los demonios no pueden poseer a la gente que se rinde al Espíritu Santo, y el Espíritu Santo habita en los que son nacidos de nuevo.


[1] Aquellos que piensan que “una vez salvo, para siempre salvo” no estarán de acuerdo con esto. Les motivo para que lean Romanos 11:22; 1 Corintios 15:1-2; Filipenses 3:18-19; Colosenses 1:21-23 y Hebreos 3:12-14, poniendo atención especial a la palabra “si” donde esta se encuentre.