Piense lo tonto que es cuando alguien dice, “Debe haber muchos espíritus fumadores en esta área debido a que mucha gente aquí fuma cigarrillos”. ¿Qué estaban haciendo esos espíritus fumadores antes de que existieran esas ciudades? ¿Dónde estaban antes? ¿Qué hacían antes de que el tabaco se usara para fabricar cigarrillos? ¿La razón por la cual ahora no hay tantos fumadores, se debe a que estos espíritus se dirigen a nuevos territorios?
¿Puede ver lo tonto que es cuando decimos cosas como, “esa ciudad está controlada por espíritus de lujuria y por eso existen muchas casas de prostitución en ese lugar”? La verdad es que donde hay gente que no sirve a Cristo, existirá el reino de las tinieblas. Muchos espíritus malignos operan en el ámbito espiritual de maldad incitando a las personas a pecar y a continuar en rebelión contra Dios. Esos espíritus tentarán a la gente con todo tipo de pecado, y en algunos lugares, la gente cederá más a un tipo de pecado que a otro. Su única esperanza es el evangelio que nosotros debemos proclamar.
Aun si existieran clases específicas de espíritus que se especializan en ciertos pecados y que reinan sobre ciertas áreas geográficas, no nos serviría el saberlo, debido a que no podemos hacer nada para removerlos. Nuestra responsabilidad es orar (a la manera bíblica) por la gente que está engañada y predicarles el evangelio.
Lo único bueno de saber cuáles pecados predominan más en una ciudad es que podríamos predicar más efectivamente con mensajes de arrepentimiento que se enfoquen en esos pecados que los mantienen en rebelión contra Dios. Pero no hay necesidad de estudiar la historia de la ciudad para determinar eso. Uno sólo necesita visitar por un corto tiempo y mantener sus ojos y oídos bien abiertos. Los pecados predominantes se harán evidentes.
Finalmente, no hay ningún ejemplo en el Nuevo Testamento de alguien haciendo “geografía espiritual”, para así prepararse para hacer guerra espiritual o evangelización. Tampoco existe ninguna instrucción al respecto en las epístolas. En el Nuevo Testamento, los apóstoles seguían al Espíritu Santo en relación a dónde tenían que predicar; fielmente proclamaron el evangelio y llamaron a la gente al arrepentimiento, y confirmaban la Palabra de Dios con señales. Sus métodos funcionaron muy bien.