SEIS: Nacidos para morir

 

¿Alguna vez has visto la película clásica, Los Diez Mandamientos, dirigida por el legendario Cecil B. DeMille? Aún si son unos de los pocos que de alguna manera se perdieron de verla, casi seguro están familiarizados con la historia de Moisés y el éxodo de los israelitas de la esclavitud egipcia. ¿Recuerdas las diversas plagas, ranas, langostas, granizo y más, que vinieron sobre Egipto? A través de diez terribles desastres Dios eventualmente convenció a Faraón para que su mayor interés fuera liberar a todos sus esclavos israelitas.

A mí siempre me gusta la escena en la película donde Moisés levanta su vara y Dios divide el Mar Rojo para que los israelitas lo pudieran cruzar en tierra seca. Hoy en día, como siempre, mientras me recuerdo viendo esa película como niño, me doy cuenta de que me perdí el aspecto más importante de la historia del éxodo de Israel. El drama contiene el secreto del plan de Dios para la humanidad. Permíteme compartirlo contigo.

La Imparcialidad del Juicio de Dios

El libro de Éxodo comienza con el reporte del plan salvaje de Faraón de reducir la población creciente de Israel por medio del infanticidio. Temiendo que Israel se pudiera volver más grande que Egipto, Faraón decretó que cada niño varón israelí recién nacido fuera arrojado vivo al río Nilo.

En tales trágicos momentos, Moisés nació. Usted puede recordar cómo la canasta flotante de su madre hizo posible que fuera rescatado por la hija de Faraón.

Cerca de ochenta años después. Dios captó la atención de Moisés por medio de un arbusto ardiente y lo llamó a la tarea de guiar a los israelitas desde Egipto a la tierra prometida. Había un solo problema: Faraón no quería liberar a su barata fuerza laboral extranjera.

En consecuencia Dios envió crecientemente severas plagas sobre Egipto, culminando en la muerte a la media noche de los primogénitos de cada egipcio. Finalmente, esa noche, Faraón y los egipcios decidieron permitir al pueblo de Israel partir de su país.

Algunas personas, que nunca han pensado sobre esto profundamente, han cuestionado la fiereza del juicio de Dios sobre los egipcios. Ellos preguntan, “¿Que había tan especial en los israelitas para que Dios los favoreciera sobre los egipcios?”

Pero la respuesta no es tan difícil. Dios actuó en perfecto amor, y, por lo tanto, en perfecta justicia. Los egipcios egoístamente habían maltratado a los israelitas por décadas, usando a personas que fueron creadas a la imagen de Dios como sus esclavos. También habían impuesto un sistema de infanticidio que debe haber traído indecible sufrimiento a las familias de Israel. El Dios amoroso no pudo permanecer pasivo.

¿Que merecían los antiguos egipcios? Ellos merecían morir. Las personas que matan a los bebes de otras personas merecen morir. Aún así, Dios les mostró misericordia por años, dándoles tiempo para arrepentirse. Finalmente tuvo que actuar. El amor y la justicia lo demandaron.

Dios mandó a Moisés a exigir la liberación de Israel. Cuando Faraón se rehusó y, de hecho, aumentó las labores de los israelitas. Dios mandó la primera plaga -las aguas de Egipto se volvieron sangre. Increíblemente, faraón endureció su corazón, y Dios envió una segunda, y una tercera, y entonces una cuarta incrementadamente severa plaga.

Después de que cada plaga fue quitada, Faraón repetidamente endureció su corazón, y finalmente el último juicio llegó: todos los primogénitos de Egipto murieron en una noche.

Todos los Juicios de Dios Contienen Misericordia

Muchas personas solo ven los juicios de Dios en esta historia. ¿Pero puede ver usted la increíble misericordia de Dios? Faraón pudo revertir el juicio final de Dios si hubiera escuchado la advertencia de los menores juicios iniciales de Dios, pero no lo hizo.

Pienso que todos estamos de acuerdo en que Faraón y el pueblo de Egipto merecían hasta mayor castigo del que recibieron. De hecho, no hay ninguna duda de que si la muerte de los primogénitos no los hubiera convencido de liberar a los esclavos israelitas, Dios hubiera enviado juicios más severos. Ultimadamente, ellos hubieran recibido lo que merecían realmente: completa aniquilación.

¿Fue justo que los primogénitos de Egipto murieran? Sí, los egipcios solo estaban cosechando lo que sembraron. Aún así, recibieron mucho menos de lo que merecían.

Cada acto que no se resuelve en esta vida se resuelve en la siguiente. De hecho, el hecho de que se resuelvan parcialmente los actos en esta vida sirve para advertirnos de este mismo hecho porque Dios es perfectamente justo. Como establece la Biblia, Dios “pagará a cada uno conforme a sus obras” (Romanos 2:6). De eso puedes estar seguro.

Nadie, y quiero decir nadie, tiene el derecho de quejarse de que Dios lo ha tratado injustamente. No solo Dios no nos ha tratado injustamente, sino que Él nos ha tratado muy misericordiosamente.

No es que hemos recibido lo que no merecíamos, más bien, no hemos recibido lo que sí merecíamos. A todos se nos ha mostrado mucho más misericordia de la que nunca merecimos -justo como la gente del antiguo Egipto.

Cuando una persona que está sufriendo dice, “¿Que he hecho para merecer esto?” está revelando su orgullo inherente. Debería estar preguntando, “¿Por qué me safé tan fácil?”

Cuando el agua se volvió sangre en Egipto, ningún egipcio pudo decir justamente, “¿Qué hemos hecho para merecer esto?” Solo dos preguntas serían justificadas a los oídos de Dios: “¿Por qué ha sido Dios tan bueno para retardar estos juicios presentes por tantos años?” y “¿Por qué es que ahora, que los juicios de Dios han caído, no hemos recibido la plenitud de lo que realmente merecemos?”

Los egipcios deberían haber estado de rodillas confesando, “Hemos sido muy egoístas, pero agradecemos a Dios por toda la misericordia que nos ha mostrado por muchos años. Y apreciamos que nos advierta del juicio eterno por medio de este juicio presente. Ahora sabemos que si no nos arrepentimos, recibiremos al final todo lo que merecemos.”

Nadie tiene derecho a enojarse con Dios.

¿Por qué las Cosas Malas les Pasan a las Personas Buenas?

Durante una de sus enseñanzas, Jesús mencionó dos tragedias contemporáneas que claramente presentan, desde el punto de vista de Dios, cual debe ser nuestra actitud frente al sufrimiento -especialmente cuando parece injusto:

Ahora en la misma ocasión algunos de los presentes le reportaron (a Jesús) acerca de los galileos, cuya sangre Pilato había mezclado con los sacrificios de ellos: “Y Él respondió y les dijo, ¿Suponen que esos galileos eran más pecadores que todos los otros galileos porque sufrieron este destino? Yo les digo que no, sino que a menos que se arrepientan, todos ustedes van a perecer de la misma manera”; O suponen ustedes que esos dieciocho sobre los que cayó la torre en Siloé y los mató, eran peores malhechores que todos los hombres que viven en Jerusalén? Les digo, no, sino que al menos que se arrepientan todos ustedes perecerán de la misma manera” (Lucas 13:1-5)

Jesús indicó que esos que murieron en las dos tragedias que mencionó eran pecadores, pero no más grandes pecadores que cualquier otro. Los pecadores que perecieron recibieron lo que merecían. Los pecadores que estaban vivos aún no habían recibido lo que merecían. Se les había dado misericordiosamente tiempo para arrepentirse. Y si no se arrepentían, ellos, también, recibirían lo que merecían.

Los que escuchaban a Jesús, justo como las personas hoy, hacían una pregunta equivocada. En vez de preguntar “¿me pregunto que hicieron esas personas para merecer morir?” deberían estar preguntando, “¿me pregunto por qué estoy vivo todavía?”

Si somos honestos y nos vemos a nosotros mismos como Dios nos ve, entonces la pregunta apropiada que deberíamos hacer es: “¿Por qué no he recibido más por mi egoísmo? De hecho, una aún más apropiada pregunta sería, “¿por qué no me estoy quemando en el infierno ahora mismo?

La respuesta, por supuesto, es que Dios nos ha mostrado a todos misericordia inmerecida. Cuando cuestionamos la injusticia de Dios, nuestro orgullo es desenmascarado. Creemos que merecemos mejor tratamiento, y seguramente Dios debe gemir.

¿Por qué pasan cosas malas a las personas buenas? Esa pregunta contiene una asunción errada. Nosotros debemos preguntarnos, “¿Por qué cualquier cosa buena le pasa a alguien?” De acuerdo a Jesús, ninguno es bueno, excepto Dios solamente (vea Marcos 10:18) Ya que ninguno de nosotros es bueno, solo merecemos lo malo.

Jesús continuó Su lección sobre la misericordia inmerecida:

Y Él comenzó diciendo esta parábola: “Cierto hombre tenía una higuera que había sido sembrada en su viñedo; y vino a buscar fruto en ella, y no encontró, y dijo al viñador, He venido por tres años a buscar fruto a esta higuera sin encontrar algo. ¡Córtala! ¿Por qué inutiliza también la tierra? Y él le contestó y le dijo, déjela, Señor, este año también, hasta que yo cave al rededor y le ponga fertilizante; y si da fruto el próximo año, bueno; pero si no, se corta” (Lucas 13:6-9)

Aquí está una figura perfecta de la justicia y la misericordia de Dios. La infructuosa higuera merecía ser cortada -aún así se le mostró misericordia por un año más- con la esperanza de que diera fruto. Si no daba fruto el cuarto año, sería cortada. Cuando ese momento llegara, la pregunta no sería, “¿Por qué la están cortando?” sino “¿Por qué no fue cortada el año pasado?”

La Misericordia Inmerecida de Israel

¿Qué acerca del pueblo de Israel? ¿Ellos merecían por su santidad y pureza ser liberados de la atadura egipcia? No, los israelitas fueron sin duda egoístas en su propio trato con otros. Ciertamente no fueron tan crueles como los egipcios, pero ninguno de ellos llevaba vidas de servicio auto-sacrificial del uno al otro. Sabemos por cierto que una vez Moisés trató de parar un pleito entre dos israelitas (vea Éxodo 2:13) Además cierta tradición judía establece que la razón por la que Dios permitió que Israel se volviera esclavo de Egipto fue por sus pecados. Más allá, numerosas veces después de ser liberado de Egipto, el pueblo de Israel mostró tratos de egoísmo y avaricia (vea Números 11:4, 31-34, 12:1-10, 14:1-4, 16:1-3).

¿Entonces por qué Dios los libertó? ¿Fue su sufrimiento a través de los años -la muerte de sus pequeños bebés, lo pesado de su trabajo -pago suficiente por sus pecados? ¿Recibieron todo lo que merecían? ¿Estaba Dios obligado a liberarlos porque sus cuentas con Él estaban todas saldadas?

Enfáticamente no.

Y si Dios dejó algo claro la noche del éxodo, le dejó claro a Israel que ellos, también, estaban recibiendo misericordia inmerecida.

Justo el día anterior al éxodo a la medianoche, Dios decretó que cada familia israelita tomara un cordero de un año y lo matará en el crepúsculo. Entonces tomaran algo de la sangre de su cordero y lo esparciera en los postes de sus puertas y en los dinteles de sus casas, porque él iba a pasar a través de Egipto y matar a todos sus primogénitos. Sin embargo cuando Él viera la sangre en los postes de las puertas de los israelitas, Él prometió pasar de ellos. Por lo tanto, ellos escaparían de su juicio.

Esto, por supuesto, fue la primera fiesta judía de la Pascua 1 . Los cristianos celebran la pascua al mismo tiempo del año, y es correcto, como pronto veremos (no se refiere a las costumbres paganas y no bíblicas que muchos celebran en la que llaman la “semana santa” en los países latinos).

¿Cual fue el significado de la ceremonia de la Pascua? Primero, notamos que cada familia degollara un cordero de un año, todo blanco y esponjado, y la imagen de la inocencia, oveja no adulta.

Esto suena un poco barbárico, especialmente para los que estamos solamente familiarizados con comprar una pierna de carnero en la tienda de alimentos. Mientras disfrutamos nuestra comida, no pensamos como ese pequeño y lindo corderito tuvo que ser aniquilado antes de ser cocinado.

¿Por qué Dios mandaría tal cosa? Si algo debe ser matado, ¿por qué no una marmota o un viejo cerdo desgastado? ¿Por qué un corderito inocente?

Dios estaba enseñándole a Israel el principio de sustitución representativa, esto es, el inocente muriendo por los pecados del culpable. El cordero fue escogido porque ejemplificaba la inocencia. Fue matado porque estaba recibiendo lo que cada israelita merecía –la muerte. Y la sangre que fue rociada en los postes de las puertas protegió a esos dentro de la casa de la debida ira de Dios, obligándolo a “pasar por encima” 2 La sangré indicó que la justicia ya había sido ejecutada a favor de los de adentro.

El Sacrificio Perfecto

¿Cómo pudo la muerte de un cordero pagar justamente por los pecados de un ser humano? La respuesta es que no pudo. De hecho, el nuevo testamento enseña que es imposible que la sangre de animales quiten los pecados (vea Hebreos 10:4)

Esos pequeños corderos solo sirven para representar el Sacrificio Perfecto que un día iban a satisfacer el clamor por justicia divina en favor de toda la gente.

Ese Sacrificio Perfecto, no podía ser un animal, sino un ser humano. Solo la muerte de un ser humano pudo justamente recompensar por los pecados de los seres humanos.

Además esa persona debería ser más que solo un ser humano, porque la muerte de un ser humano pudo justamente pagar para redimir solo a otra persona. El Sacrificio Perfecto debería ser alguien que fuera de un valor mucho más grande que todos los seres humanos combinados para poder proveer expiación para todos ellos.

Esa persona debía ser sin pecado, perfectamente inocente, sin egoísmo. Una persona manchada por el pecado nunca puede expiar los pecados de otros porque él mismo sería un deudor a Dios.

La persona que sería el sacrificio perfecto podría ser solo Dios en la forma de un ser humano.

Esa persona fue Cristo Jesús

Fue Jesús de quien el ángel anunció a José que “salvará a Su pueblo de sus pecados” (Mateo 1:21)

Fue Jesús a quien Juan el bautista presentó como “el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo” (Juan 1:21)

Fue Jesús de quien el apóstol Pablo declaró que fue “nuestra Pascua” (1 Corintios 5:7)

Fue Jesús quien por voluntad propia caminó a Jerusalén y fue crucificado durante la fiesta de la Pascua ahí en 32 a C. Ese evento fue la culminación del plan preordenado de Dios para proveer los medios para que los auto-condenados hombres y mujeres pudieran escapar de la debida ira de Dios. Ese día la justicia divina fue ejecutada sobre un substituto voluntario sin pecado. Ahora a pecadores in merecedores se les podría ofrecer justamente eterna misericordia de Dios.

Fue la muerte de Jesús en la cruz la que cumplió lo que la muerte del cordero de toda Pascua por más de mil años solo prefiguraba: el precio del rescate por nuestra liberación de la ira de Dios pagado por completo.

Cuando Jesús clamó en la cruz con Su último respiro, “¡consumado es!,” nuestra salvación fue comprada, de una vez por todas. Este es el tema central de la Biblia.

Apartando la Ira de Dios

Muchos pensaron que el propósito de la venida de Jesús era para “mostrarnos como vivir.” Otros piensan que Su muerte fue solo otro caso desafortunado de una buena persona siendo martirizado por una causa merecida. Ciertamente Jesús nos enseñó como vivir, y sí, Él murió por una causa merecida. Pero la razón más importante primeramente de que Jesús viniera a la Tierra fue para dar Su vida como pago por nuestros pecados.

Jesús nació para morir.

Él lo sabía y lo proclamaba:

Porque el Hijo del Hombre no vino para ser servido sino para servir, y para dar Su vida en rescate por muchos” (Jesús- Marcos 10:45; énfasis agregado)

Este fue el plan preordenado de Dios. Setecientos años antes de que Jesús naciera en Belén, el profeta Isaías predijo su llegada y el propósito para Su venida:

Pero Él fue el precio por nuestras transgresiones, Él fue molido por nuestras iniquidades; el castigo de nuestro bienestar cayó sobre Él, y por Su llaga fuimos nosotros curados. Todos nosotros nos descarriamos como ovejas, cada uno se apartó por su camino; pero el Señor hizo que la iniquidad de todos nosotros cayera sobre Él. [Él] justificará a muchos, cargando Él sus iniquidades (Isaías 53:5-6, 11b; énfasis agregado)

El apóstol Pablo escribió que la muerte sacrificial de Jesús como nuestro sustituto es la verdad más importante de la fe cristiana:

Porque les he entregado como de primera importancia lo que yo también recibí, que Cristo murió por nuestros pecados de acuerdo a las Escrituras… (1 Corintios 15:3; énfasis agregado)

Un término bíblico usado para describir la obra de Jesús en la cruz es propiciación. Esto significa “apartar la ira.” El apóstol Juan explicó que el amor de Dios fue preeminentemente demostrado por a través de la obra propiciatoria de Su Hijo.

Por esto el amor de Dios a nosotros, que Dios ha enviado a su Hijo unigénito al mundo, para que así nosotros vivamos por medio de Él. Esto es amor, no que nosotros amamos a Dios, sino que Él nos amó y envió a Su Hijo a ser la propiciación por nuestros pecados (1 Juan 4:9-10; énfasis agregado)

El principal beneficio que el sacrificio de Jesús hace disponible para nosotros es el apartar la ira de Dios (vea Romanos 5:9) Ese apartar, hace disponible una multitud de otras bendiciones para cada persona que recibe la reconciliación que Dios hizo posible.

¿La muerte sacrificial de Jesús garantiza automáticamente que toda persona escapará del infierno y vivirá por siempre en el cielo? No, toda persona debe reunir ciertos requerimientos si ha de experimentar lo que Cristo hizo posible.

Nota que la Escritura arriba establece que aunque la muerte de Jesús ha proveído nuestra reconciliación con Dios, nosotros tenemos una responsabilidad de recibir esa reconciliación:

Pues mientras todavía estábamos sin ayuda, en el momento correcto Cristo murió por los impíos. Pues difícilmente uno morirá por un hombre justo; aún tal vez alguien se atreva a morir por un hombre bueno. Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros. Entonces mucho más, habiendo sido ahora justificados por su sangre, seremos salvos de la ira de Dios por medio de él. Porque si cuando éramos enemigos, fuimos reconciliados con Dios por la muerte de su Hijo, mucho más, estando reconciliados, seremos salvos por su vida. Y no sólo esto, sino que también nos gloriamos en Dios por el Señor nuestro Jesucristo, por quien hemos recibido ahora la reconciliación (Romanos 5:6-11, énfasis añadido).

¿Como recibimos la reconciliación que ha sido provista? En el próximo capítulo contestaré esa pregunta, mientras examinamos que es lo que requiere Dios de cada uno de nosotros.

La Demostración de la Cruz

En la muerte de Jesús en la cruz, vemos la santidad de Dios, justicia y amor perfectamente mezclados en un evento. El amor de Dios fue demostrado en que Jesús murió en nuestro lugar, para que nosotros no suframos nuestro propio debido castigo.

Jesús dijo, “Ninguno tiene mayor amor que este, que uno ponga su vida por sus amigos” (Juan 15:13) ¿Cómo pudo Dios demostrar amor más grande?

La justicia de Dios fue demostrada en que Él no nos perdona sin castigo. Si Él lo hiciera, Él podría ser correctamente acusado de injusticia, y, por lo tanto, imperfecto en amor e inmoral. Así que Dios cumplió la debida pena impuesta -Su ira cayó a la justa medida- pero sobre un Sustituto sin Pecado, quien voluntariamente fue a la cruz por nosotros.

¿Pero cómo cayó la ira de Dios sobre nuestro Sustituto?

Primero que todo, cayó sobre Jesús en la agonía de flagelación y crucifixión.

Mientras la sangre cubría su cara desde las perforaciones de una corona de espinas encajadas en Su cabeza, la carne de la espalda de Jesús fue lacerada a jirones por el látigo de nueve puntas romano. Cada tira del látigo de cuero lanzada con piezas de metal y huesos filosos se incrustaban y desgarraban sin misericordia. Cada uno de ellos rasgó la espalda de Jesús treinta y nueve veces. La historia registra que hombres más débiles murieron sufriendo el mismo trauma. Pero ese fue solo el comienzo de los sufrimientos de Jesús.

Jesús fue entonces forzado a llevar Su propia cruz sobre su espalda sangrante hasta que cayó de rodillas de agotamiento. En el lugar de la crucifixión, los ejecutores lo desnudaron y estiraron sus brazos que estaban ya salpicados con sangre. Con cruel precisión clavaron pesados clavos a través de Sus muñecas y ambos pies.

Finalmente la cruz sobre la cual fue Él clavado fue levantada y puesta en un hoyo de soporte que la pudiera mantener parada derecha.

En la crucifixión, todo el peso de las víctimas se recargaba en el lugar donde el clavo estaba a través de sus pies y donde los clavos estaban a través de sus muñecas. El dolor, por supuesto, era insoportable. La respiración se volvía un esfuerzo constante. Si el condenado quería respirar, tenía que empujarse en el clavo que atravesaba sus pies para poder relajar la tremenda presión creciente que su cuerpo ejercía sobre sus pulmones.

Esto sería aún peor para alguien cuya espalda fue lacerada por ser azotada en flagelación. La cruz podría haber raspado las ya de por si abiertas heridas mientras la víctima se empujaba para arriba para respirar y, entonces, colapsando en agonía, deslizarse en la cruz, una vez más colgando de sus manos.

La mayoría de los crucificados murieron de asfixia, puesto que estaban eventualmente inhabilitados para reunir fuerzas para empujarse y tomar una nueva respiración. Esa es la razón por la que los soldados romanos eventualmente quebraron las piernas de los dos ladrones que fueron crucificados a cada lado de Jesús. Eso aceleró sus muertes.

Jesús había sido tan maltratado antes que no hubo necesidad de quebrar sus piernas -Él murió solo después de unas cuantas horas en la cruz.

Abandonado Por Tu Causa

La tortura de la crucifixión es casi demasiado horrible para imaginar, pero Jesús sufrió infinitamente más y de una manera que es inconcebible para nuestras mentes humanas.

De manera inexplicable, la ira de Dios cayó sobre Jesús y le inflingió mucho más grande dolor y sufrimiento que el tormento físico en la cruz. Toda la culpa de la raza humana -por todo el odio, la lujuria, la envidia, el orgullo, el egoísmo- fue puesto sobre Jesús.

En terrible anticipación de eso, Jesús cayó sobre su rostro y fervientemente oró que si fuera posible, pasara esa copa de Él. Pero en vez de decir “Amén,” Él añadió, “Pero no se haga Mi voluntad sino la Tuya” (Lucas 22:42)

Nosotros no podemos comenzar a entender la agonía que Jesús experimentó en la cruz –como si los tormentos de un infierno eterno fueran comprimidos en tres horas y depositados en un solo hombre. Él sintió la intensa soledad, la desesperanza y desesperación, la culpa, el remordimiento, el horror, la sed tremenda, de esos que sufren los tormentos que nunca se acaban, de los malditos.

Peor que todo, Él sufrió el pánico de aquellos que se dan cuenta de que no hay esperanza para su reconciliación con Dios. Abandonados por siempre, lanzados a las tinieblas de afuera. Mientras la realidad aplastante de ser abandonado por Su Padre iba creciendo dentro de su conciencia, Jesús jadeó con horror,

“Mi Dios, Mi Dios, ¿por qué me has olvidado?”

Su propio Padre le volvió la espalda, derramando su furia sobre el pecado del mundo hasta que su ira fuera consumada -y el cuerpo de Jesús colgaba inerte en la cruz.

Ahí cuelga el Cordero de Dios. Golpeado, pateado, escupido, burlado, escarnecido, azotado, desnudado, apaleado, y cubierto de mugre, sudor y sangre.

Así es como Dios odia el egoísmo. Así es como el Dios justo y recto es. Y así es cuanto Dios te ama.

1 “pass over” en inglés

2 “pass over” en inglés, se le llama pascua en español pero pierde el sentido

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TRES: El Club de los Pecadores

Antes del colapso del comunismo en Europa del este, pasé algún tiempo viajando en Polonia, Checoslovaquia, Alemania Oriental y Rumania. Escuché las historias de quienes fueron encarcelados detrás de millas de alambre de púas, ametralladoras y campos minados -la póliza de seguro comunista de que nadie puede escapar de su “sociedad utópica” sin pagar con su vida.

Muchos con quienes he hablado sufrían persecución por su fe. La mayoría de las personas no podía más que esperar horas en las líneas de alimentos en el frío amargo, y casi todos tenían miedo de hablar en contra de la autoridad. Fui testigo de la pobreza, la miseria y la desesperanza de personas que nunca parecían sonreír y vivieron donde todo era nublado y gris.

Sin embargo, con repugnancia, vi las ventajas de los miembros de la clase privilegiada que vivieron en esta supuesta “sociedad sin clases” y pensé acerca de la hipocresía de todo esto. Me parece que los líderes comunistas que denunciaron los males del capitalismo fueron los peores capitalistas de todos –se aprovecharon de su propia gente en aras de ganancias egocéntricas.

He hecho también algunos viajes en América Central y descubrí el por qué algunas de las personas, para mi sorpresa, se encuentran tan abiertas a las ideas del comunismo. La razón es porque son víctimas de los capitalistas avariciosos, cuyos beneficios reclamaron una prioridad más alta que el bienestar de las personas empobrecidas que hicieron; posible sus beneficios -gente que no tiene ninguna esperanza de escapar de un sistema del que están convencidos de que es malvado.

Esto me hizo darme cuenta de que el verdadero mal no es inherente a cualquier sistema económico. Los comunistas supuestamente desean igualdad para todos, y los capitalistas, en teoría, desean todos tener la oportunidad de igualdad. Sin embargo, ambos sistemas crean inevitablemente personas que quieren hacerse ricas a expensas de otros. Ambos sistemas han traído lo peor de la codicia y el egoísmo humanos.

Cerdos capitalistas o puercos comunistas, no hay ninguna diferencia -ambos te empujarán al barro para alcanzar su bazofia. No son las teorías económicas las que están intrínsecamente mal-Son las personas que permiten que los sistemas logren sus objetivos egoístas, independientemente de quién sufre en el proceso.;

Las Democracias y Dictaduras

Lo mismo ocurre cuando examinamos la democracia y la dictadura. La historia enseña, como dijo Lord Action, “El poder tiende a corromper y el poder absoluto corrompe absolutamente.” ¡Oh, cómo los norteamericanos deploramos las violaciones de los derechos humanos de los dictadores del tercer mundo!

La democracia, sin embargo, no crea automáticamente líderes incorruptibles, como todos los que vivimos en los Estados Unidos sabemos. Parece que estamos constantemente bombardeados con informes de noticias relativas a que los de nuestro Gobierno han cometido alguna violación de ética. Tú no puedes ayudar, pero pregúntate, si tú pones a esas mismas personas en un país diferente bajo un sistema político diferente, ¿construirían vallas de alambre de púas a lo largo de sus fronteras?

Winston Churchill hizo la observación astuta: “La democracia es el peor sistema nunca inventado, excepto para todos los demás.” Ciertamente. Y, ¿qué es lo que hace a la democracia el peor sistema, excepto para el resto? (O en otras palabras, ¿Qué es lo que la hace mejor?)

La democracia proporciona un sistema de comprobaciones y de saldos. Estos agregan algunos incentivos adicionales para los dirigentes para caminar el camino recto y estrecho mientras proporciona una salvaguarda para los ciudadanos cuando sus dirigentes no lo hacen. ¡Por eso es que la democracia es superior a una dictadura -podemos expulsar a los granujas antes de que hagan mucho daño!

Tanto las dictaduras y democracias, como el comunismo y capitalismo, desenmascaran un mal inherente en las personas. Tener una oportunidad de tomar ventaja de alguien, la persona promedio aprovecha normalmente la oportunidad – si él está razonablemente seguro de que con certeza no sufrirá; alguna repercusión negativa.

¿Y a poco no nos gusta hablar de los políticos sucios y sus hechos sucios? Sin duda lo hacemos. Pero cuando les nombro “políticos sucios,” Me he desenmascarado.

Detente por un momento e imagina esta escena: Imagina a un individuo condenado tres veces entre rejas que denuncia a sus compañeros reclusos como “transgresores de la ley.” ¿Cuál es tu reacción? Sin duda; inmediatamente piensas, “¿Por qué?, él no tiene derecho a denunciar a sus compañeros presos como transgresores de la ley porque él es tan culpable como ellos.”

Ahora vamos a volver a hablar sobre los políticos sucios. ¿Realmente tengo derecho a condenar a un político por utilizar su posición para fines egoístas? No, a menos que yo nunca me haya aprovechado egoístamente de otra persona o capitalizado egoístamente en una circunstancia favorable. Pero sí lo he hecho. Entonces cuando yo condeno a un político sucio, no soy diferente al que denuncia a sus compañeros reclusos como “tipos transgresores de la ley.” Es solo un caso más de la olla llamada el hervidor negro.

“¡Usted Es El Hombre!”

Ahora, no pretendas sentarte allí con un halo sobre tu cabeza. Ustedes también, mis queridos lectores, son tan culpables de este pecado universal como yo. Todos nosotros hemos actuado en nuestro propio interés una vez u otra, y otros han sufrido debido a ello. Cada uno de nosotros es culpable, ya sea en mayor o en menor grado. Y para agregar pecado a nuestro pecado, somos justos delante de nosotros mismos denunciado a otros que han actuado como nosotros. Y esto nos hace hipócritas.

Esto es precisamente la pandemia del pecado de la cual el Apóstol Pablo hablaba en el siguiente versículo:

Por lo cual, eres inexcusable, oh hombre, quienquiera que seas tú que juzgas; pues en lo que juzgas a otro, te condenas a ti mismo, porque tú que juzgas haces lo mismo. (Romanos 2: 1; énfasis añadido).

Esto es esencial para entender esta importante verdad. Cuando señalamos los pecados de los demás, estamos abiertamente testificando ante el Tribunal del cielo que nosotros sabemos que sí existe el bien y el mal. Nuestros propios juicios hacia los demás proporcionan evidencia indiscutible de nuestra creencia en un código universal de ética, una norma de conducta que nosotros hemos quebrantado muchas veces. En consecuencia, nuestros propios juicios hacia los demás son auto-condenatorios.

¿Recuerdas haber escuchado en la Biblia la historia de cuando el Rey David cometió adulterio con Betsabé la esposa de Urias? Quedó embarazada, por lo que David arregló el asesinato ;de su esposo en el campo de batalla. Pareció que Urías murió por las desgracias de guerra, pero su muerte había sido convenida por el Rey David y su comandante en Jefe, entonces, se casó legalmente con la viuda afligida de Urias.

El plan corrupto de David pareció ir sin problemas, hasta que un día Dios envió a un profeta llamado Natán a visitarlo. Natán pidió al Rey David su juicio sobre un hombre muy rico en su Reino que tenía grandes rebaños de ovejas pero que había tomado el único cordero de un vecino pobre a fin de presentar una comida ante uno de sus huéspedes. David estaba furioso y justamente declaró que el hombre rico debería sufrir la muerte por su obra.

El profeta, a continuación, señaló con su dedo a David y clamó, “¡Usted es el hombre!

La historia de David tiene aplicación universal, porque cada vez que tú condenas a alguien, el Soberano Espíritu de Justicia apunta su dedo hacia nosotros y clama: “¡Usted es el hombre!

Como una persona inteligente dijo con razón una vez “Cuando usted apunta con el dedo a alguien, dese cuenta de que tres de sus dedos apuntan hacia usted.”

La Raíz del Problema

¿Te sientes convicto? Tú deberías, si no, algo está mal.

Hay posibilidades, si eres como la mayoría de nosotros, cuando te sientes condenado por el pecado, intentas justificarte a ti mismo. Quizás tú estás diciendo, “pero yo nunca he cometido adulterio o asesinato como David.” Tal vez tú no. Pero hay un pecado que es la raíz de todos los otros pecados, y es el egoísmo. La causa de los pecados de David fue egoísmo; fue “primero yo, después yo, y al último yo.”

¿Que siente Dios acerca del egoísmo? Jesús dijo que el segundo mayor mandamiento es que debemos amar a nuestro prójimo como a nosotros mismos (ver Mateo 22: 36-40). La Biblia dice que el mandamiento de amar sin egoísmo resume todos los mandamientos del antiguo testamento:

Porque el que ama al prójimo ha cumplido la ley. Por que: “No adulterarás, no matarás, no hurtarás, no dirás falso testimonio, no codiciarás,” y cualquier otro mandamiento, en esta sentencia se resume, “Amarás a tu prójimo como a ti mismo.” El amor no hace mal al prójimo; así que, el cumplimiento de la ley es el amor (Romanos 13: 8-10).

La gente comete adulterio, asesina, roba y codicia como resultado de su egoísmo. Dios aborrece el egoísmo debido a que Él es el amor desinteresado en persona, y, por lo tanto, no ama a una persona más que a otra. Cuando un acto de egoísmo está comprometido, una injusticia tiene lugar. Y cuando nos comprometemos a cualquier acto de egoísmo, nosotros somos culpables de la misma motivación pecaminosa como el adúltero o el asesino.

Jesús apoyó plenamente esta verdad en su famoso “Sermón del Monte.” Sus oyentes de entonces no eran en nada diferentes que tú o yo. Tal vez nosotros no hemos cometido asesinato. Tal vez no hemos cometido adulterio. Pero escucha lo que el Hijo de Dios dijo:

“Ustedes han escuchado lo que los antiguos [antepasados] dijeron, ‘No matarás’ y ‘cualquiera que matare será culpable de juicio.’

pero yo les digo que todo aquel que esté enojado con su hermano será culpable ante el Tribunal; y quien diga a su hermano, ‘Raca’ [o, cabeza hueca], deberá ser culpable ante el Tribunal Supremo; y quien le diga, ‘tonto’ será lo suficientemente culpable para entrar en el infierno ardiente(Mateo 5: 21-22; énfasis añadido).

Yo no lo dije sino Jesús. Y según él, una persona no es sin culpa solo porque nunca ha cometido asesinato. El mismo odio que condena al asesino al infierno también condena al hombre que se enoja. Ambos son egoístas. Jesús no se detuvo ahí:

“Ustedes han escuchado que se ha dicho, no cometerás adulterio; pero yo les digo, que todo el que mira a una mujer con lujuria ya ha cometido adulterio con ella en su corazón” (Mateo 5: 27-28; énfasis añadido).

El mismo egoísmo que comete adulterio es el mismo egoísmo que comete lujuria.

Lanzar la Primera Piedra

Quizá conocen la historia del Nuevo Testamento de la mujer sorprendida en adulterio. Los fariseos la habían tomado en el mismo acto y, a continuación, la llevaron ante Jesús a fin de atraparlo. Ellos le recordaron a Jesús que la ley de Moisés manda que tal mujer sea apedreada a muerte.

La respuesta profunda de Jesús fue simplemente la reexpresión de un principio que todos nosotros sabemos que es cierto: nadie tiene derecho a condenar a otro cuando él mismo es culpable. Jesús dijo así: “El que es sin pecado entre vosotros, sea el primero en tirarle una piedra” (Juan 8: 7).

Después de que habló, Jesús se arrodilló y escribió en el polvo. La Biblia dice que los acusadores de la mujer empezaron a irse lentamente, en primer lugar los más viejos y, a continuación, los más jóvenes. ¿Qué es lo que Jesús escribió en el polvo? me pregunto, ¿podrían haber sido los nombres de las mujeres de las fantasías de los fariseos? ¿Serían los nombres de sus novias?

A pesar de todo, dos cosas se hacen evidentes en este incidente.

En primer lugar, el adulterio es pecado. Una vez que todo el mundo había desaparecido, Jesús dijo a la mujer, “Vete y no peques más.”

En segundo lugar condenar a otros es pecado. Los hombres que se creían justos, que sostenían piedras ese día merecían ser apedreados en cada parte tanto como la mujer que estaban a punto de ejecutar. Así es cómo es siempre.

Todos nosotros somos culpables de hacer un juicio sobre otros por hacer lo que igualmente hemos hecho: actuando en nuestros propios intereses. Todos nosotros somos como el policía fuera de servicio que corre hacia su casa después de que todo el día ha dado multas de exceso de velocidad a conductores que van corriendo.

Nos guste o no, todos somos miembros del club de pecadores. Y algunos que piensan que no pertenecen son realmente los oficiales de más alto rango por lo que Jesús denunció con tanta frecuencia a las personas que confiaban de sí como justos. (Por cierto, Él es el único quien tenía derecho a denunciar a los hipócritas porque Él era sin pecado.)

¿Somos Personas Básicamente Buenas con Algunas Fallas?

Si tú eres como la mayoría de las personas, te consideras básicamente una persona buena. (Las encuestas nos dicen que el 86 por ciento de los estadounidenses creen que van a ir al cielo.) Pero eso es sólo porque se están comparando; a ellos mismos con sus vecinos y no con las normas de Dios. Jesús dijo, “No hay uno bueno excepto Dios” (marca 10: 18). Dejó claro que la gente no es básicamente buena, sino básicamente mala.

Piensa en tu particular código de conducta. ¿Robarías un banco a punta de pistola? Probablemente no. ¿Pero nunca has robado algo de menor valor? ¿Alguna vez has mentido en tu declaración de impuestos, por lo tanto, robando a cada ciudadano estadounidense? ¿A sabiendas aceptaste más cambio del que tenías derecho en la tienda de comestibles, robando así unas monedas? ¿Nunca tomaste una pequeña herramienta o un clip de papel de un empleador? Ves, eres un ladrón. La razón para no robar un Banco no es porque eres básicamente bueno o básicamente altruista. Tus pequeños robos demuestran lo contrario. La razón para no robar un Banco es porque temes que podrías ser atrapado. ¿Ves?, ¡la “bondad” de la que haces alarde es realmente sólo otra indicación de su egoísmo! ¡Si tú pudieras robar un banco con tan poco riesgo de tu reputación y futura libertad como tú puedes robar un clip de papel de la compañía, lo harías! Pero el mismo egoísmo que te motiva a robar pequeñas cosas de las que nadie sabrá también te motiva a ser “bueno” en grandes cosas.

Lo mismo ocurre con el asesinato. ¿Matarías a alguien? ¡Por supuesto que no!” tú declaras. Y ¿por qué no? “¡Porque soy una persona buena y sólo las malas personas cometen asesinato!”

Permíteme preguntarte entonces, si tú nunca dispararías por la espalda a alguien que no te cae bien, ¿por qué disparas insultos a las espaldas de los que no te caen bien? Principalmente porque el odio no te va a enviar a la cárcel, mientras que el asesinato sí podría. Y, como un asesino, podrías arruinar tu reputación, pero tú puedes aún ser aceptado por tus compañeros incluso cuando constantemente emites insultos. ¿Ves?, el egoísmo es lo que motiva a los que insultan a abstenerse de asesinar.

Si alguna vez fuera legalizado el asesinato, nadie estaría seguro, y tú lo sabes. Podemos estar seguros de eso, porque el asesinato ha sido legalizado en nuestro país, pero sólo mientras la víctima no ha nacido. ¿La gente es básicamente buena o básicamente egoísta? La respuesta es obvia cuando millones de personas; pagan para que sus propios hijos sean cortados en pedazos o envenenados en su vientre.;

El Punto de Vista de Dios

Tú puedes estarte preguntando por qué estoy tratando de hacer que te sientas tan culpable. La respuesta es esta: tú debes ver la verdad acerca de tu propio pecado para poder comprender plenamente la necesidad de un Salvador.

No te voy a dejar eternamente culpable. De hecho después de ir dos capítulos más voy a decirte la mejor noticia que nunca ha sido escuchada por un oído humano. Te estoy guiando al plan de Dios de ofrecer un perdón completo gratuito. Pero de absoluta necesidad, te debes ver a ti mismo como un pecador que necesita perdón de Dios.

Algunas personas son como la acobardada adúltera, ella sabía que era culpable y estaba preparada para sentir la primera piedra en su espalda. Pero la mayoría son como la multitud que se había reunido para condenarle, igualmente mereciendo el castigo que ellos hipócritamente querían ejecutar sobre ella.

Tal como el Apóstol Pablo dijo, se condenaban a sí mismos y no tenían excusa.

Imagina ahora la escena como Dios la vio: ¡Era un grupo de hombres lujuriosos y adúlteros preparándose para apedrear a una adúltera! ¡Qué hipocresía pura! ¿Pero no es esa una imagen de la raza humana?

Los chismosos chismean acerca de sus vecinos chismosos. Los trabajadores flojos (que roban el tiempo de su jefe) se quejan del salario extravagante de su director general. Tipos “más santos que tú” no van a la Iglesia porque “todos piensan que son más santos que tú.” Editores lujuriosos escriben acerca de los evangelistas caídos. Los ciudadanos evaden impuestos para no dar más dinero al “gobierno corrupto.” Los electores se quejan de los políticos egocéntricos que eligieron para servir a sus propios intereses.

Recientemente leí en el informe criminal de un periódico local que alrededor de tres personas informaron del robo de los detectores de radar de sus vehículos. ¡Estaban enojados porque alguien rompió la ley, robándoles un dispositivo que les ayudaba a romper la ley!

Todos nosotros; hemos actuado egoístamente, todos nosotros hemos condenado y criticado a otros, y por lo tanto, todos nosotros nos condenamos a nosotros mismos ante Dios. No sólo son los comunistas, avariciosos capitalistas, políticos sucios, ladrones de Bancos y asesinos.

Todos somos miembros culpables del club de los pecadores. La membresía tiene sus consecuencias.

“Por cuanto todos pecaron y están destituidos de la gloria de Dios” (Romanos 3: 23)

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FM Spanish » TRES: El Club de los Pecadores

CUATRO: El Ángel en tu hombro

¿“Quién dice que está mal tener relaciones sexuales con la esposa de alguien? Puedo hacer mi propia cosa. No hay tales cosas como absolutos morales. No voy a acatar las normas inventadas por algunos anticuados religiosos aguafiestas.”

Si pudiera encontrar a alguien que realmente creyó esa filosofía en la medida que la vivió consistentemente, entonces podría escucharlo. Pero no he encontrado una persona aún, que en su vida diaria, consistentemente camina y habla como si realmente no hay absolutos morales.

El playboy más hedonista todavía tiene un código de ética por el que vive limitadamente y que espera que otros lo vivan. Como ya he dicho anteriormente, ese código de ética está construido por Dios. Queramos admitirlo o no, todos sabemos lo que es correcto y lo que es incorrecto.

Tomemos al playboy que dice que no ve nada de malo en tener una aventura con la esposa de otro. Su lema es, “Si se siente bien, hazlo.” Si él cree realmente que no hay absolutos morales, entonces él no debe nunca quejarse cuando otras personas que han adoptado el mismo lema de cometer actos egoístas lo dañan a él.

Si decido tomar un mazo y triturar el parabrisas de su automóvil, entonces él no tiene derecho a criticarme. Si lo hace, yo sólo le diré, “Ey, me dieron ganas de hacerlo. Eso hizo que me sienta bien. Y además, no hay cosas tales como absolutos morales. No hay bien ni mal. No me voy a reprimir por alguna estúpida ley que algún anticuado aguafiestas inventó.”

¿Cómo crees que ese playboy podría reaccionar ante mi línea de razonamiento? Él objetaría violentamente porque él cree en un código de ética. No está bien destruir la propiedad de otra persona. Todos en el mundo lo saben, incluso personas que viven en las sociedades más primitivas. Además, las personas tienen siempre que saber que es erróneo actuar en su propio interés si otros son perjudicados en el proceso.

Auto-Evidentes Absolutos morales

Nuestros padres fundadores lo expresaron elocuentemente cuando escribieron, “Nosotros sostenemos estas verdades que son auto-evidentes, que todos los hombres son creados iguales… ” Estas verdades son evidentes. El egoísmo es erróneo porque todas las personas, creadas a imagen de Dios, son iguales-equitativamente amadas por Dios.

Cuando actuamos en nuestro propio beneficio de tal manera que causa a otros sufrimiento, hemos pecado. Eso es lo que hace a robar malo. Eso es lo que hace a mentir malo. Eso es lo que hace al adulterio malo. Eso es lo que hace al chisme malo. Eso es lo que hace al aborto malo. Prácticamente todas las leyes que han existido se ha basado en el principio subyacente de que hay evidentes absolutos morales particulares de que los actos egoístas que dañan a otros son moralmente equivocados. Y las leyes que no reflejan esas leyes principales -leyes que favorecen a una persona sobre otra- las detestamos.

Cuando el playboy hedonista esté ante Dios, el Creador no va a comprar su excusa de que él no sabía lo que era bueno y lo que era malo. Dios tendrá volúmenes de evidencias incontrovertibles de la vida cotidiana del hombre demostrando su creencia evidente en una norma de conducta. Cada vez que el hombre criticó a otra persona por actuar egoístamente, sus propias palabras testificaron de su creencia en absolutos morales y por lo tanto, le condenaron.

Eso es precisamente lo que tendrá lugar en su juicio ante Dios. Dios tiene un registro de cada palabra ociosa de cada persona. Lea lo que Jesús dijo:

“Y yo les digo, que de cada palabra ociosa que los hombres hablen, darán cuenta en el día del juicio. Por que por sus palabras deberán ser justificados, y por sus palabras serán condenados” (Matthew 12: 36-37; énfasis añadido).

Ahora antes de que nosotros los que confiamos en nosotros mismos como justos condenemos a cada auto-complaciente playboy, no olvidemos que todos nosotros estamos en el mismo barco, en la proa o la popa. Todos nosotros hemos roto la regla sagrada que Jesús dijo que resume la enseñanza moral del antiguo testamento: “Haz a otros como quieres que hagan contigo.” Todos nosotros estaremos auto-condenados ante Dios por nuestras propios juicios de otros.

El Más Antiguo Código de Ley

Vamos a responder la pregunta de dónde se originó la idea de absolutos morales. ¿Quién decidió que el egoísmo es malo?

Miremos específicamente al adulterio. ¿Fue algún viejo aguafiestas religioso quién decidió que el adulterio es un pecado? Si así fue, ¿entonces quién fue?

¿Fue algún mojigato puritano de Nueva Inglaterra quien lo soñó? No.

¿Fue un grupo de monjes ascéticos del oscurantismo? No.

¿Jesús lo introdujo? No.

Sin duda debe haber comenzado con Moisés y los diez mandamientos. No, no fue así.

Mira, los arqueólogos han descubierto los códigos civiles de varias culturas antiguas, códigos que datan de incluso cientos de años antes de los diez mandamientos. Probablemente el más conocido ejemplo sería el código de Hamurabi (un antiguo rey de Babilonia).

Descubierto en 1901, por el arqueólogo francés Jacques de Morgan, el código contiene 282 leyes inscritas en un trozo de piedra, fechado alrededor de 1750 a.c. y ahora preservado en el Louvre en París.

¿Y Hamurabi, que vivió tres a cinco siglos antes de que se dieran los diez mandamientos, que tiene que decir sobre el tema de adulterio? Léalo usted mismo:

Si la esposa de un hombre ha sido descubierta acostándose con otro hombre, habrán de atarlos [juntos] y lanzarlos al agua. 1

Es tan obvio como una ballena en un chapoteadero: todos, en todas partes, siempre han sabido que hay absolutos morales.

¿Así que cuándo se originó la idea de que el egoísmo es malo? Como dije en el segundo capítulo, la respuesta debe ser obvia para cualquier persona que ha escuchado protestar a un niño de dos años de edad, “¡No es justo!” Su protesta se basa en un principio de nacimiento.

Cada persona nace con el conocimiento de absolutos morales. Ese conocimiento se le ha dado por Dios, y eso es exactamente lo que enseña la Biblia.

Nuestra Conciencia, Donde la Ley de Dios Está Escrita

En el libro de Romanos, capítulo dos, el Apóstol Pablo compara la revelación de Dios a los judíos con Su revelación a los gentiles. A los judíos les fueron dados los diez mandamientos grabados en tablas de piedra con el dedo de Dios, pero la gente no judía, los gentiles, nunca tuvieron ese privilegio. Pablo dice, sin embargo, que cada gentil ha tenido la Ley de Dios escrita en su corazón por Dios mismo. Esa Ley de Dios interna es a lo que nos referimos como nuestra conciencia.

“Porque cuando los gentiles que no tienen la Ley hacen instintivamente las cosas de la ley, éstos, no teniendo la Ley, son ley para sí mismos, mostrando la obra de la ley escrita en sus corazones, testificando su conciencia y alternativamente acusándoles o bien defendiéndoles sus razonamientos, en el día cuando, según mi evangelio, Dios juzgará los secretos de los hombres a través de Jesucristo (romanos 2: 14-16; énfasis añadido).

Sin duda, has visto las caricaturas de la persona que tiene al diablo sentado en un hombro y un ángel en el otro hombro, cada uno le habla a un oído. Realmente hay más verdad teológica en esa imagen de lo que muchas personas se dan cuenta. El error en ella es que nuestras instrucciones morales no provienen de fuera, vienen desde el interior. Son, como dijo Pablo, instintivas.

Todos hemos percibido esa orientación interna, que nos lleva a resistir la tentación de ser egoístas. Probablemente todo mundo ha obedecido esa guía interior en algún grado. Pero todos nosotros, en mayor o menor grado, la hemos violado más de lo que nos interesa admitir.

¿Por qué Dios nos dio una conciencia? El apóstol Pablo reveló la razón en el verso citado anteriormente, y sólo tiene un sentido lógico: Algún día, Dios nos va a juzgar sobre la base de si o no hemos obedecido a nuestra conciencia, si sí o no hicimos lo que sabíamos que se suponía debíamos hacer.

¿Por qué es tan importante para Dios? Porque Dios tiene un plan final para una futura sociedad perfecta donde las personas egoístas caben allí. En el capítulo final, examinaremos lo que la Biblia tiene que decir acerca de esta sociedad futura.

Por supuesto, ya que todos hemos violado nuestra conciencia, todos estamos condenados ante Dios, mereciendo cualquier castigo que considere apropiado. No hay una persona leyendo este libro que no haya actuado egoístamente. La mayoría de nosotros ha llevado vidas que se caracterizan por el egoísmo. Como señalé en el capítulo anterior, incluso nuestras “buenas obras” están egoístamente motivadas.

Nosotros damos de beber y comer a otros para conseguir algo de ellos.

Nosotros adulamos a las personas a fin de obtener una ventaja.

Servimos “desinteresadamente” para que otros sepan cuán desinteresados somos.

Hacemos trabajo voluntario por que así podemos añadir un párrafo auto-promotor a nuestro curriculum.

Obedecemos la ley motivados por un temor de ser atrapados y a sufrir las consecuencias más bien que la verdadera preocupación por aquellos que podrían ser heridos por nuestro romper la ley.

Damos regalos para que los destinatarios piensen más altamente de nosotros. Con demasiada frecuencia, nuestros regalos son realmente sobornos. Y si no nos agradecen inmediatamente en proporción a la cantidad que se gastó en el regalo, ¡Criticamos al destinatario a sus espaldas! (¡Ese no es amor desinteresado!)

“Pero se consciente de esto, que en los últimos días vendrán tiempos difíciles. Porque los hombres serán amadores de sí mismos. ” (Timoteo 2 3: 1-2a; énfasis añadido).

Nota al final

1. Samuel NOAH Kramer, cuna de la civilización.

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DOCE: Lo que nos Depara el Futuro

¿Por qué Dios pasó por todo esto para salvarnos del pecado, la muerte y el infierno? Sin duda, El que todo lo sabe, omnisciente Dios, el Creador de nuestro increíblemente complejo y aún misterioso Universo, el Diseñador de todos los seres vivos, el que ha existido desde la eternidad tiene una razón para habernos creado. Debe haber algún objetivo final en el que Dios ha estado trabajando -algo que ha tenido en mente desde hace mucho, mucho tiempo.

La Biblia establece claramente que antes de la creación del mundo, Dios formuló un plan.

Ese plan te incluye.

Dios planeó tener una familia grande, llena de su amor, quien Él pudiera disfrutar y que le iba a disfrutar. Su amor por Él, se manifestaría en todas sus obras. Ellos vivirían juntos para siempre en una sociedad perfecta y un mundo perfecto. Lo puedes llamar cielo, lo puedes llamar utopía, lo puedes llamar paraíso-no importa. Pero algún día, todos los que han creído en Jesús estará allí.

Entonces, ¿por qué Dios no sólo empezó las cosas de esa manera? ¿Por qué no hemos estado experimentando ese mundo perfecto todo el tiempo?

Dios sí empezó las cosas de esa manera, en el Jardín del Edén con un paraíso perfectamente hermoso con todo lo que la humanidad necesita para vivir una vida plena y agradable a Dios. ¿Qué salió mal? La gente que Dios creó se negó a cooperar con su plan. Ellos desobedecieron, y la desobediencia no fue, y no es parte del plan de Dios.

Pero eso no ha detenido a Dios de planear. A pesar de lo que la gente ha hecho, el sueño de Dios se cumplirá.

La Prueba de Amor

¿Por qué, entonces, Dios no creó gente que iba a cooperar? Eso sí que es una pregunta fácil de responder. Si Dios nos hubiera creado como robots, programados para obedecer, sin libertad de elección a desobedecer, entonces Él nunca podría haber tenido una familia que lo amara o que se amaran unos a otros. La base del amor es la libre elección.

Lo qué hace que mi relación con mi esposa sea tan maravillosa es que ella no tenía que casarse conmigo, pero lo hizo. Ella eligió ser mi esposa, y ella elige continuar siendo mi esposa. Y eso es amor. Si no hay otra opción en ese asunto, no hay amor.

¿Cómo se podría haber sentido Dios con una raza de robots? Te voy a dar una idea.

En algún momento cuando te sientas solo, tomas una grabadora y grabas tu propia voz diciendo: “Te amo. Eres una persona maravillosa. ¡Oh, cómo me gusta estar contigo! Tu conversación es muy interesante. Tus chistes son tan graciosos. Tengo mucha suerte de tenerte como mi amigo.”

Entonces rebobinas la cinta, te preparas una taza de té y te sientas a escuchar lo que acabas de grabar. ¿Oírlo te dará una sensación de calor en tu corazón? ¿Vas a bajar las cortinas y sostener la grabadora cerca de tu corazón? ¿Prometes nunca dejar esa grabadora, cuidarla cuando sus baterías bajen, nunca echar un vistazo a un modelo más nuevo en un catálogo de aparatos electrónicos?

¿Ves a lo que quiero llegar? ¿Lo qué hace al amor tan bello es que a pesar de que había una posibilidad de no amar, la elección fue hecha a amar. Dios no quería una familia de robots más de lo tú quieres una esposa o esposo inflable.

Cuando Dios otorgó a los seres que fueron creados a su imagen el privilegio del libre albedrío, Él tomó un riesgo -para los estándares humanos así es. Arriesgó el hecho de que algunos podrían optar por no amarlo, y, por lo tanto, no le obedecerían. Pero no había otra alternativa.

Si tú eres Dios, y quieres una familia que te ama, entonces debes crear personas que pueden elegir no amarte.

En un sentido simple, ese es el propósito de esta vida presente. Sirve como una prueba para cada persona: primero que todo, ver si cada uno va a elegir amar u odiar a Dios. Es fácil decir quién Lo ama y que Lo odia. ¿Cómo? Por si le obedecen o no.

Por supuesto, cada persona ha elegido inicialmente no obedecer a Dios, pero Dios misericordiosamente le dará la oportunidad de arrepentirse y nacer de nuevo, y lo ha hecho con justicia por medio del sacrificio de su Hijo, Jesús. Usted ya sabe todo acerca de eso.

Algunas personas no dudarán para decir: “Yo amo a Dios, pero nunca me volveré cristiano”.

Pero Jesús dijo: “Si me amáis, guardad mis mandamientos” (Juan 14:15). Es así de simple. Las personas que dicen que aman a Dios, pero no hacen lo que Jesús dice, se engañan a sí mismos.

Eventualmente, el timbre del temporizador suena, y la prueba de cada persona ha terminado. A continuación, las calificaciones han pasado al tribunal de Dios. No hay una segunda oportunidad después de eso. Si no has decidido dejar de servirte a ti mismo y has elegido comenzar a servir a Dios en ochenta o noventa años, no cambiarías si tuvieras ocho mil años. Dios no puede esperar para siempre. Él quiere seguir adelante con su plan.

Es un hecho que entre más una persona no salva crece, más improbable es que se arrepienta y crea en Jesús.

Cuando mi hija mayor tenía sólo siete años de edad, ella me dijo una vez (después de que ella había compartido el Evangelio con una de sus amigas vecinitas), “Papá, los niños pequeños son fáciles de hacerse cristianos. Los adolescentes son mucho más difíciles. Y los adultos son muy difíciles.” Lo que ella dijo se ha demostrado estadísticamente.

Pre-sabido Pero no Pre-hecho

Dios ha sabido desde la eternidad quién elegiría arrepentirse y creer en Jesús y quién no. La Biblia dice que nuestros nombres han sido escritos en un libro llamado el libro de la vida del Cordero “desde la fundación del mundo” (ver Apocalipsis 13:8, 17:8). Si usted acaba de convertirse en un hijo de Dios, Él sabía que iba a ocurrir hace mucho tiempo.

Así que, usted puede preguntar, “Si Dios sabía quién elegiría servirle, entonces ¿por qué no crea a todos a la vez, lleva a los que Él sabía que le iba a servir al cielo, y envía al infierno a los que él savia que no le servirían?”

La respuesta es que Dios sólo conoce de antemano el resultado de la prueba de cada individuo una vez que cada uno haya experimentado una prueba. Sólo lo que es conocido podría potencialmente ser conocido de antemano. Déjame darte un ejemplo.

Supongamos que de repente encontraras que posees el don de saber de antemano el resultado de cada partido de fútbol profesional. ¿No sería maravilloso? Digamos que predijiste correctamente el resultado de cada partido de fútbol profesional este año, y fue documentado por las más altas autoridades.

Entonces imaginemos que alguien hace la sugerencia: “Oye, ¿por qué debemos pasar por todos los problemas para jugar más? ¿Por qué arriesgarse a que los jugadores se lesionen? ¿Por qué gastar todo ese esfuerzo? ¡Vamos a dejar de jugar partidos de fútbol y solo dejar que nuestro amigo, que nunca se equivoca, nos diga por adelantado los resultados de los juegos que serán jugados!” Y digamos que todos coincidimos en que es un buen plan, y que todos los partidos de la temporada de fútbol son cancelados.

Luego, en la televisión nacional, en lugar del primer partido de fútbol, una cámara te apunta, y el locutor de deportes pregunta: “Está bien, ya que siempre tienes la posibilidad de conocer el resultado de cada partido de fútbol antes de que se juegue, ¿quien ganaría este partido de fútbol hoy?”

¿Qué vas a decir? Tú dirás: “Yo no lo sé. Para que yo pueda conocer de antemano quién va a ganar, el juego debe ser jugado en algún momento en el tiempo, o no hay nada que yo pueda conocer de antemano”.

¿Puedes verlo? El juego debe ser jugado hasta que se determine un ganador. Entonces hay algo que saber sobre quién ganó y quién perdió. Y entonces, si tienes la habilidad, hay algo que conocer de antemano.

Fuera de Tiempo

Es difícil para nosotros comprender el hecho de que Dios no vive el ámbito del tiempo. Él no tiene principio ni fin, y, por lo tanto, el tiempo no está en su ámbito. La única manera de imaginar remotamente Su ámbito es ver una línea del tiempo desplegable en un libro de historia.

En esa línea del tiempo, se puede ver la era de los dinosaurios, el incendio de Roma, y el aterrizaje del primer hombre en la luna. Pero imaginemos una hormiguita caminando en esa línea de tiempo. En un momento dado, sólo puede ver un evento en su viaje por la línea. Sin embargo, desde su punto de vista, puede ver todo.

Eso es algo de como Dios ve las cosas. Él conoce el fin desde el principio. Para él, todo es ahora. Lo que llamamos historia, o el futuro, es ahora, para Dios.

A veces la gente pregunta, “¿Cómo va a ser capaz Dios de juzgar a cada persona individualmente? Eso llevaría años y años. ¿Vamos a tener que hacer cola durante siglos esperando nuestro turno? “Están hablando desde una perspectiva del tiempo.

Dios tiene toda la eternidad para juzgar a todos, pero tomará muy poco tiempo, ya no habrá tiempo. Esa es la razón por la que todos podremos disfrutar de su comunión personal por la eternidad. Serás capaz de pasar tiempo tanto con Dios como gustes, y también lo harán los demás, porque no va a haber tiempo para pensar.

Ahora, de vuelta a nuestra línea del tiempo. Por cierto, hace diez mil años, Dios podría haber mirado hacia abajo los eones de tiempo de tu vida y visto cómo reaccionas a tu prueba. (Cosa que Él hizo y escribió lo que vio.) Pero a menos que seas probado en algún momento en el tiempo, ¡no habría nada para que Dios mira hacia abajo a través del tiempo y viera!

Es en el momento de tu prueba que el conocimiento de si apruebas o no se hace disponible para que Dios lo sepa y, por lo tanto, lo sepa de antemano. Es por eso que Él no creó a todos a la vez y llevó a los que Él sabía que le servirían de inmediato al cielo y envió al resto al infierno.

Para nosotros, el tiempo se acaba, literalmente, y algún día se detiene para siempre. Pero se puede ver que desde el punto de vista de Dios, su plan ya ha sido totalmente consumado. Por eso, muchas veces en la Biblia, el futuro es descrito como si ya hubiera ocurrido. A veces, Dios permitió a sus profetas ver sucediendo las cosas que estaban por suceder (desde nuestra perspectiva).

La Nueva Tierra

Una de esas personas afortunadas que veían el futuro era el apóstol Juan. Dios le hizo ver la nueva tierra del futuro, mientras era recién re-creada. Ese será el momento en que, hasta donde sabemos actualmente, el plan de Dios será consumado por completo, y el tiempo se detendrá. Permítanme citarles la descripción de lo que vio Juan y comentar sobre la marcha:

Y vi un cielo nuevo y una tierra nueva, porque el primer cielo y la primera tierra pasaron, y ya no hay ningún mar (Apocalipsis 21:1).

Esto no debe sorprendernos, porque Jesús prometió que “el cielo y la tierra pasarán” (Mateo 24:35). Asumo que el cielo a que Juan se refiere no es el cielo donde Dios vive actualmente, sino el cielo atmosférico. ¡No habrá ningún tipo de contaminación del aire, entonces!

Juan también dijo que ya no habría ningún mar. Eso no quiere decir que no habrá ningún lago o estanque -sólo no hay océanos.

Y vi la ciudad santa, la nueva Jerusalén, descender del cielo, de Dios, dispuesta como una esposa ataviada para su marido. Y oí una gran voz del cielo que decía: “He aquí el tabernáculo de Dios con los hombres, y él morará con ellos, y ellos serán su pueblo, y Dios mismo estará con ellos, y Él enjugará toda lágrima de sus ojos, y no habrá ya más muerte, no habrá más llanto, ni clamor, ni dolor: porque las primeras cosas pasaron” (Apocalipsis 21:2-4).

Esta “Nueva Jerusalén” que Juan vio, de acuerdo con otras escrituras, se encuentra actualmente en el cielo. Una vez más, esto no debería sorprendernos, ya que Jesús nos prometió que iría al cielo a preparar un lugar para nosotros:

“Que no se turbe vuestro corazón, creéis en Dios, creed también en mí. En la casa de mi Padre muchas moradas hay; si así no fuera, yo os lo hubiera dicho; voy, pues, a preparar lugar para vosotros “(Juan 14:1-2).

Así que sabemos que una de las cosas que Jesús ha estado haciendo durante los últimos 2.000 años es trabajando en la preparación de un lugar para ti y para mí en la casa de Dios, probablemente localizado en algún lugar en la Nueva Jerusalén.

¡En esa ciudad, no habrá ningún fabricante de ataúdes o funeraria en las páginas amarillas! Tampoco habrá ninguna tristeza ni dolor. No puedo comprender eso, ¡pero lo puedo creer y esperarlo!

Y el que está sentado en el trono dijo: “He aquí, yo hago nuevas todas las cosas.” Y dijo: “Escribe, porque estas palabras son fieles y verdaderas.” Y él me dijo: “Ya está hecho. Yo soy el Alfa y la Omega, el principio y el fin. Voy a dar al que tiene sed de la fuente del agua de la vida gratuitamente. El que salga vencedor heredará estas cosas, y yo seré su Dios y él será mi hijo” (Apocalipsis 21:5-7).

Cualquier persona que está espiritualmente sedienta califica para beber libremente de la fuente del agua de la vida. Hay un manantial de agua de vida literal en la Nueva Jerusalén, pero esta afirmación se aplica también al nuevo nacimiento del cristiano. Es sólo una manera más de decir que todo el mundo puede ser salvo, pasar de la muerte espiritual a la vida espiritual, y nacer de nuevo. Nota que es gratuito, inmeritorio e inmerecido, y ofrecido para todos. Los que beben se convierten en hijos de Dios. ¿Y qué será de aquellos que se niegan a beber?

Pero los cobardes, incrédulos, abominables, asesinos, inmorales, hechiceros, idólatras y todos los mentirosos tendrán su parte en el lago que arde con fuego y azufre, que es la muerte segunda (Apocalipsis 21:8, énfasis añadido).

Gracias a Dios que no tenemos que temer la eternidad en el terrible lago de fuego.

Nuestro Hogar Futuro

Mientras la visión de Juan avanzaba, se le dio un vistazo más cercano de la Nueva Jerusalén, nuestro futuro hogar:

Y él [un ángel] me llevó en el Espíritu a un monte grande y alto, y me mostró la ciudad santa, Jerusalén, que descendía del cielo, de Dios, teniendo la gloria de Dios. Su fulgor era semejante al de una piedra preciosísima, como piedra de jaspe cristalino. Tenía un muro grande y alto con doce puertas, y en las puertas, doce ángeles….

Y el que hablaba conmigo tenía una caña de medir de oro para medir la ciudad, y sus puertas y su muro. Y la ciudad se halla establecida en cuadro, y su longitud es tan grande como la anchura, y él midió la ciudad con la caña, doce mil estadios: la largura y la anchura y la altura son iguales (Apocalipsis 21:10-12a, 15 -16).

¡Esta es una gran ciudad! ¡Sería cubrir más de la mitad de la superficie de los Estados Unidos! ¡Y es de 1.500 kilómetros de altura, siendo ya un cubo gigantesco o un triángulo!

Y el material de su muro era de jaspe, y la ciudad era de oro puro, semejante al vidrio limpio…. Y las doce puertas eran doce perlas, cada una de las puertas era una perla. Y la calle de la ciudad era de oro puro, transparente como vidrio (Apocalipsis 21:18, 21).

Dios, obviamente, no reparó en gastos cuando construyó esta ciudad. ¡No habrá ninguna necesidad de cuadrillas de reparación de carreteras!

Y no vi en ella templo, porque el Señor Dios, el Todopoderoso, y el Cordero son su templo. Y la ciudad no tiene necesidad de sol ni de luna que brillen en ella; porque la gloria de Dios la ilumina, y su lámpara es el Cordero (Apocalipsis 21:22-23).

Eso no significa necesariamente que no habrá ningún sol o la luna en el cielo. Pero esta ciudad no los necesita porque la gloria que se irradia desde el Padre y el Hijo brillará a través de toda la ciudad -a través de las paredes de oro transparente. ¿Puedes imaginar cómo se verá?

Dios una vez permitió a tres hombres, Pedro, Santiago y Juan ver como será la apariencia de Jesús en su estado glorificado. Jesús les había dicho que pronto le verían tal como Él se verá en Su reino, y seis días después lo hizo:

Y Él [Jesús] se transfiguró delante de ellos, y resplandeció su rostro como el sol, y sus vestidos se hicieron blancos como la luz (Mateo 17:2).

Marcos, en su Evangelio, describe las vestiduras de Jesús como convertirse en “blanco y radiante en gran manera, ya que no lavador en la tierra los puede blanquear” (Marcos 9:3). Lucas declaró que la ropa de Jesús “se convirtió en blanco y parpadeando como un rayo” (Lucas 9:29). ¡Algún día lo vemos como a Pedro, Santiago y Juan hicieron!

¿Qué Haremos en el Cielo?

Vamos a seguir leyendo el relato de Juan de la Nueva Jerusalén:

Y las naciones andarán a su luz, y los reyes de la tierra traerán su gloria y honor a ella. Y de día (pues allí no habrá noche) sus puertas nunca se cerrarán, y llevarán la gloria y la honra de las naciones a ella, y nada impuro ni el que practica abominación y mentira, nunca entrará en ella, sino sólo aquellos cuyos nombres están escritos en el libro de la vida del Cordero (Apocalipsis 21:24-27).

Así que habrá reyes viviendo en la tierra nueva que visitarán la capital del mundo y rendirán homenaje a Dios y a su Hijo quienes residen ahí. Nadie que sea mentiroso entrará allí –lo que todos éramos hasta que fuimos nacidos de nuevo. Los mentirosos no han nacido de nuevo.

Después me mostró un río limpio de agua de vida, resplandeciente como cristal, que salía del trono de Dios y del Cordero, en medio de la calle. Y a cada lado del río estaba el árbol de la vida, que produce doce frutos, dando cada mes su fruto; y las hojas del árbol eran para la sanidad de las naciones.

Y no habrá más maldición; y el trono de Dios y del Cordero estará en ella, y sus siervos le servirán, y verán su rostro, y su nombre estará en sus frentes.

Y no habrá más noche, y no tendrán necesidad de luz de lámpara, ni de luz del sol, porque el Señor Dios los iluminará, y reinarán por los siglos de los siglos (Apocalipsis 22:1-5).

¿Quién entiende perfectamente todo lo que estos versículos están diciendo? Nadie, pero algún día todos lo haremos.

Tal vez te has preguntado: ¿Qué vamos a hacer a lo largo de toda la eternidad? Por lo menos dos cosas: Estaremos sirviendo a Dios y reinando. Como Jesús prometió: “Bienaventurados los mansos, porque ellos recibirán la tierra por heredad” (Mateo 5:5). ¡Él quiere decir, literalmente!

El cielo será un lugar de una belleza inimaginable y paz inimaginable, alegría y amor. Será el lugar que Dios planeó para nosotros hace mucho tiempo.

Las Amistades del Cielo

No hay más que decir sobre el tema del Cielo, pero permítanme insertar un pensamiento más de la Escritura.

Jesús dijo que en el Cielo no habrá matrimonio (ver Mateo 22:30). Por eso, en nuestros votos matrimoniales, decimos “hasta que la muerte nos separe.” La idea de no matrimonio en el cielo puede no sonar muy buena para algunos de nosotros en la Tierra, sobre todo si estás disfrutando de las bendiciones de un matrimonio cristiano.

Podemos concluir con seguridad, sin embargo, que Dios tiene una buena razón para sacar el matrimonio del cielo. Debe haber algo mejor para reemplazarlo.

Existen dos posibilidades. ¿Será que el amor y la transparencia que sólo podemos experimentar dentro del matrimonio en la tierra es algo que vamos a experimentar con todos en el Cielo? ¿Podría ser que todos serán “mejores amigos”?

O, ¿el matrimonio humano no existirá simplemente porque todos vamos a estar total y sumamente dedicados a nuestro Señor, el que ha capturado por completo nuestros corazones?

Últimas Palabras

Si no tengo la oportunidad de ser su amigo en la tierra, entonces tengo muchas ganas de ser su amigo en el cielo. ¡Vamos a tener que reunirnos durante mil años y llegar a conocernos unos a otros! ¡Hasta entonces!

Nota del traductor: Este libro fue escrito originalmente en idioma inglés. Se utilizó en todos los casos al referirse a la segunda persona del singular el “Tú” en lugar de “Usted” para evitar confusiones respecto a quién se refería el autor cuando usó, por ejemplo, el pronombre posesivo en la segunda persona del singular en las frases (su), ya que en el inglés no existe esta diferencia.


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FM Spanish » DOCE: Lo que nos Depara el Futuro

DOS: Abre los Ojos

Dios existe. ¿Cómo es Él?

Afortunadamente, Dios no nos ha dejado en la oscuridad en relación con su carácter, personalidad o atributos. La Biblia afirma que cualquier persona puede averiguar algo sobre como es Dios mirando lo que él ha hecho:

“Porque las cosas invisibles de él, su eterno poder y deidad, se hacen claramente visibles desde la creación del mundo, siendo entendidas por medio de las cosas hechas; de modo que no tienen excusa.” (Romanos 1: 20).

¿Así qué lo que la creación específicamente revela acerca de Dios, va más allá del hecho de que Él existe? En primer lugar, podemos ver fácilmente que Dios debe ser extremadamente poderoso, como lo establece el versículo anterior de la Escritura.

¿Cuál fue tu reacción la última vez que escuchaste el vibrar de una ventana por un trueno cercano? Tu corazón emitió probablemente unos latidos. ¿Pero, el trueno asusta a Dios? Por supuesto no, puesto que Él es quien lo inventó.

Es evidente que el Creador es superior a lo creado. Por lo tanto, sin duda, podemos concluir que Dios es más poderoso que las tormentas.

Pero no nos detengamos aquí.

Dios debe ser más poderoso que lo más poderoso que podemos imaginar porque, cualquier cosa que podemos pensar, Dios la creó. Si Él hizo algo poderoso, debe tener mayor poder para haberlo creado.

Él debe ser más poderoso que la fuerza de un furioso huracán o un potente tornado. Él debe ser más poderoso que la fuerza de las mareas altas o la torsión de la rotación de la Tierra. Él debe ser más poderoso que la gravedad del Sol o la gravedad combinada de toda estrella en toda galaxia. Él debe ser más poderoso que la energía nuclear, que podría ser liberada si se dividiera cada átomo en el Universo.

¿Qué tan poderoso es Dios? Las palabras se quedan cortas para una descripción adecuada. Es por eso que los teólogos utilizan el término Omnipotente, lo cual significa “Todo-Poderoso.”

Dentro de la misma línea de razonamiento, es evidente para todos, que Dios es grandioso. Eso, también, es una subestimación. Piensa en la inmensidad del Universo que Dios ha hecho. Incluso si puedes comprender cuán grande es el Universo, todavía no has comprendido cuán grande es Dios. ¿Por qué? Porque Él ha hecho todo y, por lo tanto, debe ser mayor.

Viaje a las Estrellas

¿Cuán inmenso es el Universo? Antes de que abordemos esta cuestión, vamos a considerar sólo nuestro Sistema Solar.

Le toma a la luz del Sol, viajando a 300,000 kilómetros por segundo, alrededor de cinco horas para llegar al planeta más lejano en nuestro Sistema Solar, Plutón. Si hubiera una carretera interestatal de la Tierra a Plutón, y manejara a 100 kilómetros por hora todo el camino, sería necesario seis mil años para hacer el viaje, de ida.

Vallamos un poco más lejos. La estrella más cercana a nosotros (aparte del Sol) es Alfa Centauri, y sus rayos de luz tardan más de cuatro años en llegar. Cuando ve Alfa Centauri, usted está realmente viéndolo como era hace cuatro años. Pero Alfa Centauri está a sólo un salto corto desde la tierra en comparación con algunos otros lugares en nuestro Universo.

Nuestro Sistema Solar no está demasiado lejos del borde externo de la galaxia Vía Láctea, un grupo de miles de millones de estrellas gravitacionalmente enlazadas que lentamente circundan un núcleo densamente agrupado. Nuestro pequeño Sistema Solar hace la órbita completa alrededor de la galaxia cerca de una vez cada 230 millones de años.

¿Cuán grande es nuestra galaxia? Por lo menos cien mil años luz de diámetro. Y la Vía Láctea es sólo una galaxia de miles de millones en el Universo conocido.

Las galaxias se forman de grupos, de los cuales hay millones, y ellos a su vez se agrupan en “súper-grupos.” ¿Cuán grande es el Universo conocido? Nadie sabe.

Los astrónomos han descubierto que el Universo está aumentando constantemente en tamaño, lo que indica que tuvo un comienzo. Actualmente, sería necesario al menos veinte millones de años para viajar a través de él, y eso si tú viajaras a la velocidad de la luz.

Cuando tú miras el cielo nocturno, estás mirando hacia atrás a través de las edades del tiempo. Muchas de las estrellas en nuestra propia galaxia están tan lejos como 80.000 años luz. Esto significa que tú realmente estás viendo las estrellas como eran hace 80.000 años porque fue cuando su luz inició su viaje hacia nosotros.

¿Cuán grande es Dios? Él debe ser incluso mayor que Su Creación. Él debe ser mayor que el Universo.

I.Q. fuera de las gráficas

Dios es también, evidentemente, sumamente inteligente. Una vez más, es un subestimado, de ahí que los teólogos utilizan la palabra omnisciente para describirlo, lo que significa “todo lo sabe.”

Incluso si tú pudieras catalogar los conocimientos combinados de todas las personas, todavía no podrían saber una fracción de lo que sabe Dios. No hay nada que sea un misterio para Él porque Él es quien ha diseñado y creado todo.

Dios sabe la respuesta a cada enigma de la ciencia y naturaleza. Él es el único que calcula la fuerza gravitacional que una galaxia podría ejercer sobre otra, y prevé la complicada estructura molecular del ADN en cada célula de cada cosa viva. Si, como nos dicen los científicos, cada célula en tu cuerpo contiene ADN -las instrucciones codificadas para la función de los billones de otras células, entonces Dios debe ser más inteligente de lo que ninguno de nosotros puede empezar a imaginar. ¡Hablando de micro-tecnología!

Además, es evidente que tal inteligente Creador, que ha bendecido a sus criaturas con una cantidad limitada de sabiduría, debe tener un grado infinito de sabiduría. Ya que Dios nos creó a nosotros, debe tener un plan final para nosotros. Él debe tener algunos objetivos que están trabajando hacia un objetivo final.

Seguramente Él no podría ser un científico loco llevando a cabo un colosal experimento complicado. La Creación es demasiado compleja -mucha planificación entró en pequeños detalles- como para sugerir que somos parte de un juego temporal o un capricho sin sentido.

Debe haber una razón por la que Dios nos creó.

El Amor de Dios

Dios también debe ser amoroso. ¿Cómo podemos deducir su amor sólo por mirar Su Creación?

En primer lugar, Dios ha sido bueno contigo y conmigo. Como el apóstol Pablo una vez señaló en un sermón, “Si bien [Dios], no se dejó a sí mismo sin testimonio, haciendo bien, dándonos lluvias del cielo y temporadas fructíferas, llenando de sustento y de alegría nuestros corazones” (Hechos 14: 17; énfasis añadido).

La lluvia y los alimentos son prueba de la bondad de Dios hacia nosotros. Cada corazón contento es un tributo al amor que nos ha demostrado.

La mayoría de nosotros ha tomado la bondad de Dios por sentado, pero no deberíamos. ¡Él podría habernos dado sólo cebollas para comer, desayuno, almuerzo y cena! Y con un movimiento de su mano, Dios podría quitar la lluvia global permanentemente.

El verano pasado, la ciudad donde vivo había sufrido treinta días de sequía. Cuando finalmente llovió, todo el mundo lo apreció. Incluso un meteorólogo de TV, dijo “¡Aleluya!” estando al aire.

Mi punto es, que Dios ha sido bueno contigo y conmigo, y deberíamos estar agradecidos.

¿Por qué Dios es bueno? Porque Dios es amor.

En segundo lugar, tenemos que sospechar que si nosotros, como criaturas de Dios, podemos conocer y experimentar amor, entonces, Él también. El amor desinteresado se reconoce universalmente como la virtud más alta que cualquier persona puede poseer. Las personas desinteresadas se respetan por encima de todos los demás. ¿Suponemos que Dios es menos virtuoso que los seres humanos más virtuosos? ¡Perezca ese pensamiento! Sin duda el Creador del amor es la personificación misma del amor.

La Biblia confirma lo que la Creación predica: “Dios es amor” (1 Juan 4: 8). Esto es algo que incluso los que viven en las selvas más profundas creen. El más inculto adorador de ídolos está consciente de que hay muchas cosas más allá de su control, algunas de las cuales las asocia con el placer y algunas las asocia con el desagrado. Las cosas placenteras le dicen que el Creador debe amarlo, y esto le da la esperanza de alguna manera ganar el favor completo de su dios. Por lo tanto, él intenta influir en su dios con ese fin, esperando experimentar más amor.

Dios es Moral

Por último, se puede deducir que si Dios es amor, entonces, debe ser moral y recto. La razón es porque su amor perfecto requeriría que amara a todos igualmente. Si Dios amó a una persona más de lo que amó a otra, entonces Él no sería perfecto en el amor.

En consecuencia, el amor perfecto no puede permanecer pasivo cuando la injusticia está comprometida. Si una persona a la que Dios ama toma ventaja egoísta de otra persona a quien ama Dios, entonces Dios debe reaccionar. Si Él no reacciona, entonces Él puede ser acusado de respaldar la injusticia y, por lo tanto, de ser imperfecto en el amor. ¿Considerarías a un juez humano como una persona amorosa si él deja que los asesinos y narcotraficantes queden libres sin castigo? ¡Sus acciones indicarían que él no ama a las personas que lo eligieron!

El amor perfecto debe establecer una norma de conducta, un código de ética, donde se espera que los objetos de su amor obedezcan.

Esa norma de conducta, que Dios ha establecido, es conocida universalmente: “Haz a otros como quieres que ellos hagan contigo.” Cuando actuamos en nuestro propio interés en la medida que otros sufren, Dios -que en el amor perfecto, ama a todo el mundo igualmente- declara que hemos pecado.

Esa ley de amor conocida universalmente no es algo que tiene que ser pensado -es instintivo. Nosotros llamamos a su voz nuestra conciencia. Todos nosotros nacemos con esta ley escrita en nuestros corazones, porque nos ha sido dada por Dios. Eso debe ser obvio para cualquier persona que ha escuchado una protesta de un niño de dos años de edad: “¡Eso no es justo!” Él está expresando la creencia interna universal de que la injusticia no es correcta y el egoísmo es erróneo.

El Dios que dio a cada persona una conciencia es de hecho moral y recto. Él no pudo depositar un código de ética instintivo dentro de sus criaturas a menos que Él mismo viva por ese mismo código. De lo contrario Él sería hipócrita.

Si Dios no es moral y recto, entonces no es perfecto; no es amor; y no es Dios.

El conocimiento de todos estos atributos de Dios puede obtenerse sin nunca leer la Biblia, escuchar un sermón o adquirir un título en filosofía. Lo que necesitamos hacer es abrir los ojos que Dios nos dio, accionar el cerebro que Dios nos dio y escuchar la conciencia que Dios nos dio.

“Los cielos cuentan la gloria de Dios; y el firmamento anuncia la obra de sus manos. Un día emite palabra a otro día, y una noche a otra noche declara sabiduría” (Salmo 19:1-2).

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DIEZ: La Verdadera Marca

 

¿Cómo puede saber si sus palomitas de maíz tienen sal? Si su sabor es salado, sabes que hay sal en ellas.

¿Cómo se puede saber si una persona cree en Jesús? Si muestra amor desinteresado, es un verdadero creyente en Jesús. Su naturaleza espiritual ha sido transformada del egoísmo a la generosidad.

Si una persona dice que es cristiano pero vive exclusivamente para sus propios fines egoístas, está engañado.

Los numerosos actos egoístas que se han cometido a lo largo de los siglos por aquellos que profesaban a Cristo sirven como prueba irrefutable de que esas personas no eran, de hecho, cristianos para nada.

Los cruzados que emprendieron su “guerra santa” y los llamados “siervos de Cristo” que eran pródigos en extravagante auto-indulgencia a expensas de los laicos empobrecidos, no habían nacido de nuevo por el Espíritu de Dios. Los llamados “cristianos” que apoyaron la “solución final” de Hitler para exterminar a los Judíos no pueden haber sido verdaderos creyentes en Cristo. Es posible que hayan sido “convertidos” (en su cabeza), pero nunca habían sido transformados en sus corazones y espíritus.

No tenemos que viajar atrás en la historia para encontrar a los que profesan a Cristo, pero lo niegan con sus acciones. La iglesia está llena de gente hoy en día que piensan que son cristianos pero que no lo son. Muchos de los que piensan que han nacido de nuevo no han nacido de nuevo por el Espíritu de Cristo en absoluto.

La Biblia nos da un claro estándar de medida con el que cada uno de nosotros como individuos podemos determinar si realmente creemos en Jesús. Ese estándar de medida es el amor que mostramos por los demás. Eso es de lo que se trata este capítulo.

Si toda la razón por la que fuéramos dirigidos a un infierno eterno fuera porque llevamos vidas caracterizadas por la ambición egoísta, entonces sería razonable que una vez que entramos en una relación con Dios, ya no llevemos una vida caracterizada por la ambición egoísta. Ese es el verdadero arrepentimiento.

Durante su ministerio terrenal, Jesús descalificó a ciertos individuos de ser salvos porque demostraron una falta de voluntad para arrepentirse de sus estilos de vida egoístas.

Sin embargo, muchas iglesias han predicado un mensaje suavizado de la salvación, ofreciéndola a cualquier persona con sólo “aceptar a Jesús” (como si el pobre Jesús necesita nuestra aceptación). Estas iglesias, sin embargo, no informan a sus congregaciones del requisito dado por Dios de volverse del egoísmo. Este evangelio diluido es completamente contrario al evangelio de la Biblia, como hemos visto en el capítulo siete. No hay salvación sin arrepentimiento, y si una persona se ha arrepentido, se ha vuelto del egoísmo.

La Biblia enseña que cada uno de nosotros seremos juzgados por nuestras acciones ante Dios. La razón se debe a que nuestras acciones claramente revelan lo que hay en nuestros corazones. Nuestras obras no merecen nuestra salvación, pero nuestras acciones son prueba de si nos hemos o no arrepentido y creído en Jesús. Esto será muy claro para ustedes al estudiar lo que la Biblia tiene que decir sobre el tema.

El Joven Egoísta que Jesús Descalificó

Registrado en tres de los cuatro Evangelios está la historia muy importante de un joven rico que vino a Jesús buscando la vida eterna. Vamos a leer su historia:

Y mientras él [Jesús] se ponía en camino, un hombre corrió hacia él y se arrodilló delante de él, y comenzó a preguntarle, “Maestro bueno, ¿qué haré para heredar la vida eterna?”

Y Jesús le dijo: “¿Por qué me llamas bueno? Nadie es bueno sino sólo Dios “(Marcos 10:17-18).

Ya Jesús ha hecho una declaración muy significativa a este joven que desea la vida eterna. Le dijo que todos los hombres son pecadores porque nadie es bueno sino sólo Dios. Esa es la primera cosa que una persona necesita saber antes de poder ser salva, tenía que admitir que es pecador.

En segundo lugar, Jesús reafirmó su deidad por propia implicación: No negó que él era, de hecho, bueno, ya que el joven se lo había dicho, y luego llegó a afirmar que sólo Dios es bueno. Una vez más, él estaba afirmando ser Dios, que es otra cosa que una persona debe creer si se va a salvar.

Vamos a continuar la historia como Jesús siguió diciendo:

“Ya sabes los mandamientos: ‘No matarás, no cometerás adulterio, no robarás, no darás falso testimonio, no defraudes, honra a tu padre y a tu madre.”

Y él le dijo: “Maestro, he guardado todas estas cosas desde mi juventud”.

Y mirándolo, Jesús sintió amor por él, y le dijo: “Una cosa te falta: anda, vende todo lo que posees y dalo a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo, y ven y sígueme. “Pero al oír estas palabras su rostro decayó, y se fue entristecido, porque era dueño de muchos bienes.

Entonces Jesús, mirando alrededor, dijo a sus discípulos: “¡Qué difícil será para los que tienen riquezas entrar en el reino de Dios! …. Es más fácil que un camello pase por el ojo de una aguja, que para un hombre rico entrar en el reino de Dios “(Marcos 10:19-23, 25).

Como era de esperar, Jesús le dijo a este joven que buscaba la vida eterna que tenía que arrepentirse y seguirlo. Después de decirle que todas las personas son pecadores y afirmar su propia deidad, por implicación, Jesús le recordó los Diez Mandamientos. De hecho, Jesús citó los seis mandamientos que rigen nuestra relación con los demás. El Nuevo Testamento enseña que Dios dio los mandamientos para ayudarnos a comprender cuán pecadores somos en realidad, por lo que podríamos ver nuestra necesidad de un Salvador:

Luego la ley [los Diez Mandamientos] ha sido nuestro ayo, para llevarnos a Cristo, para que fuésemos justificados por la fe (Gálatas 3:24, énfasis añadido).

Jesús citó los mandamientos para que el joven rico se diera cuenta de que corto quedaba de guardarlos. Entonces pudiera ver su necesidad de un Salvador.

Auto-justificado, sin embargo, el joven afirmó haber guardado desde su juventud los mandamientos que Jesús enlistó. Eso no era cierto, y Jesús estaba a punto de probárselo.

El último mandamiento que Jesús citó al joven rico fue el que resume todos los mandamientos que rigen nuestras relaciones con los demás: “Amarás a tu prójimo como a ti mismo” (El Evangelio de Marcos no registra que Jesús citara este mandamiento al hombre, pero el Evangelio de Mateo lo hace; véase Mateo 19:16-24).

Este joven estaba afirmando que toda su vida había practicado amar a su prójimo como a sí mismo. Pero en realidad no era así. Podemos estar seguros de esto, porque cuando Jesús le dijo que vendiera sus posesiones y diera el dinero a los pobres, el joven no lo haría. Él se reuso a amar a su prójimo como a sí mismo. Él no se arrepintió de su egoísmo.

Aunque el joven rico era muy consciente del hecho de que algunos de sus “vecinos” eran muy pobres y necesitaban ayuda, él no estaba dispuesto a liquidar cualquiera de sus deudas para ayudarles. Su motivación para vivir era pura ambición egoísta, no el servir a los demás. Él no se arrepintió, y, por lo tanto, no podía ser salvo.

“¡Pero yo pensé que somos salvos por la fe y no por obras!” exclamarás. Sin duda, y es obvio que este joven no tenía fe. Él no creía que Jesús era el Hijo de Dios delante del que estaría un día para dar cuenta de su vida. Si hubiera creído, habría obedecido. Ten en cuenta también que se dirigió a Jesús simplemente como un “maestro bueno”, no como Señor o Maestro.

Cuando el Oro es Dios

Antes de su conversación con el joven rico, Jesús ya había hecho la profunda declaración,

“Nadie puede servir a dos señores, porque o aborrecerá al uno y amará al otro, o estimará al uno y menospreciará al otro. No podéis servir a Dios ya las riquezas [dinero]” (Mateo 6:24).

En realidad, la gente en sí no sirve al dinero. Se sirven egoístamente a ellos mismos, y este hecho se pone de manifiesto por lo que hacen con su dinero. En lugar de compartirlo con aquellos que son menos afortunados, lo atesoran o lo gastan en sí mismos con cosas que realmente no necesitan. Pero si una persona quiere ser salva, debe arrepentirse del uso egoísta de su dinero, un pecado clasificado en la Biblia como la codicia o avaricia. El apóstol Pablo escribió que los avaros son realmente idólatras, y no van a ser salvos:

Para ello, sabes con certeza, que ninguna persona inmoral ni impuro, ni avaro, que es idólatra, tiene herencia en el reino de Cristo y de Dios (Efesios 5:5, énfasis añadido).

Como Juan el Bautista proclamó valientemente cuando la gente le preguntó qué deben hacer para autenticar su arrepentimiento: “Que el hombre que tiene dos túnicas comparta con el que no tiene, y el que tenga comida haga lo mismo” (Lucas 3:11).

Por eso, como dijo Jesús, es tan difícil para los que tienen riquezas entrar en el reino de Dios. ¡Obviamente, no sería difícil si sólo pudieran seguir egoístamente gastando sus recursos dados por Dios en sí mismos! Pero, como todo el mundo, los ricos deben decidir si van a continuar con su estilo de vida egoísta, o arrepentirse. El arrepentimiento de la persona rica, sin embargo, requiere pagar un precio más alto (al menos en su propia mente). Ser salvo significa que ya no pueden vivir en extravagante auto-complacencia, mientras que, con su pleno conocimiento, multitudes están hambrientas.

Si Dios te ha bendecido con más dinero del que realmente necesitas, y si vas a ir al cielo, tú compartirás tus bendiciones con los menos afortunados. Una vez más, no son tus buenas obras las que te salvarán, pero tus obras demostrarán que realmente crees en Jesús. Si continúas egoístamente acaparando riquezas, estás demostrando a todos que realmente no crees en Jesús. Jesús claramente dijo al joven rico que antes tenía que arrepentirse del egoísmo, a continuación, el siguiente paso era seguirlo a Él (Jesús).

¿Significa esto que todo el que quiera salvarse debe vender todas sus posesiones y dar el dinero a los pobres? No. El arrepentimiento simplemente requiere un volverse del egoísmo. En la medida en que has sido egoísta, en ese mismo grado, debes arrepentirte.

Si has sido egoísta con tu dinero, entonces debes dejar de ser egoísta con él, sin importar lo mucho o lo poco que poseas. Obviamente, los que son muy ricos y los que gastan todo su dinero en ellos mismos van a tener que cambiar su estilo de vida. El verdadero arrepentimiento del egoísmo puede requerir vender algunas de sus posesiones y dar el dinero a aquellos que son menos afortunados. Cada persona tendrá que dar cuenta a Dios de sí mismo y satisfacer su propia conciencia.

Soy muy consciente de que lo que estoy diciendo no es popular en nuestra sociedad materialista y que va en contra de lo que algunos predicadores están diciendo hoy. Algunos incluso tratan de convencernos de que tener cientos de miles de dólares en el banco y ser dueño de artículos extravagantes es un signo de espiritualidad. Eso es absurdo. Atesorar toneladas de dinero no es un signo de espiritualidad, es una señal de egoísmo.

¿Y si el joven rico hubiera dicho: “Jesús, yo te acepto como mi Señor y Salvador, pero voy a seguir hasta acaparar más y más dinero y vivir por mis propios deseos egoístas a pesar de que hay tanta gente pobre a la que podría ayudar”? ¿Sería tal hombre salvo? Por supuesto que no, como lo sabe cualquiera que haya leído honestamente la historia que acabamos de leer.

Los verdaderos creyentes en Jesús se caracterizan por su amor desinteresado. Y ese amor desinteresado se demuestra, entre otras cosas, por la forma en que utilizan su dinero.

Marcando la Pauta

En la primera carta del apóstol Juan, el discurre cómo se puede determinar si usted es un verdadero hijo de Dios. La norma determinante es el amor, y ese amor se manifiesta por acciones:

Por esto los hijos de Dios y los hijos del diablo son obvios: todo aquel que no practica la justicia no es de Dios, ni tampoco el que no ama a su hermano….

Nosotros sabemos que hemos pasado de la muerte a la vida [hemos nacido de nuevo], en que amamos a los hermanos. El que no ama permanece en la muerte. Todo el que aborrece a su hermano es un asesino; y sabéis que ningún asesino tiene vida eterna permanente en él.

En esto hemos conocido el amor en que él puso su vida por nosotros; también nosotros debemos poner nuestras vidas por los hermanos. Pero el que tiene bienes de este mundo y ve a su hermano tener necesidad, y cierra contra él su corazón, ¿cómo mora el amor de Dios en él? Hijitos, no amemos de palabra ni de lengua, sino de hecho y en verdad… (1 Juan 3:10, 14-18, énfasis añadido).

Eso hace que sea muy claro que la marca del verdadero cristiano es el amor desinteresado, especialmente el amor a sus hermanos cristianos. Y ese amor se demuestra no sólo con palabras sino con acciones. Esa verdad es el tema dominante de toda la primera carta de Juan.

Santiago, el medio hermano de Jesús, escribió una severa carta a los cristianos de su época. Él les dijo que ellos eran salvos por la fe, una fe, sin embargo, que ha sido autentificada por actos de amor desinteresado:

¿De qué sirve, hermanos míos, si alguno dice que tiene fe, pero no tiene obras? ¿Podrá la fe salvarle? (Santiago 2:14).

La respuesta obvia a la pregunta retórica de Santiago es un rotundo “¡NO!” Fe, vacía de obras, no puede salvar a nadie. Vamos a continuar leyendo como Santiago ilustra exactamente a qué tipo de obras se refiere:

Si un hermano o una hermana están desnudos, y tienen necesidad del sustento diario, y alguno de vosotros les dice: “Id en paz, calentaos y saciaos,” y sin embargo no les dais lo necesario para su cuerpo, ¿de qué sirve? Así también la fe, si no tiene obras, es muerta en sí misma (Santiago 2:15-17).

Una vez más, está clarísimo que la verdadera fe resulta en actos de amor desinteresado.

En un pasaje en el libro de Romanos, que he citado al principio de este libro, el apóstol Pablo también afirma esta misma verdad:

Pero por tu dureza y por tu corazón no arrepentido, estás acumulando ira para ti en el día de la ira y de la revelación del justo juicio de Dios, el cual pagará a cada uno conforme a sus obras: a los que, perseverando en bien hacer, buscan gloria y honra e inmortalidad, la vida eterna, sino a los que son egoístamente ambiciosos y no obedecen a la verdad, sino que obedecen a la injusticia: ira e indignación. Habrá tribulación y angustia sobre todo ser humano que hace lo malo … (Romanos 2:5-9a, énfasis añadido).

Estos versículos han causado vergüenza a algunos que han sobre-enfatizó el requisito de la “fe” en el Evangelio y descuidado el requisito de “arrepentirse”. Sin embargo, Pablo no está diciendo que somos salvos por nuestras obras, como es evidente al leer el resto del libro de Romanos. Él sólo está reafirmando la verdad de que los creyentes verdaderos tienen un estilo de vida caracterizado por “hacer el bien”, y aquellos cuyas vidas se caracterizan por la ambición egoísta obviamente no son verdaderos creyentes.

Finalmente, Jesús mismo enseñó esta misma verdad. Hemos sido testigos de cómo le era necesario al joven rico arrepentirse del egoísmo si quería la vida eterna. En su famoso “Sermón de la Montaña”, Jesús enseñó a sus seguidores a amar aun a sus enemigos. Dijo que, al hacerlo, ellos demuestran ser hijos de Dios:

“Y si alguien quiere ponerte a pleito y quitarte la túnica, déjale también la capa. Y cualquiera que te obligue a ir una milla, ve con él dos. Dale a quien te pida, y al que quiera tomar de ti prestado no se lo rehúses. Ustedes han oído que se dijo: ‘Amarás a tu prójimo y odiarás a tu enemigo. Pero yo os digo: Amad a vuestros enemigos y orad por los que os persiguen, para que seáis hijos de vuestro Padre que está en los cielos, que hace salir su sol sobre malos y buenos, y llover sobre justos e injustos.

“Porque si amáis a los que os aman, ¿qué recompensa tienen? No hasta los recolectores de impuestos hacen lo mismo? Y si saludáis a vuestros hermanos solamente, ¿qué hacéis más que otros? ¿No hacen también lo mismo los gentiles?” (Mateo 5:40-47, énfasis añadido)

Los hijos de Dios se supone que deben actuar como Dios, amar desinteresadamente. De hecho, Jesús dijo que la marca de Sus verdaderos discípulos sería su amor de unos por los otros:

“Un mandamiento nuevo os doy: que os améis los unos a los otros, como yo os he amado, que también os améis unos a otros. De este modo todos sabrán que son mis discípulos, si os tenéis amor los unos a los otros “(Juan 13:34-35).

Jesús Incógnito

La Biblia afirma que todos nosotros seremos juzgados según nuestras obras, no por nuestras obras nos ganamos la salvación, sino por nuestras acciones demostramos si verdaderamente nos hemos arrepentido y creído en Jesús. Escucha cómo Jesús describió un cierto juicio futuro delante del trono de Dios:

“Pero cuando el Hijo del Hombre venga en su gloria, y todos los santos ángeles con él, entonces se sentará en su trono glorioso. Y todas las naciones serán reunidas delante de Él, y Él separará a unos de otros, como el pastor separa las ovejas de los cabritos, y pondrá las ovejas a su derecha, y los cabritos a su izquierda.

Entonces el Rey dirá a los de su derecha: ‘Venid, benditos de mi Padre, heredad el reino preparado para vosotros desde la fundación del mundo. Porque tuve hambre, y me disteis de comer, tuve sed y me disteis de beber; fui forastero, y me recibisteis; estuve desnudo, y me vestisteis; estuve enfermo, y me visitasteis; estuve en la cárcel, y vinisteis a mí.’

Entonces los justos le responderán, diciendo: ‘Señor, ¿cuándo te vimos hambriento, y te sustentamos, o sediento, y te dimos de beber? ¿Y cuándo te vimos forastero, y te recogimos, o desnudo, y te vestimos? ¿Y cuándo te vimos enfermo o en la cárcel, y vinimos a ti?’

Y respondiendo el Rey, les dirá: ‘En verdad os digo que, en la medida en que lo hicisteis a uno de estos hermanos míos, aun el más pequeño de ellos, me lo hicisteis a mí.’

Entonces dirá también a los de su izquierda: ‘Apartaos de mí, malditos, al fuego eterno que ha sido preparado para el diablo y sus ángeles, porque tuve hambre, y no me disteis de comer; tuve sed, y no me disteis de beber; fui forastero, y no me recogisteis; estuve desnudo, y no me cubristeis; enfermo y en la cárcel, y no me visitasteis.’

Entonces también ellos le responderán diciendo: ‘Señor, ¿cuándo te vimos hambriento, o sediento, o como forastero, o desnudo, o enfermo, o en la cárcel, y no te servimos?’

Entonces les responderá diciendo: ‘De cierto os digo que, en la medida en que no lo hicieron a uno de los más pequeños de estos, no lo hicieron por mí.’

E irán éstos al castigo eterno, y los justos a la vida eterna” (Mateo 25:31-46).

Los de este juicio, obviamente, serán juzgados por sus hechos. Los que demostraron amor desinteresado a sus hermanos serán reivindicados como verdaderos creyentes en Jesús. Los que no demostraron el amor desinteresado, sino más bien la ambición egoísta, se probará que son incrédulos.

Cada cristiano profesante debe imaginarse a sí mismo en este juicio futuro y determinar si será clasificado con las ovejas o con las cabras, con base en las seis obras que Jesús enlistó y otras obras semejantes. Si usted se encuentra actualmente clasificado entre las cabras, le es necesario nacer de nuevo.

Verdadero Amor Demostrado

A la luz de todas las Escrituras que he citado en este capítulo, y a la luz del hecho de que la Biblia claramente dice que Dios deposita Su propia naturaleza de amor dentro de nuestro espíritu cuando nacemos de nuevo, la verdad es obvia: Los verdaderos creyentes en Jesús se caracterizan por el amor desinteresado. Y ese amor desinteresado se manifestará a través de acciones desinteresadas y palabras.

La iglesia primitiva de los apóstoles obviamente entendió esta verdad y la practicó:

Y todos los que habían creído estaban juntos, y tenían todas las cosas en común, y empezaron a vender sus propiedades y bienes, y lo repartían a todos según la necesidad de cada uno….

Y la congregación de esos que creyeron eran de un solo corazón y una sola alma, y ninguno de ellos afirmó que cualquier cosa que le pertenecía era suya propia, sino que todas las cosas eran de propiedad común para ellos….

Por lo que no había ningún necesitado entre ellos, porque todos los que poseían campos o casas los vendían, y traían lo que procedía de las ventas, y lo ponían a los pies de los apóstoles, y ellos lo distribuirían a cada uno, según tenían necesidad (Hechos 2:44-45, 4:32,34-35).

No creo que estos primeros cristianos vendían sus casas principales y daban lo obtenido, o de lo contrario no habrían tenido nada para vivir ellos mismos. Tengo que pensar que los que poseían una segunda casa, tierra, o cosas innecesarias que no utilizaban, vendían esas cosas con el fin de ayudar a los pobres. En cualquier caso, el nuevo nacimiento afectó la manera en que cada uno de ellos vio sus posesiones. Ya no eran los propietarios privados, pero se consideraban guardianes de las posesiones de Dios, las cuales debían ser compartidas libremente con los demás miembros de su familia.

Esta debe ser la actitud natural adoptada por los que se hayan arrepentido verdaderamente del egoísmo y creído en Jesucristo, y no sólo un fenómeno de los “excesivamente celosos” primeros cristianos. Demasiadas iglesias, sin embargo, son como la iglesia de Éfeso a la que Jesús ha enviado el siguiente mensaje:

“Pero tengo contra ti, que has dejado tu primer amor. Recuerda, por tanto, de dónde has caído, y arrepiéntete, y haz las obras que hiciste al principio… “(Apocalipsis 2:4-5a).

Intérpretes de la Biblia han argumentado acerca de qué es exactamente que el “primer amor” de los efesios se fue. ¿Fue la lectura diaria de la Biblia? ¿Fue la devoción a la oración? ¿Fue asistir a la iglesia?

Mi opinión es que Jesús no se refería a ninguna de esas cosas. Creo que quiso decir exactamente lo que dijo, que habían dejado su primer amor, es decir, que no estaban demostrando el amor hacia los demás que habían demostrado al principio. Y es por eso que Jesús les dijo que se arrepintieran e hicieran las obras que habían hecho originalmente.

¿Por qué Escribí Este Capítulo?

Mi razón para escribir este capítulo es triple.

En primer lugar, me doy cuenta de que algunas personas han evitado el mensaje del evangelio, porque han experimentado el odio de algunos así llamados cristianos. Quería que esas personas desafortunadas entendieran que los así llamados cristianos que los odiaban no eran, en realidad, verdaderos cristianos en absoluto. Mi esperanza es que ellos consideren ahora las palabras de Jesús, se arrepientan de sus propios pecados y crean en Él.

En segundo lugar, yo quería que cada lector cristiano mire dentro de sí mismo y realice un diagnóstico espiritual personal para determinar si su profesión de fe es genuina. Espero, que algunos que han sido motivados únicamente por la ambición egoísta, y sin embargo, pensaron que habían nacido de nuevo, ahora se den cuenta de su autoengaño. Oro que se arrepientan ahora de verdad y crean en Jesús.

También quiero añadir que todos los cristianos se ven tentados a diario a actuar de forma egoísta, y ninguno de nosotros ha alcanzado la perfección en el amor desinteresado. Eso es lo por lo que estamos luchando. La Biblia deja en claro que el amor es un fruto que debería estar creciendo continuamente en la vida de cada creyente (ver Gálatas 5:22-23, 1 Tesalonicenses 3:12-13, 1 Juan 2:5, 4:12, 17 – 18).

El hecho ceder a la tentación de cometer un acto egoísta pequeño no quiere decir que no son realmente salvos. Cuando un verdadero cristiano comete un acto de egoísmo, se sentirá culpable en su espíritu, y de inmediato deberá pedir perdón a Dios. Dios, por supuesto, va a otorgárselo (ver 1 Juan 1:9). Aún, la Biblia enseña que nuestros corazones pueden estar seguros de que realmente somos salvos cuando amamos desinteresadamente (ver 1 Juan 3:16-21, 4:16-18).

Y en tercer lugar, he escrito este capítulo para que los cristianos puedan detenerse y preguntarse cómo los ven los no cristianos. ¿Estamos presentando una representación verdadera de Cristo al mundo? ¿Estamos comunicando un mensaje a los no cristianos de que los amamos como Dios los ama?

¿Por qué es que, a menudo, los no creyentes piensan que las personas que han nacido de nuevo son sólo un montón de santurrones (y a menudo hipócritas) moralistas, celoso de causas políticas conservadoras? ¿Por qué no hablan de nosotros como los que están siempre al servicio de los demás, que están llenos de misericordia cuando son agraviados, que oran por aquellos que los odian, que generosamente comparten sus pertenencias, y que aman a todas las personas, independientemente de su condición social, su raza, su religión o su conducta?

“Sed, pues, imitadores de Dios como hijos amados, y andad en amor, como también Cristo nos amó y se entregó a sí mismo por nosotros, ofrenda y sacrificio a Dios…” (Efesios 5:1-2).

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FM Spanish » DIEZ: La Verdadera Marca

ONCE: ¿Qué sigue?

Así que ahora eres un nuevo creyente en Jesucristo. ¡Feliz día de nacimiento espiritual!

¿Qué hacer ahora? Por supuesto, tu motivación para vivir ha sido radicalmente cambiada. Ahora la ambición de tu vida es agradar a Dios. Lo amas, y porque lo amas, Lo quieres obedecer.

A los ojos de Dios, eres un bebé espiritual totalmente nuevo, y Él quiere que crezcas espiritualmente. Él quiere que seas como Jesús. Eso llevará algún tiempo. Será necesario un esfuerzo de tu parte.

En este breve capítulo, quiero compartir contigo lo que debes hacer para comenzar tu viaje espiritual. Ten en cuenta que nuestro objetivo, por supuesto, es llegar a ser como Jesús.

Lectura de la Biblia

Obviamente, si quieres llegar a ser como Jesús, tendrás que llegar a conocerlo. Hay cuatro registros de su vida, llamados los Evangelios, que figuran en el Nuevo Testamento. Escritos por Mateo, Marcos, Lucas y Juan, cada autor cuenta la historia de Jesús desde una perspectiva un poco diferente, por lo que necesitas leerlos todos.

Después de los Evangelios, el libro de los Hechos habla de la Iglesia primitiva, sus líderes y la propagación del Evangelio.

A continuación encontrarás una colección de cartas escritas a los primeros cristianos de parte de Pablo, Santiago, Pedro, Juan y Judas. Todos estos hombres fueron inspirados por el Espíritu Santo para escribir sus cartas. Eso significa que usted puede leerlas como cartas de amor personales de parte de Dios.

Debes leer esas cartas después de haber terminado los cuatro Evangelios. Es importante leer el Nuevo Testamento antes de comenzar a leer el Antiguo Testamento. El Nuevo Testamento fue escrito para cristianos, personas que viven bajo el nuevo pacto (o promesas) que Jesús inauguró. Ustedes están viviendo bajo ese nuevo pacto con Dios.

Te puedo garantizar que no vas a entender todo lo que lees en la Biblia la primera vez, pero no te preocupes por eso, sólo aplica lo que entiendes. Cuanto más leas y estudies la Biblia, más aprenderás. La Biblia es un libro tan maravilloso que se puede leer una y otra vez miles de veces y todavía no saber todo lo que hay que saber. Los animo a leer una porción de la Biblia todos los días.

Encontrar una Iglesia

También tendrás que asistir a una iglesia regularmente donde la Biblia es fielmente predicada. Por desgracia, el verdadero Evangelio no es predicado en todas las iglesias, por lo que hay que tener cuidado.

¿Cómo se puede encontrar una buena iglesia para asistir? En primer lugar, pregúntale a la persona que te dio este libro. Lo más probable es que él o ella han nacido de nuevo y asiste a una iglesia donde se predica la Biblia.

Cuando estás en una iglesia donde la gente nace de nuevo, son cálidos y amigables. Si te sientes incómodo, no estás entre cristianos verdaderos. Sigue buscando. Asegúrate de que la iglesia a la que asistes está llena de cristianos verdaderos no sólo de personas religiosas que creen que son cristianos.

Dios también utilizará a otros cristianos para ayudarte a crecer espiritualmente. Ellos son tus hermanos y hermanas mayores, espiritualmente hablando. Esa es otra manera de saber si estás en una iglesia donde la gente realmente entiende el evangelio -muchas veces se refieren el uno al otro como su hermano “hermanos y hermanas en Cristo.”

Otra manera de determinar si estás en una buena iglesia es preguntar al pastor si él está de acuerdo con el mensaje contenido en este libro. Si un pastor no está de acuerdo con el mensaje fundamental de la muerte de Jesús en la cruz para la propiciación de nuestros pecados y que somos salvos por medio del arrepentimiento y la fe en Jesús, entonces el pastor mismo necesita ser salvado.

Hay muchos puntos de vista diferentes sobre asuntos doctrinales menores entre las iglesias y ministros, pero todos los verdaderos cristianos están de acuerdo en el Evangelio bíblico básico. Si el pastor no cree el mensaje del Evangelio sencillo, encuentra uno que sí.

Un pastor llamado por Dios está especialmente equipado con ciertos dones que lo habilitan para ayudarte a crecer. Definitivamente necesitas colocarte bajo el cuidado de una relación amorosa, de un pastor que predica la Biblia. Él es un regalo de Dios para ti.

El Bautismo en Agua

Pídele a tu nuevo pastor que te bautice en agua tan pronto como sea posible. Jesús dijo: “El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado” (Marcos 16:16). Por supuesto, ser bautizado no te salva, pero es una de las primeras cosas que autentifica el verdadero arrepentimiento y la fe.

Si tu pastor dice que no es importante ser bautizado, sigue buscando una buena iglesia. Es probable que si un pastor no obedece el mandamiento claro y simple de bautizar a los nuevos creyentes, no seguirá la Biblia en muchas otras áreas también.

Es posible que hayas sido bautizado cuando eras un bebé en una iglesia, o tal vez no, pero no hace ninguna diferencia. La Biblia enseña que cada uno debe ser bautizado después de que él o ella profesan la fe en Jesucristo como Salvador. Tu bautismo de infante no tuvo nada que ver con tu propia aceptación personal de Jesús.

¿Por qué el bautismo en agua es tan importante? Debido a que es un símbolo de lo que le sucedió a Jesús y a ti. Jesús murió, fue sepultado y resucitó de entre los muertos. ¡También, en Cristo, has muerto, sido sepultado, y vuelto a la vida como una persona completamente nueva, lavada y purificada del pecado!

Compartiendo el Evangelio

No tienes ninguna duda de que ya sientes la urgencia de decir a los demás lo que has aprendido. Sabes que si no se arrepienten y creen en el Evangelio, van a pasar la eternidad en el infierno. El amor de Dios en ti es lo que hace que la compasión por la gente no salva brote de tu corazón.

Te recomiendo que vayas poco a poco a medida que comienzas a compartir tu nueva fe con los demás. Lo digo porque yo cometí muchos errores cuando comencé a “testificar” a mis amigos inconversos. Por lo general, terminé discutiendo sobre puntos doctrinales menores del credo de su iglesia particular, en lugar de comunicar eficazmente el evangelio simple del amor de Dios expresado a través del sacrificio de Jesús.

Para empeorar las cosas, me encontré como un sábelo-todo y ahora me doy cuenta de que era demasiado agresivo con mis conversos potenciales. Así que recomiendo empezar por orar a diario por tus amigos y familiares que aún no se han salvado.

Antes de contarles sobre el cambio que ha ocurrido en tu vida, tienes que demostrar una vida cambiada. Cuando se den cuenta del cambio y te comiencen a preguntar que ha sucedido, entonces es un buen momento para suavemente y respetuosamente decirles lo que Dios ha hecho por ti (ver 1 Pedro 3:15-16). Si se ríen, no tomes represalias o critiques sus creencias particulares. Perdónalos, continúa orando por ellos, y busca oportunidades donde los puedas servir. El amor puede derretir un corazón endurecido.

Ten cuidado de no representar inconscientemente una actitud de “soy más santo que tú” hacia los que no son salvos. Obviamente, no vas a participar más en las prácticas pecaminosas de aquellos que no creen en Jesús, pero hay que tomar precauciones para que los demás no piensen que crees que eres mejor que ellos. No olvides nunca que una vez actuaste como ellos lo hacen y que es sólo porque escuchaste el Evangelio y respondiste que ya no vives más una vida de pecado. Somos salvos solo por la misericordia de Dios, por lo que ciertamente no tenemos derecho de estar orgullosos.

Si pasas mucho tiempo con los no creyentes no receptivos, te deslizas espiritualmente. Esa es otra razón por la que hay que tener comunión con otros cristianos con regularidad y no sólo en la iglesia. A medida que creces espiritualmente, tus amigos más cercanos serán los que son parte de tu familia-la familia espiritual de Dios.

La Oración

Porque Dios es ahora tu Padre, querrás aumentar tu relación con Él. No tienes que estar en la iglesia para hablar con Él, porque Él está contigo y en ti todo el tiempo por el Espíritu Santo. Él quiere que disfrutes de comunión con Él todo el día.

Cuando ores, no es necesario usar un lenguaje especial. Simplemente habla con Dios como hablarías con tu padre porque Él es tu Padre. Por supuesto, ¡habla con mucho respeto! Al orar y pedirle a Dios por algo, asegúrate de que lo que estás pidiendo está en Su voluntad, en base a una promesa que has encontrado en la Biblia. Entonces puedes orar con fe, con la certeza de que Dios te dará a tu petición.

El apóstol Juan escribió:

Y esta es la confianza que tenemos en él, que si pedimos alguna cosa conforme a su voluntad, él nos oye. Y si sabemos que él nos oye en cualquiera cosa que pidamos, sabemos que tenemos las peticiones que hemos pedido de Él (1 Juan 5:14-15).

Cuando los discípulos de Jesús una vez le pidieron que les enseñara a orar, Él les dijo:

“Orad, pues, de esta manera: ‘Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre. Venga tu reino. Hágase tu voluntad, así en la tierra como en el cielo. Danos hoy nuestro pan de cada día. Y perdónanos nuestras deudas, como también nosotros hemos perdonado a nuestros deudores. Y no nos metas en tentación, mas líbranos del mal. Porque tuyo es el reino, y el poder, y la gloria, por siempre. Amen. “(Mateo 6:9-13)

Jesús no esperaba que sus seguidores memorizaran y repitieran continuamente esta oración exacta cada vez que oraran. Esta corta oración, sin embargo, es un maravilloso modelo a seguir para nosotros.

En primer lugar, debemos darnos cuenta de que estamos orando a nuestro Padre con quien tenemos una relación. Somos niños hablando a nuestro Padre, ¡no mendigos extranjeros hablando a un dictador!

En segundo lugar, nuestro deseo debe ser ante todo que el reino de Dios venga y que Su voluntad sea hecha en la Tierra en la misma medida que esta siendo hecha en el Cielo. Por supuesto, la voluntad de Dios se hace a la perfección en el Cielo porque todos son completamente obedientes a Dios. Debe ser nuestro supremo deseo que todos en la Tierra le obedezcan también. Más que nada, debemos desear que el reino de Dios se expanda en la Tierra a medida que más personas escuchen el evangelio verdadero y se sometan a Él con fe obediente.

Si nuestras prioridades están en orden, nuestras oraciones por nuestras necesidades personales temporales ocuparán el segundo lugar después de nuestro deseo por que el reino de Dios venga y que Su voluntad sea hecha en la Tierra. Después oramos por nuestro pan de cada día después de haber orado por lo que es más importante. La mayoría de los cristianos en América no necesitan pedir a Dios por el pan diario de todos modos, porque ya tenemos más comida de la que necesitamos. Siendo esto así, sería mejor que pidiéramos a Dios que supla las necesidades de sus hijos más pobres, y preguntarnos qué podemos hacer para ayudar.

Tratar con el Pecado en Nuestras Vidas

Debido a que nuestro deseo supremo es que la voluntad de Dios se haga así en la Tierra como en el Cielo, y porque sabemos que Dios quiere que seamos santos, y porque el Espíritu Santo vive en nosotros, nos sentimos muy mal cuando pecamos. Gracias a Dios que podemos pedir y recibir perdón, tal como Jesús nos dijo en su oración modelo.

Cuando por primera vez te arrepentiste y recibiste a Cristo como Salvador, eso no significa que inmediatamente empezaste a vivir una vida de perfección sin pecado. La razón es que, cuando te arrepientes primero, sólo te puedes arrepentir de los pecados de los que eres consciente.

Mientras continúas creciendo espiritualmente, Dios revelará otras áreas de tu vida que necesitan de arrepentimiento. Ese es el proceso que se menciona en la Biblia como la santificación. La santificación es una obra progresiva en tu vida.

Tenemos que tener en mente que cuando tropezamos, no quiere decir que no somos salvos. Sólo significa que no somos perfectos todavía. El apóstol Santiago escribió: “Porque todos ofendemos muchas veces” (Santiago 3:2). Por supuesto, caer en el pecado y voluntariamente participar en el pecado no es la misma cosa. Aquellos que están practicando el pecado voluntariamente sin preocupación no son verdaderamente salvos.

Como cristianos, somos tentados a menudo, y aunque tenemos una nueva naturaleza en nuestros espíritus, todavía poseemos la vieja naturaleza pecaminosa, algo que el apóstol Pablo llama la carne. Nuestra responsabilidad es seguir la nueva naturaleza interna que nos lleva a obedecer a Dios, y resistir a la vieja naturaleza que nos tienta a hacer el mal. Debido a que el poder del pecado ha sido quebrantado sobre nosotros, ya no tenemos que pecar más. El Espíritu Santo dentro de nosotros es mucho más poderoso que cualquier tentación. Debemos desarrollar nuestra fe en Su capacidad para guardarnos de todo pecado.

¿Qué debes hacer si pecas después de tu arrepentimiento inicial? El apóstol Juan nos dice que “si confesamos nuestros pecados, Él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados y limpiarnos de toda maldad (1 Juan 1:9, énfasis añadido). Una vez que confesamos nuestros pecados, quedan perdonados por Dios, por medio de la muerte de Jesús.

Sin embargo, como Jesús también explicó en su modelo de oración, el perdón de Dios está condicionado a nuestro perdonar a otros que han pecado contra nosotros. No podemos esperar misericordia si no mostramos misericordia. Jesús dijo: “Porque si perdonáis a los hombres sus ofensas, vuestro Padre celestial también os perdonará a vosotros. Pero si no perdonáis a los hombres, tampoco vuestro Padre os perdonará vuestras ofensas “(Mateo 6:14-15). Debemos perdonar a todos y cada uno que nos lo pida si queremos que Dios nos perdone cuando se lo pedimos.

Una palabra de advertencia

Satanás no tiene poder sobre ti, pero él es un maestro en el engaño, y es el principal medio que utiliza para tropezar a los cristianos. La manera de evitar ser engañado es saber lo que Dios ha dicho y luego hacer lo que Él ha dicho.

La Palabra de Dios es tu mayor arma espiritual. Cuando Jesús fue tentado por el diablo, él siempre respondía citando y obedeciendo la Palabra de Dios. Así deberíamos nosotros hacerlo.

Si alguna vez piensas que Dios te ha hablado de hacer algo que contradice lo que Él ya ha dicho en la Palabra escrita, estás equivocado porque Dios nunca se contradice a sí mismo.

Y por último…

Si has nacido de nuevo a través de la lectura de este libro, ¿serías tan amable de escribir una breve nota y decirme? Lo apreciaría grandemente, y me llenaría de alegría oír de otra persona que se ha convertido en un miembro de la familia mundial de Dios. Puedes escribirme a: P.O. Box 12854, Pittsburgh, PA, 15241. ¡Gracias! ¡Espero con interés escuchar de ti!

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FM Spanish » ONCE: ¿Qué sigue?

UNO: No hay Dios y Otros Cuentos Exagerados

Estoy usando un reloj de pulsera muy inusual mientras escribo estas palabras. Aunque parece un Seiko ordinario, no proceden de una fábrica en Japón al igual que otros relojes Seiko.

Mi reloj no fue diseñado por nadie, ni nadie tiene nada que ver con su ensamble. Mi reloj Seiko se hizo espontáneamente.

Permítanme que les diga sobre él.

Unos pocos veranos atrás, yo estaba caminando descalzo a lo largo de una playa en el norte de Oregon. El clima era perfecto. La vista era impresionante. Todavía puedo recordar la grandeza accidentada de la costa y los enormes acantilados que topan contra la marea creciente del océano.

Encontré un lugar cómodo, me senté en la cálida arena y me incliné contra la base de un alto acantilado. Mientras descansaba allí disfrutando del sol, de repente se desprendió una pequeña roca suelta desde el borde del acantilado y empezó a rodar abajo hacia mí. (Más tarde me di cuenta de que esa pequeña roca debe haber sido de alto contenido de hierro y estaño).

Lo que vino después fue asombroso de presenciar. Esa pequeña roca cayó con una velocidad perfecta y rodó en tan precisos ángulos que, pequeños engranajes, resortes, martillos y una caja de reloj salieron en partes de ahí -¡todos perfectamente formados! Tú puedes imaginar mi sorpresa.

Aún más sorprendente fue el hecho de que el viento soplaba en tan inusual manera que todas esas piezas perfectamente formadas aterrizaron en la playa a mi lado. ¡Yo miré con asombro mientras ellas cayeron arriba una de la otra de tal manera que se ensambló un reloj de pulsera y de inmediato comenzó a funcionar! No sólo eso- ¡las manecillas del reloj formado espontáneamente cayeron en su lugar a la hora correcta! Yo apenas podía creer lo que veían mis ojos.

Al parecer un pedazo de la roca se rompió durante su caída y sorprendentemente había golpeado un pedazo de piedra, cerca de un nido de pájaros en un peñasco. Como resultado de ello, hubo una chispa que encendió el nido lleno de paja! El calor del fuego fundió el zinc y el cobre de las pequeñas rocas y formó latón líquido, que inició el goteo de esa altura a la playa. Cuando lo hizo, algunas gotas de metal licuado acabado de formar gotearon sobre la cubierta del reloj formado espontáneamente, revistiéndolo perfectamente.

Mientras miraba el brillante reloj situado en la arena al lado de mí, de repente sentí un temblor, como un pequeño terremoto. Pronto, una pequeña grieta se formó detrás de mí en la base del acantilado.

Miré impresionado mientras magma fundido era derramado afuera de la grieta y vertido en un pequeño arroyo en la playa hacia el agua. Debido al intenso calor del magma, algunas de las partículas de silicio en la arena fundida, formaron un pequeño trozo de cristal transparente. Me maravillé cuando me di cuenta de que encajaba perfectamente en la carátula del reloj de pulsera.

Antes de que yo pudiera alcanzar la pequeña pieza circular de cristal, una ola de la marea barrió la arena y lo recogió. Para mi sorpresa, la ola suavemente depositó el cristal en el reloj, ¡donde embonó perfectamente en su lugar!

Yo estaba estático al ver todas estas coincidencias ocurriendo ante mis ojos. Pero todavía hay más que contar.

Curiosamente, una vaca, que debe haber escapado de alguna manera de sus pastos, llegó deambulando a la playa. Para mi absoluta conmoción, cuando se paró frente a mí, la vaca de repente sufrió un ataque cardíaco y murió. Cuando el animal cayó en su agonía final, aterrizó en dos pedazos de roca filosa que salía de la arena.

Vi con asombro como dos piezas de cuero delgado simultáneamente se arrancaron de la piel de la vaca. No sólo eso, las tiras de cuero cayeron de tal forma que se unieron a ambos lados del reloj formado espontáneamente, ¡formando un perfecto reloj de pulsera!

Sé que todo esto parece difícil de creer, pero lo he visto suceder con mis propios ojos.

Por último, fui testigo de seis hormigas rojas marchando desde una roca cercana y las que formaron seis pequeños agujeros, todos en fila, a través de una de las bandas de cuero. Estas, por supuesto, hicieron aberturas precisas para el broche de latón. (Me olvidé de mencionar que el broche también había sido formado a partir del goteo de bronce que había caído, de tal forma que fue perfectamente atado en la otra correa de piel!)

Así que ahora conocen el origen de mi reloj de pulsera.

¿Crees tú mi historia? Por supuesto que no, y tampoco yo. La verdad es que mi reloj Seiko se fabricó. Aunque nunca he visto a ninguno de los hombres y las mujeres japonesas que lo han diseñado y ensamblado, estoy bastante seguro de que existen.

Estoy convencido que ahí hubo diseñadores y ensambladores inteligentes de relojes, ya que puedo ver un diseño y ensamble inteligente en el producto final. Creer que de alguna manera mi reloj de pulsera “se formó espontáneamente” es irracional y requiere un salto de fe que sobrepasa toda lógica. Si yo creyera sinceramente que mi reloj se formó solo, tú estarías obligado a cuestionarte acerca de mi inteligencia.

Tú probablemente te diste cuenta que te estoy conduciendo a: Sabemos que Dios existe porque está plenamente revelado en su asombrosa creación. Cualquier persona que es honesta consigo misma tendrá que admitir que hay un Creador.

Dios No Cree en los Ateos

Isaac Newton fue, sin duda, uno de los hombres más inteligentes de su época y sigue siendo reverenciado por la erudición. Se dice que una vez construyó un modelo pequeño de nuestro sistema solar, utilizando globos que giraban en torno a una esfera central. Por medio de varillas, engranes y correas, todos los modelos de planetas orbitaban al mismo tiempo al modelo de sol en este ingenioso artefacto. Incluso las órbitas de los planetas eran, en cierta medida, proporcionales a las órbitas reales de los planetas de nuestro sistema solar.

Un amigo agnóstico, al ver el artefacto comentó, “Newton, que sorprendente pequeño invento! ¿Quién te lo hizo? ”

Newton respondió: “¡Nadie!”

“¿Qué quieres decir con ‘Nadie’?”

“Quiero decir, ¡nadie me lo hizo! ¡Se hizo solo! ¡Todos estos engranajes y correas y barras y esferas sólo se unieron, y por casualidad, todas comenzaron a girar en sus órbitas igual que las de los planetas que representan! ”

Su amigo no creyente captó el mensaje.

Según una encuesta de Gallup, noventa y cuatro por ciento de todos los estadounidenses creen que existe un Dios. Seis por ciento dicen que no creen o no están seguros. Si coloca ese seis por ciento en un avión que está a punto de estrellarse en tierra, la mayoría se convertirán en creyentes en Dios antes de que el avión toque el suelo. Y todos los demás se convertirían en creyentes momentos después de su muerte. De hecho, todos y cada ateo o agnóstico que ha muerto es ahora un creyente en Dios.

¡Por favor, si tú eres uno de ese seis por ciento, mientras que estás todavía vivo, dame una oportunidad de persuadirte acerca de la existencia de Dios antes de que tú no tengas más remedio que creer!

Si ya crees en Dios, quiero fortalecer tu convicción inteligente.

Receta de Dios para Las Manzanas

¿Alguna vez has mordido una crujiente manzana en otoño y pensado sobre el hecho de que una buena parte de lo que estás comiendo está hecho de la tierra? Es verdad. Las manzanas, así como todas las demás frutas y hortalizas, están formadas principalmente por sustancias que vienen de la tierra.

¿Cómo viajan las sustancias a través de las raíces, el tronco y las ramas del manzano, en contra de la gravedad? ¿Y cómo el árbol de manzanas sabe hacer manzanas, en lugar de naranjas o sandías? ¿Por qué no hace de vez en cuando por error un limón?

No sólo el árbol de manzanas produce manzanas de la tierra, el árbol de manzanas está formado principalmente a partir de lo mismo -la madera, la corteza, las hojas, e incluso los suaves pétalos blancos de las flores de la manzana. ¿Cómo es posible?

¡Aún más notable es el hecho de que la fragancia de las flores es tierra que ha experimentado una metamorfosis aromática! Cuando piensas en lo que Dios está haciendo cada día con pura tierra, la historia de Adán siendo formado a partir del polvo de la tierra no es tan difícil de aceptar.

Usted probablemente sabe que el árbol de manzana no puede producir cosecha sin algo de ayuda externa. Alguien determinó que la humilde abeja, buscando néctar para su panal, inconcientemente polinice las flores de manzana.

La pequeña abeja misma es bastante notable. Una vez que descubre un árbol lleno de flores, viaja de regreso a su colmena y realiza una danza misteriosa. Esa danza de la abeja informa a un público zumbador, y a volar, conociendo la dirección correcta y distancia exacta del néctar que las espera.

¿Cómo sabe el manzano cuándo florecer? ¿Quién lo programa para controlar la temperatura y el periodo de la luz del día para no florecer en el otoño o invierno?

Posiblemente el hecho más sorprendente sobre el árbol de manzana es el siguiente: protegidos dentro de cada fruta hay pequeños bancos de datos de información -los llamamos semillas- que contienen todos los secretos necesarios para que crezca otro árbol de manzanas. ¿Quién de la raza humana ha sido capaz de descifrar los secretos de una sola semilla de manzana?

Por supuesto, el árbol de manzana no es el único testigo del Creador. Existe una variedad infinita de misterios bajo el sol, y cada uno de ellos llama nuestra atención a un sorprendente Dios. Él dejó su firma en todo lo que diseñó.

Otras “Coincidencias” de la Naturaleza

¿Cómo el salmón, después de nadar dos mil millas en mar abierto, encuentra el río, el afluente y, por último, el arroyo de su nacimiento, donde, como sus antepasados, depositará sus huevos? Y ¿qué es lo que lo motiva a luchar contra implacables rápidos y regresar a un lugar que no ha visto en años sólo para desovar y morir pronto?

El agua que forma los rápidos esconde algunos secretos por cuenta propia. Usted probablemente sabe que las aceras y puentes se contraen a medida que se enfrían y se expanden cuando se calientan. Pero ¿por qué es que el agua, a diferencia de prácticamente todas las otras sustancias, se expande justo antes de congelarse? Nadie lo sabe, pero es una buena cosa que lo haga, si no, el hielo sería más denso que el agua y no flotaría.

Si el hielo no flotara, se hundiría en el fondo de los lagos después de cristalizarse en la superficie. Cuando llegara el deshielo de primavera, algo de hielo en el fondo del lago permanecería congelado. Mientras este ciclo se repitiera durante un período de años, eventualmente todos los lagos del norte y, a continuación, todos los lagos del sur, se congelarían. La Tierra entraría a una permanente y progresiva edad de hielo de las más severas. Como resultado, la vida no sería tan agradable en las Bahamas, o en cualquier otro lugar por esa razón.

¡Me alegro de que Dios ha diseñado la estructura molecular del agua un poco diferente a como hizo todo lo demás!

Hay muchas otras “coincidencias” de la naturaleza, tantas, que volúmenes podrían ser escritos detallándolas.

Piense acerca de nuestro Sol por un momento. Tan grande como parece, es en realidad mucho más grande de lo que te puedas imaginar. Si fuera hueco, podría contener 1300000 Tierras. Aunque hay aproximadamente noventa y tres millones de millas de distancia, se puede sentir su calor en la cara. La luz que ilumina nuestros días tarda aproximadamente ocho minutos en llegar desde el sol, viajando a una velocidad de 300.000 kilómetros por segundo.

¿Qué pasa si el Sol estuviera más cerca? Sólo lo tienes que preguntar a alguien que haya ido al siguiente planeta más cercano al sol, Venus. La temperatura de la superficie de Venus tiene un promedio de 875 grados. Dicen que los vacacionistas se broncearían bastante más rápido allí.

¿Qué pasaría si el Sol estuviera más lejos? En Marte, el próximo planeta más alejado del sol, el mercurio bajaría aprox. a menos 128º C. La gente en Minnesota debe valorar sus bendiciones.

Hablando de distancias, ¿sabía que la Luna está también, obviamente, posicionada muy estratégicamente para nuestro bien? Si estuviera un poco más cerca (en términos relativos), las mareas tenderían a cubrir todo. Miami estaría bajo el agua durante doce horas cada día debido al incremento de la fuerza de gravitación de la Luna en el Océano Atlántico. Y cuando la marea llegara, se precipitaría como un maremoto.

Sin contar otros innumerables fenómenos -desde la velocidad de rotación de la Tierra al diámetro específico de la Tierra -indican que alguien cuidadosamente ha calculado lo que sería necesario para la vida en este planeta. Honestamente, la gente inteligente no puede sólo meter sus cabezas en la arena y hacer como que los hechos no están allí. De hecho, no necesitamos mirar más allá de nuestro propio cuerpo para ver muchas pruebas de la obra de Dios.

La Asombrosa Máquina Humana

El cuerpo humano se compone de un centenar de billones de células increíblemente complejas. Cada célula está compuesta por una agrupación organizada de moléculas, que son en sí mismas muy estructuradas y complejas.

Cada núcleo celular contiene una cadena idéntica de lo que los científicos llaman ADN, el conjunto hereditario de moléculas que da instrucciones a cada célula en el cuerpo en cuanto a su función. Se estima que si las instrucciones de cada cadena de ADN fueran escritas, llenarían volúmenes de mil seiscientas páginas por lo menos.

Piensa en eso. ¡Tu cuerpo entero podría ser reensamblado con la información contenida en una sola célula!

Las cadenas de ADN tienen menos de la trillonésima parte de una pulgada de grosor, pero desenrollada, cada celda contiene una cadena que se extendería a lo largo de 1.8 metros. ¡Si todo el ADN en tu cuerpo estuviera conectado de extremo a extremo, se extendería desde la Tierra al Sol ochocientas veces!

Cada célula en tu cuerpo tiene una cierta función específica. Vamos a examinar las células en los ojos por un momento. ¿Cómo es posible que tú puedas leer estas palabras? Se requiere de millones de milagros.

Dentro de tu globo ocular hay unas 107,000,000 células. Alrededor de siete millones de estas células se llaman conos, y se utilizan para ver la luz del día. Son sensibles al color, y pueden distinguir un millar de diferentes tonos de color. Los otros cien millones se llaman barras, los cuales se utilizan para ver en la luz débil. No son sensibles al color, por lo que tienden a mirar las cosas en blanco y negro por la noche.

Cuando la luz penetra en el ojo, la lente refracta una imagen al revés sobre los conos y bastoncillos. Estas imágenes son entonces traducidas en mensajes electrónicos que viajan a lo largo de unas quinientas mil neuronas y conductos nerviosos para llevar su información al cerebro.

La computadora dentro de tu cabeza entonces reúne millones de bits de datos simultáneos, los fusiona con las ligeras diferencias en los datos del otro ojo, y los reúne en una imagen tridimensional. Entonces tu cerebro invierte la imagen, de manera que todo está al derecho-, ¡y de alguna manera la vista se logra!

La parte frontal del ojo siempre debe estar húmeda, de modo que el cerebro monitorea su sequedad y envía una señal para activar el párpado cuando lo necesita. Una persona puede parpadear tres mil millones de veces durante su vida, pero nunca tiene que pensar conscientemente acerca de ello.

Por cierto, cada célula de tu cuerpo en este momento, excepto el cerebro y las células nerviosas, se ha sustituido en los últimos diez años. Literalmente, ¡no eres la persona que solías ser! ¡Tú has sido reemplazado! Y cada célula contiene idénticas las instrucciones de ADN heredadas al momento de la concepción, cuando tú te componías solo de dos células.

¡Estas dos células se dividieron y duplicaron a sí mismas hasta que fueron tres kilos de la más compleja de las especies que jamás haya creado Dios, con sistemas circulatorio, glandular, digestivo, nervioso, inmunológico, esquelético, linfático, respiratorio, muscular, y de reproducción integrados!

La fe ciega del Ateísmo

Hablando de la concepción, siempre me parece tristemente curioso cuando leo las objeciones de algunos escépticos al nacimiento virginal de Jesucristo.

Ellos dicen, “¿Cómo es posible un nacimiento tal?”

Yo digo, “¿Cómo es posible cualquier nacimiento?”

Debe haber un millón de milagros relacionados con la concepción, desarrollo y nacimiento de un bebé. ¿Por qué alguien duda del nacimiento virginal sólo porque Dios eliminó un milagro, una vez, de los millones de milagros necesarios para el nacimiento de todo bebé?

El nacimiento virginal no fue más difícil para Dios que cualquier otro nacimiento, de hecho, podría haber sido un poco más fácil, ya que requiere un milagro menos. Personalmente, me gustaría conocer a alguien que pudiera simplemente explicar cómo un bebé de cinco minutos de nacido sabe cómo alimentarse de su mamá.

El ateo realmente muestra más fe que el fanático religioso más celoso. Creer que no hay Dios requiere infinitamente más fe que la necesaria para creer que Dios existe, porque todas las pruebas deben ser ignoradas. El ateísmo es el epítome de la fe ciega.

¿Por qué algunas personas se mantienen como firmes ateos a la luz de tanta evidencia que es contraria a sus creencias? Simplemente porque son lo suficientemente inteligentes como para darse cuenta de que si hay un Dios, entonces Él no debería ser ignorado. Si Él nos creó, entonces tiene derecho a decirnos cómo debemos vivir.

Espero que, desde que comencé este capítulo, el ya de por sí pequeño porcentaje de ateos haya disminuido, y estemos listos para ir al siguiente capítulo.

“A falta de otra prueba, el dedo pulgar por sí solo, me convence de la existencia de Dios.” Isaac Newton

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FM Spanish » UNO: No hay Dios y Otros Cuentos Exagerados

Capítulo Treinta y Dos – La Mayordomía

Debajo es el capítulo treinta y dos de El Ministro Que Hace Discípulos dividido en artículos individuales para leer mas facil.

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El Ministro Que Hace Discípulos » Capítulo Treinta y Dos – La Mayordomía

Capítulo Treinta y Tres – Secretos del Evangelismo

Debajo es el capítulo treinta y tres de El Ministro Que Hace Discípulos dividido en artículos individuales para leer mas facil.