¿Cómo debemos orar por la gente no salva? Primero, debemos entender que no hay instrucción en el Nuevo Testamento que nos diga que la oración salvará a la gente, ni se registra ningún ejemplo de cristiano alguno orando en esa forma. La razón es que desde el punto de vista de Dios, Él ya hizo todo lo que era necesario para que todos en la tierra fueran salvos. Él desea tanto que sean salvos que dio a su Hijo para que muriera en la cruz.
¿Pero por qué no todo el mundo se ha salvado? Por qué no todos han creído en el evangelio. Y ¿Por qué no han creído? Existen dos razones: (1) nunca han escuchado el evangelio, o (2) han escuchado el evangelio y lo han rechazado.
Por esto es que la forma bíblica para orar por el inconverso es orar para que él tenga la oportunidad de escuchar el evangelio. Por ejemplo, Jesús nos dijo, “La mies a la verdad es mucha, pero los obreros son pocos; por tanto, rogad al Señor de la mies que envíe obreros a su mies” (Lucas 10:2, énfasis agregado). Para que la gente escuche el evangelio, debe haber alguien que les predique. Por esto es que necesitamos orar a Dios para que envíe personas que prediquen a esta gente.
Cuando la iglesia primitiva oraba en relación a una cosecha espiritual, ellos oraban, “concede a tus siervos que con toda valentía hablen tu palabra, mientras extiendes tu mano para que se hagan sanidades, señales y prodigios mediante el nombre de tu santo hijo Jesús”, (Hechos 4:29-30, énfasis agregado).
Ellos estaban orando por (1) oportunidades para proclamar el evangelio valientemente, o (2) valentía para proclamar el evangelio durante las oportunidades que ellos tendrían. Ellos también esperaban que Dios les confirmara el evangelio con sanidades, señales y maravillas. Estas son oraciones bíblicas, y note que el objetivo era darle a la gente la oportunidad de escuchar el evangelio. Dios responde a su oración: “Cuando terminaron de orar, el lugar en que estaban congregados tembló; y todos fueron llenos del Espíritu Santo y hablaban con valentía la palabra de Dios” (Hechos 4:31).
¿Cómo pensaba Pablo que los cristianos debían orar en relación con la producción de una cosecha espiritual? ¿Les instruyó que oraran a Dios para que Él salvara más gente? No, leamos lo que dijo:
“Por lo demás hermanos, orad por nosotros, para que la Palabra del Señor corra y sea glorificada, así como lo fue entre vosotros” (2 Tesalonicenses 3:1, énfasis agregado).
“y por mí, a fin de que al abrir mi boca me sea dada palabra para dar a conocer con denuedo el misterio del evangelio, por el cual soy embajador en cadenas, que con denuedo hable de él como debo hablar“, (Efesios 6:19-20, énfasis agregado).
Si la gente es salva o no, depende más de ellos mismos que de Dios, y así nuestras oraciones deben ser para que la gente escuche el evangelio y que Dios nos ayude a proclamarlo. Dios responderá nuestras oraciones, pero esto no garantiza que alguno se salve, porque Dios le da a la gente el derecho de tomar sus propias decisiones. Su salvación depende de su respuesta al evangelio.