Más aún, es una suposición de nuestra parte el pensar que haya espíritus que se especialicen en pecados específicos. El concepto de la existencia de “espíritus de avaricia”, “espíritus de lujuria”, “espíritus religiosos”, “espíritus de contienda” y demás, no es apoyado por la Escritura, mucho menos la idea de que esas diferentes clases de espíritus existan en los altos rangos de espíritus malignos que reinan en el reino de las tinieblas.
Tan sorprendente como pueda parecer para los que nunca han estudiado los cuatro evangelios exhaustivamente, existen sólo tres clases específicas de demonios que Jesús echó fuera: Una vez se menciona un “demonio mudo” (Lucas 11:14), una vez leemos de un “espíritu mudo y sordo” (Marcos 9:25), y más de una vez encontramos la referencia a “espíritus impuros”, que parece incluir a todos los demonios que Jesús exorcizó incluyendo el espíritu “mudo y sordo” (ver Marcos 9.25).
¿Será posible que el demonio sordo y mudo pueda hacer algo más que volver a las personas sordas y mudas? No hay duda de que sí puede, porque causó que el joven de Marcos 9 tuviera ataques terribles. Por lo tanto “sordo y mudo” podría no ser una referencia a un tipo de espíritu específico sino a la manera cómo atacaba al joven. Algunos de nosotros “nos volvemos locos al categorizar demonios” y vamos más allá de la revelación bíblica.
En todo el Antiguo Testamento, los únicos espíritus específicos que se nombran que se pueden clasificar como una clase de espíritus malignos son el “espíritu de mentira” (1 Reyes 22:22-23), el “espíritu de vértigo” (espíritu de “distorsión” en otras versiones) (Isaías 19:14), y un “espíritu de fornicación” (Oseas 4:12; 5:4). En lo que se refiere a la primera y segunda clase de espíritus (“espíritu de mentira” y “espíritu de distorsión”), ciertamente todos los espíritus malignos se pueden clasificar de igual forma. En cuanto a la tercera clase de espíritu, el “espíritu de fornicación”, no se hace referencia a una clase específica de espíritu, sino simplemente a una actitud predominante.[1]
En todo el libro de los Hechos, el único momento en que se menciona a un espíritu específico es en Hechos 16:16, donde leemos acerca de una joven que tenía un “espíritu de adivinación”. Y en todas las epístolas la única clase de espíritus que se menciona es “espíritus engañadores” (1 Timoteo 4:1) lo cual, una vez más, podría referirse a cualquier espíritu maligno.
A la luz de las pocas referencias a clases específicas de demonios en la Biblia, es asombroso leer las listas modernas que contienen cientos de clases de demonios que supuestamente controlan a la gente y que dominan sobre las ciudades.
No debemos asumir que existen clasificaciones en los altos rangos de demonios por pecado específico. Es una suposición decir que, “debido a que hay muchos juegos de apuestas en esta ciudad, eso significa que hay un espíritu de juegos de apuestas dominándola”.
[1] El espíritu de celos que se menciona en Números 5:14-30, y el “espíritu de altivez” que se menciona en Proverbios 16:18 son buenos ejemplos de la palabra espíritu usada para resaltar una actitud predominante, en vez de resaltar una clase de demonio. En Números 14:24 leemos que Caleb tenía un espíritu diferente el cual se refería a la buena actitud de Caleb.