¿Fueron Algunos de los Dones Ministeriales Sólo para la Iglesia Primitiva?

(Were Some Ministry Gifts Only for the Early Church?)

¿Por cuánto tiempo se le otorgarán estos dones ministeriales a la iglesia? Jesús los dará por todo el tiempo que sea necesario para que sus santos se perfeccionen para la obra del ministerio, que es, por lo menos, hasta que Él regrese. La iglesia constantemente toma cristianos recién convertidos que necesitan crecer, y el resto de nosotros siempre necesitaremos madurar espiritualmente.

Algunos, desafortunadamente han concluido que sólo dos clases de ministerio existen hoy en día, pastores y evangelistas, como si Dios hubiera cambiado su plan. No es así. Todavía necesitamos apóstoles, profetas, y maestros tanto como en la iglesia primitiva. La razón por la que no vemos muchos ejemplos de estos dones en muchas de las iglesias alrededor del mundo es simplemente porque Jesús da estos dones a su iglesia, y no a la iglesia falsa, sin santidad y que predica un evangelio falso. En la iglesia falsa se puede encontrar sólo a aquellos que débilmente intentan llevar a cabo los roles de algunos de los dones ministeriales (mayormente pastores y algunos evangelistas), pero ellos difícilmente se asemejan al ministerio ungido con un llamado de Dios que Jesús entrega a su iglesia. Ciertamente no están equipando a los santos para la obra del ministerio, porque el evangelio que predican no resulta en santidad; sólo engaña a la gente para que piense que ha sido perdonada. Además, este tipo de gente no desea ser perfeccionada para el ministerio. No tienen la intención de negarse a sí mismos y tomar sus cruces.

Falsos y Verdaderos Apóstoles

Pareciera que algunos ministros hoy en día, deseando más autoridad sobre sus iglesias, proclaman con rapidez su llamado de apóstoles, pero la mayoría de ellos tienen un gran problema. Debido a que ellos no han establecido iglesias (o tal vez sólo una o dos) y no tienen los dones ni la unción bíblica de un apóstol, deben buscar pastores débiles que les permitan tener autoridad sobre sus iglesias. Si tú eres un pastor, no te dejes engañar por estos falsos apóstoles, egocéntricos y hambrientos de poder. Generalmente, son lobos con piel de oveja que con frecuencia andan detrás del dinero. La Escritura nos advierte acerca de los falsos apóstoles (ver 2 Corintios 11:13, Apocalipsis 2:2). Si tienen que decirte que son apóstoles, esta es probablemente una indicación de que no lo son. Su fruto debe ser evidente.

Un pastor que establece su propia iglesia y se queda pastoreándola por años no es un apóstol. A estos pastores quizá se les puede llamar “pastores apostólicos” pues son pioneros en su propia iglesia. Aún así, no tienen el oficio de apóstol pues no han plantado más iglesias.

Un verdadero “misionero” como se les llama hoy en día, ungido y enviado por Dios, llamado a establecer iglesias, podría trabajar en el oficio de apóstol. Por otro lado, los misioneros que plantan escuelas bíblicas o entrenan pastores no son apóstoles sino maestros.

Un verdadero ministerio de apóstol se caracteriza por las señales y los prodigios sobrenaturales, los cuales son instrumento esencial para ayudarles a plantar iglesias. Pablo escribió:

“En nada he sido menos que aquellos «grandes apóstoles », aunque nada soy. Con todo, las señales de apóstol han sido hechas entre vosotros en toda paciencia, señales, prodigios y milagros “(2 Corintios 12:11b-12).

Si una persona no es acompañada en su ministerio de señales y prodigios, no es un apóstol. Obviamente, los verdaderos apóstoles son escasos, y no existen en medio de la iglesia sin santidad y que predica un falso evangelio. Yo los he encontrado mayormente en los lugares del mundo en donde todavía hay territorio virgen para el evangelio.

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Capítulo Dieciocho – Los Dones del Ministerio » Falsos y Verdaderos Apóstoles

El Pago a los Ancianos

(Paying Elders)

Está claro en la Escritura que los ancianos/ pastores/ superintendentes deben recibir un salario, ya que son trabajadores a tiempo completo en la iglesia. Pablo escribió:

“Los ancianos que gobiernan bien, sean tenidos por dignos de doble honor, mayormente los que trabajan en predicar y enseñar, pues la Escritura dice: “No pondrás bozal al buey que trilla” y “Digno es el obrero de su salario” (1 Timoteo 5:17-18).

El tema está claro, Pablo inclusive utiliza la palabra salario. La frase acerca de que los ancianos que gobiernan bien deben ser honrados doblemente se entiende fácilmente cuando se considera el contexto. En los versos anteriores a este, Pablo escribe acerca de la responsabilidad de la iglesia de ayudar financieramente a las viudas, a quienes no se ayudarían de otra forma, y él inicia utilizando la misma expresión “Honra a las viudas que en verdad lo son” (ver 1 Timoteo 5:3-16). Así que en este contexto, “honrar” significa ayudar financieramente. Los ancianos que gobiernan bien deben ser considerados dignos de doble honor, recibiendo al menos el doble de lo que se le da a las viudas y más aún si tienen hijos que mantener.

La iglesia institucional alrededor del mundo sostiene a sus pastores en su mayoría (aun en naciones pobres), pero parece que muchas iglesias caseras alrededor del mundo, especialmente aquellas en el occidente, no lo hacen. Yo creo, que esto se debe, en parte, a que la razón de muchas personas en el mundo occidental para unirse a las iglesias caseras es su rebeldía de corazón, y se unen a ellas buscando, y de hecho la han encontrado, la opción menos demandante del cristianismo disponible en el planeta. Manifiestan que se unen a una iglesia casera porque quieren escapar de la esclavitud de la iglesia institucional, pero lo que realmente quieren es escapar del compromiso con Cristo. Han encontrado iglesias que no solicitan ayuda financiera, razón por la cual contrastan con lo que Cristo espera de sus discípulos. Aquellos cuyo Dios es el dinero y que prueban este hecho al hacerse tesoros en la tierra y no en el cielo, no son verdaderos discípulos de Jesús (ver Mateo: 6:19-24; Lucas 14:33). Si el cristianismo de alguno no afecta su manejo del dinero, esta persona no es cristiana del todo.

Las iglesias caseras que dicen ser bíblicas deberían sostener a sus pastores, cuidar del pobre y ayudar a las misiones. En cuanto al dar y a las finanzas, estas iglesias deben aventajar a las iglesias institucionales, pues no tienen ningún edificio que pagar y no tienen empleados que sostener. Sólo se necesita diez personas que diezmen para sostener un pastor. Diez personas que den el 20% de su salario pueden sostener completamente a un pastor y a otro misionero con un estilo de vida similar al del pastor.

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Capítulo Dieciocho – Los Dones del Ministerio » El Pago a los Ancianos

¿Entonces Qué se Supone que Hacen los Pastores?

(So What are Pastors Supposed to do?)

Si todas estas responsabilidades se le han dado a cada creyente, ¿entonces qué es lo que tiene que hacer un pastor? Bastante simple, ellos son llamados a perfeccionar a los santos para que hagan todas esas cosas (ver Efesios 4:11-12). Ellos son llamados a enseñar a todos los santos creyentes a obedecer los mandamientos de Cristo (ver Mateo 28:19-20) por precepto y con su ejemplo (ver 1 Timoteo 3:2; 4:12-13; 5:17; 2 Timoteo 2:2; 3:16-4:4; 1 Pedro 5:1-4).

La Escritura no pudo haberlo expresado más claramente. El rol bíblico del pastor no es el reunir a tanta gente como sea posible los domingos en la mañana en los cultos de la iglesia. Es “presentar perfecto en Cristo Jesús a todo hombre” (Colosenses 1:28). Los pastores bíblicos no le hacen cosquillas a los oídos de la gente (ver 2 Timoteo 4:3); ellos enseñan, exhortan, amonestan, corrigen, reprueban, y rechazan, todo basado en la Palabra de Dios (ver 2 Timoteo 3:16-4:4).

Pablo expuso algunos de los requisitos para las personas que anhelaban el oficio de pastor en su primera carta a Timoteo. Catorce de los quince requisitos tienen que ver con su carácter, indicando que el ejemplo de su estilo de vida es lo más importante:

“Palabra fiel:”si alguno anhela obispado, buena obra desea”. Pero es necesario que el obispo sea irreprochable, marido de una sola mujer, sobrio, prudente, decoroso, hospedador, apto para enseñar; que no sea dado al vino ni amigo de peleas; que no sea codicioso de ganancias deshonestas, sino amable, apacible, no avaro; que gobierne bien su casa, que tenga a sus hijos en sujeción con toda honestidad ( pues el que no sabe gobernar su propia casa, ¿cómo cuidará de la iglesia de Dios?); que no sea un neófito, no sea que envaneciéndose caiga en la condenación del diablo. También es necesario que tenga un buen testimonio de los de afuera, para que no caiga en descrédito y en lazo del diablo” (1 Timoteo 3:1-7).

Al comparar estos requisitos con aquellos que con frecuencia solicitan las iglesias institucionales cuando buscan pastores, se evidencia el mayor problema de tantas iglesias. Estas iglesias buscan gerentes de empleados/ anfitriones/ con mensajes cortos/ administradores/ sicólogos/ directores de programas y actividades/ recolectores de dinero/ amigos de todos/ caballos de trabajo. Estas iglesias quieren a alguien que “dirija el ministerio de la iglesia”. Sin embargo, el superintendente bíblico, por encima de todo debe ser un hombre de gran carácter y compromiso con Cristo, un verdadero siervo, porque su meta es reproducirse a sí mismo. El debe ser capaz de decirle a su rebaño, “sed imitadores de mí, como yo lo soy de Cristo” (1 Corintios 11:1).

Para un estudio más profundo concerniente al oficio de pastor, también vea Hechos 20:28-31; 1 Timoteo 5:17-20; y Tito 1:5-9.

El Oficio del Profeta

(The Office of Prophet)

El profeta es alguien que recibe una revelación sobrenatural y habla con una inspiración divina. Naturalmente, con frecuencia es usado con el don de profecía igual que con los dones de revelación: palabra de sabiduría, palabra de conocimiento, y discernimiento de espíritus.

Todo creyente puede ser usado por Dios con el don de profecía por la voluntad del Espíritu, pero esto no lo convierte en un profeta. Un profeta es, primero que todo, un ministro que puede predicar y enseñar con unción. Debido a que los profetas parecen ser los segundos en la lista (ver el orden dado en 1 Corintios 12:28), aun un ministro a tiempo completo no puede ejercer el oficio de profeta hasta que él haya sido ministro por varios años. Si realmente ejerce este oficio, él cumplirá con las condiciones sobrenaturales que van con dicho oficio.

Dos hombres que se nombran como profetas en el Nuevo Testamento son Judas y Silas. Leemos en Hechos 15:32 que ellos dieron una larga profecía a la iglesia en Antioquía:

“Judas y Silas, que también eran profetas, consolaron y animaron a los hermanos con abundancia de palabras”.

Otro ejemplo del Nuevo Testamento es acerca del profeta Agabo. en Hechos 11:27-28 leemos:

“En aquellos días, unos profetas descendieron de Jerusalén a Antioquía. Y levantándose uno de ellos llamado Agabo, daba a entender por el Espíritu que vendría una gran hambre en toda la tierra habitada; la cual sobrevino en tiempo de Claudio”.

Note que a Agabo le fue dada una palabra de sabiduría, algo acerca del futuro le había sido revelado a él. Por supuesto que Agabo no sabía todas las cosas que podrían pasar en el futuro, él solo sabía lo que el Espíritu Santo le revelaba.

En Hechos 21:10-11, hay otro ejemplo de una palabra de sabiduría operando a través del ministerio de Agabo. Esta vez le hablaba a una persona, Pablo:

“Mientras nosotros permanecíamos allí algunos días, descendió de Judea un profeta llamado Agabo, quien viniendo a vernos, tomó el cinto de Pablo, se ató los pies y las manos y dijo: Esto dice el Espíritu Santo: “así atarán los judíos en Jerusalén al hombre de quien es este cinto, y lo entregarán en manos de los gentiles”.

¿Es bíblico bajo el Nuevo Pacto buscar dirección personal en los profetas? No. La razón se debe a que todos los creyentes tienen al Espíritu Santo dentro de ellos para que los guíe. El profeta sólo debe confirmar al creyente lo que a él ya le fue revelado por Dios en su propio espíritu. Por ejemplo, cuando Agabo le profetizó a Pablo, no le dio dirección de lo que se suponía que tenía que hacer; él sólo le confirmó a Pablo lo que él ya sabía desde hacía un tiempo.

Como lo dije previamente, Pablo fue partícipe del oficio de profeta (y de maestro) antes de que fuera llamado al oficio de apóstol (ver Hechos 13:1). Sabemos que Pablo recibió revelaciones del Señor de acuerdo con Gálatas 1:11-12, y también tenía muchas visiones (ver Hechos 9:1-9; 18:9-10; 22:17-21; 23:11; 2 Corintios 12:1-4).

Como sucede con los verdaderos apóstoles, tampoco encontramos auténticos profetas en la falsa iglesia. La falsa iglesia evade a los verdaderos profetas como Silas, Judas y Agabo. La razón es porque los verdaderos profetas traerían una revelación del disgusto de Dios por su desobediencia (como lo hizo Juan con la mayoría de iglesias en Asia menor en los primeros dos capítulos de Apocalipsis). La falsa iglesia no se abre a esa revelación.

 

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Capítulo Dieciocho – Los Dones del Ministerio » El Oficio del Profeta

El Oficio del Evangelista

(The Office of Evangelist)

El evangelista es alguien que es ungido para predicar el evangelio. Sus mensajes son diseñados para llevar a la gente al arrepentimiento y a la fe en el Señor Jesús. Dichos mensajes van acompañados por milagros que atraen la atención de los incrédulos y los convence de la verdad de su mensaje.

No hay duda de que había muchos evangelistas en la iglesia primitiva, pero en el libro de Hechos sólo un hombre aparece como evangelista. Su nombre era Felipe: “entramos en casa de Felipe, el evangelista, que era uno de los siete, y nos hospedamos con él” (Hechos 21:8, énfasis agregado).

Felipe comenzó su ministerio como siervo (o quizás como “diácono”) que servía en las mesas (ver Hechos 6:1-6). Él fue promovido para el oficio de evangelista cerca del tiempo de la persecución de la iglesia que se levantó en la época en que apedrearon a Esteban. Él primeramente predicó el evangelio en Samaria:

“Entonces Felipe, descendiendo a la ciudad de Samaria, les predicaba a Cristo. La gente, unánime, escuchaba atentamente las cosas que les decía Felipe, oyendo y viendo las señales que hacía, pues de muchos que tenían espíritus impuros, salían estos lanzando gritos; y muchos paralíticos y cojos eran sanados; así que había gran gozo en aquella ciudad” ( Hechos 8:5-8).

Nótese que Felipe sólo tenía un mensaje, Cristo. Su meta era comenzar a hacer discípulos, que fueran obedientes seguidores de Cristo. Él habló de Jesús como hacedor de milagros, Hijo de Dios, Señor, Salvador y Juez que pronto vendría. Él instaba a la gente a que se arrepintiera y a que siguiera a su Señor.

También note que Felipe estaba equipado con señales y prodigios sobrenaturales que legitimaban su mensaje. Alguien que se encuentre en el oficio de evangelista será ungido con dones de sanidad y otros dones espirituales. La iglesia falsa sólo tiene falsos evangelistas que proclaman un falso evangelio. El mundo está lleno de este tipo de evangelistas hoy en día, cuyos mensajes Dios no confirma con milagros y sanidades. La razón de esto es que no predican el evangelio de Dios. Realmente no predican a Cristo. Generalmente predican acerca de las necesidades de la gente y de cómo Jesús puede darles una vida abundante, o también predican una fórmula de salvación que no incluye el arrepentimiento. Llevan a la gente a una falsa conversión que elimina su culpa pero no los salva. El resultado de su prédica es que la gente casi no tiene oportunidad de nacer de nuevo verdaderamente, porque no ven la necesidad de recibir lo que ellos creen que ya tienen. Este tipo de evangelistas están ayudando al reino de Satanás.

El oficio de evangelista no está enumerado con los otros dones ministeriales en 1 Corintios 12:28, pero sí lo está en Efesios 4:11. Sin embargo, asumo que la referencia que se encuentra allí acerca de los milagros y las sanidades aplica a los evangelistas, pues estas características estaban en el ministerio de Felipe el evangelista, y estos dones darían una justificación sobrenatural al ministerio de cualquier evangelista.

Muchos que viajan de iglesia en iglesia, llamándose a sí mismos evangelistas, no lo son realmente, porque sólo predican a los cristianos en las iglesias, y no tienen los dones de sanidades y milagros. (Algunos pretenden tener estos dones, pero engañan sólo a los ingenuos. Sus mayores milagros son que la gente caiga al suelo temporalmente cuando ellos mismos los empujan.) Estos ministros viajeros pueden ser maestros o predicadores o exhortadores (ver Romanos 12:8), pero no tienen el oficio de evangelista. Sin embargo, es posible que Dios pueda comenzar el ministerio de una persona como un predicador o exhortador y después llevarlo al oficio de evangelista.

Para un próximo estudio acerca del oficio de evangelista, lea Hechos 8:4-40, un relato del ministerio de Felipe. Se debe notar en dicha narración la importancia de la interdependencia de los dones ministeriales (vea en particular los versos 14-25) y cómo Felipe no sólo predicó el evangelio a las multitudes sino que Dios también le guió a ministrar en forma individual (ver Hechos 8:25-39).

Parece que los evangelistas están comisionados a bautizar a sus convertidos, pero ellos no están necesariamente comisionados para ministrar el bautismo en el Espíritu Santo a los nuevos creyentes. Esta podría ser la primera responsabilidad de los apóstoles o pastores/ ancianos/ superintendentes.

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Capítulo Dieciocho – Los Dones del Ministerio » El Oficio del Evangelista

El Oficio del Pastor

(The Office of Pastor)

En dos capítulos anteriores, comparé el papel bíblico del pastor con el rol del pastor institucional de hoy en día. Sin embargo, todavía se puede decir más acerca del ministerio del pastor.

Para entender completamente lo que la escritura enseña acerca del oficio de pastor, debemos entender tres palabras griegas claves. En el lenguaje griego estas palabras son (1) poimen, (2) presbuteros y (3) episkopos. Estas palabras consecutivamente se traducen (1) pastor, (2) anciano y (3) superintendente u obispo.

La palabra poimen se encuentra dieciocho veces en el Nuevo Testamento y se traduce como pastor (relacionado al cuido de ovejas) diecisiete veces y como pastor (referente a ser un ministro) una vez. La forma verbal de esta palabra, poimaino se encuentra once veces y se traduce pastor (cuido de ovejas).

La palabra griega presbuteros se encuentra sesenta y seis veces en el Nuevo Testamento. Sesenta de estas veces se traduce como anciano o ancianos.

Finalmente, la palabra griega episkopos se encuentra cinco veces en el Nuevo Testamento y se traduce como superintendente cuatro veces. La versión Reina Valera la traduce como obispo. Estas tres palabras se refieren a la misma posición en la iglesia y se usan indistintamente. Cuando el apóstol Pablo establecía iglesias, él dejaba ancianos (presbuteros) a cargo de las congregaciones locales (ver Hechos 14:23; Tito 1:5).

Su responsabilidad era ejercer como superintendentes (episkopos) y pastorear (poimaino) su rebaño. Por ejemplo, en Hechos 20:17 leemos:

“Desde Mileto a Éfeso, hizo llamar a los ancianos [presbuteros] de la iglesia” (énfasis agregado).

¿Y qué fue lo que Pablo dijo a estos ancianos?

“mirad por vosotros y por todo el rebaño en que el espíritu Santo os ha puesto por obispos [episkopos] para apacentar [poimaino] la iglesia del Señor, la cual él ganó por su propia sangre” (Hechos 20:28, énfasis agregado).

Nótese que estas tres palabras griegas se pueden intercambiar. No son tres diferentes oficios. Pablo dijo a los ancianos que ellos eran obispos y tenían que actuar como pastores.

Pedro escribe en su primera epístola:

“Ruego a los ancianos [presbuteros] que están entre vosotros, yo, anciano también con ellos y testigo de los padecimientos de Cristo, que soy también participante de la gloria que será revelada: apacentad [poimaino] la grey de Dios que está entre vosotros, cuidando de ella, no por fuerza, sino voluntariamente; no por ganancia deshonesta, sino con ánimo pronto, no como teniendo señorío sobre los que están a vuestro cuidado, sino siendo ejemplos de la grey. Y cuando aparezca el Príncipe de los pastores, vosotros recibiréis la corona incorruptible de gloria” (1 Pedro 5:1-4, énfasis agregado).

Pedro dijo a los ancianos que pastorearan sus rebaños. El verbo que aquí se traduce como apacentar se traduce (en su forma sustantiva) como pastor en Efesios 4:11:

“Y Él [Jesús] mismo constituyó a unos apóstoles; a otros, profetas; a otros, evangelistas; a otros, pastores y maestros” (énfasis agregado).

Esto también nos lleva a creer que los ancianos y los pastores son los mismos.

Pablo también usó la palabra anciano (presbuteros) y obispo (episkopos) indistintamente en Tito 1:5-7:

“Por esta causa te dejé en Creta, para que corrigieras lo deficiente y establecieras ancianos en cada ciudad, así como yo te mandé…..es necesario que el obispo sea irreprochable” (énfasis agregado).

Por esto no sería razonable debatir que el oficio de pastor, anciano y superintendente u obispo no es un mismo oficio. Cualquier cosa que está escrita acerca de los superintendentes y ancianos en el Nuevo Testamento y sus epístolas aplica a los pastores.

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Capítulo Dieciocho – Los Dones del Ministerio » El Oficio del Pastor

El Oficio de Maestro

(The Office of Teacher)

De acuerdo al orden que se encuentra en 1 Corintios 12:28, el oficio del maestro es el tercer llamado más enaltecido. Un maestro es aquel que es ungido sobrenaturalmente para enseñar la Palabra de Dios. Sólo porque algunos enseñan la Biblia no quiere decir que sean maestros del Nuevo Testamento.

Muchos enseñan simplemente porque les gusta o se sienten obligados, pero la persona que está en el oficio de maestro está dotada sobrenaturalmente para enseñar. Con frecuencia recibe revelaciones sobrenaturales de la palabra de Dios y puede explicar la Biblia en una forma que sea entendible y aplicable.

Apolos es un ejemplo en el Nuevo Testamento de uno que tenía este oficio. Pablo comparó su ministerio apostólico con el ministerio de enseñanza de Apolos en 1 Corintios al decir:

“Yo planté, Apolos regó; pero el crecimiento lo ha dado Dios….. Yo puse el fundamento y otro edifica encima (1 Corintios 3:6, 10b).

Apolos el maestro no plantó ni puso ningún fundamento. En vez de eso, él regó las nuevas plantas con la Palabra de Dios y construyó las paredes sobre el fundamento existente.

Apolos también se menciona en Hechos 18:27-28:

“Cuando él (Apolos) quiso pasar a Acaya, los hermanos lo animaron y escribieron a los discípulos que lo recibieran. Al llegar allá, fue de gran provecho a los que por la gracia habían creído, porque con gran vehemencia refutaba públicamente a los judíos, demostrando por las Escrituras que Jesús era el Cristo”

Note que Apolos “fue de gran provecho” para la gente que ya era cristiana y que su enseñanza fue descrita como “con gran vehemencia”, es decir poderosa. La enseñanza ungida siempre es poderosa.

Para la iglesia, el ministerio de la enseñanza es aún más importante que el hacer milagros o el don de sanidades. Es por eso que se encuentra antes que estos dones en 1 Corintios 12:28:

“Y a unos puso Dios en la iglesia, primeramente apóstoles, luego profetas, lo tercero maestros, luego los que hacen milagros, después los que sanan” (énfasis agregado).

Desafortunadamente, los creyentes algunas veces son más atraídos a ver sanidades que a escuchar una clara enseñanza de la Palabra, la cual producirá crecimiento espiritual y santidad en sus vidas.

La Biblia habla acerca de la enseñanza y la predicación. La enseñanza es más lógica e instructiva, en tanto que la predicación está más llena de inspiración y de motivación. Los evangelistas generalmente predican. Los maestros y pastores generalmente enseñan. Los apóstoles predican y enseñan. Es lamentable que algunos creyentes no reconozcan el valor de la enseñanza. Algunos piensan que los predicadores están ungidos únicamente cuando hablan fuerte y rápido. Esto no es así.

Jesús es el mejor ejemplo de un maestro ungido. Su enseñanza fue parte predominante de su ministerio y se le conocía como el “maestro” (Mateo 8:19; Marcos 5:35; Juan 11:28).

Para un próximo estudio acerca de los maestros y la enseñanza, ver Hechos 2:42; 5:21, 25, 28, 42; 11:22-26; 13:1; 15:35; 18:11; 20:18-20; 28:30-31; Romanos 12:6-7; 1 Corintios 4:17; Gálatas 6:6; Colosenses 1:28; 1 Timoteo 4:11-16; 5:17; 6:2;

2 Timoteo 1:11; 2:2 y Santiago 3:1. Esta última escritura nos dice que los maestros serán sujetos a un juicio más estricto, y por eso deben ser muy cautelosos cuando enseñen. Ellos sólo deben enseñar la Palabra.

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El Oficio del Diácono

(The Office of Deacon)

Para terminar, déjeme mencionar brevemente algo acerca de los diáconos. El oficio del diácono es el único otro oficio en la iglesia local, y no está entre los cinco dones ministeriales. Los diáconos no tienen autoridad de gobierno en la iglesia como la tienen los ancianos. La palabra griega para diácono es diakonos, la que literalmente significa “siervo”.

Los siete hombres a los que se les dio la tarea de alimentar a las viudas de la iglesia de Jerusalén son usualmente considerados como los primeros diáconos (ver hechos 6:1-6). Ellos fueron escogidos por la congregación y comisionados por los apóstoles. Por lo menos dos de ellos, Felipe y Esteban fueron promovidos por Dios para ser evangelistas poderosos.

También se halla referencia sobre los diáconos en 1 Timoteo 3:8-13 y en Filipenses 1:1. Aparentemente este oficio puede ser realizado por un hombre o por una mujer (ver 1 Timoteo 3:11).

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Capítulo Dieciocho – Los Dones del Ministerio » El Oficio del Diácono

El Gobierno de la Iglesia

(Church Governance)

También está claro por las escrituras que acabamos de citar que no sólo a los pastores, ancianos y superintendentes se les ha dado el cargo de autoridad espiritual sobre las iglesias, sino que también se les dio el cargo de autoridad gubernamental. Simplemente, los ancianos, pastores y superintendentes están a cargo, y los miembros de las iglesias deben someterse a ellos:

“Obedeced a vuestros pastores y sujetaos a ellos, porque ellos velan por vuestras almas como quienes han de dar cuenta” (Hebreos 13:17).

Por supuesto que ningún cristiano debe someterse a un pastor que no se somete a Dios, pero también debe saberse que ningún pastor es perfecto.

Los pastores, ancianos, superintendentes tiene autoridad sobre sus iglesias igual que el padre tiene autoridad sobre su familia:

“que el obispo [pastor/ anciano] sea irreprochable…..que gobierne bien su casa, que tenga a sus hijos en sujeción con toda honestidad (pues el que no sabe gobernar su propia casa, ¿cómo cuidará de la iglesia de Dios?)” (1 Timoteo 3:2-5, énfasis agregado).

Pablo siguió diciendo,

“Los ancianos [pastores/ superintendentes] que gobiernan bien, sean tenidos por dignos de doble honor, mayormente los que trabajan en predicar y enseñar” (1 Timoteo 5:17, énfasis agregado).

Claramente, los ancianos son los que gobiernan la iglesia.

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Capítulo Dieciocho – Los Dones del Ministerio » El Gobierno de la Iglesia