Principios de Fe

(Principles of Faith)

Jesús respondió al reto de Pedro con una sola palabra: “ven”. Si Pedro hubiera intentado caminar sobre el agua antes de esa palabra, se hubiera hundido inmediatamente, pues no hubiera tenido ninguna promesa sobre la cual basar su fe. Él hubiera salido del bote presumiendo y no caminando por fe. De la misma manera, después de que Jesús habló su palabra, si alguno de los otros discípulos hubiera tratado de caminar sobre las aguas, se hubiera hundido inmediatamente, pues Jesús le dio esta promesa sólo a Pedro. Ninguno de ellos podría haber cumplido con las condiciones de esta promesa, pues ninguno de ellos era Pedro. Del mismo modo, antes de que alguno de nosotros intente confiar en una promesa de Dios, debemos estar seguros de que esa promesa aplica a nuestra vida y de que cumplimos con las condiciones de esa promesa.

Pedro caminó sobre el agua. Éste fue el momento cuando él tuvo confianza, aunque no hay duda de que aquel que había estado gritando por temor al fantasma unos segundos antes, también experimentó incertidumbre cuando tomó su primer paso. Pero para recibir el milagro, tenía que actuar con fe. Si se hubiera agarrado del mástil del bote y hubiera sumergido el dedo del pie para ver si el agua soportaría su peso, nunca hubiera experimentado el milagro. Asimismo, antes de que recibamos cualquier milagro, debemos confiar en la promesa de Dios en determinado tiempo y luego actuar en lo que creemos. Siempre hay un tiempo en que nuestra fe es probada. A veces el tiempo es corto y a veces es largo. Pero también habrá un tiempo cuando tengamos que dejar atrás lo que nos dicen nuestros sentidos y actuar sobre la palabra de Dios.

Pedro progresó bien al principio. Pero cuando consideró la imposibilidad de lo que estaba haciendo, viendo el viento y las olas, tuvo miedo. Talvez dejó de caminar, temeroso de dar otro paso. Y él, que estaba experimentando un milagro empezó a hundirse. Debemos continuar en fe una vez que hemos comenzado, obrando en fe. Debemos seguir adelante.

Pedro falló porque dudó. A la gente con frecuencia no le gusta culparse por su falta de fe. Más bien preferirían culpar a Dios. Pero ¿cómo cree que Jesús hubiera reaccionado si Pedro, cuando estaba a salvo en el bote de nuevo, hubiera dicho a los otros discípulos que era la voluntad de Dios que él diera sólo unos pasos hacia Jesús?

Pedro falló porque tuvo miedo y perdió su fe. Estos son hechos verdaderos. Jesús no lo condenó, sino que inmediatamente le tendió la mano para que se sujetara de algo y luego le cuestionó sobre el por qué había dudado. Pedro no tenía ninguna buena razón para dudar, porque la palabra del Hijo de Dios es más segura que cualquier cosa. Ninguno de nosotros tiene una buena razón para dudar de la Palabra de Dios, preocuparse o tener miedo.

La Escritura está llena de victorias que fueron resultado de la fe y fracasos que fueron resultado de la duda. Josué y Caleb poseyeron la tierra prometida debido a su fe, en tanto que la mayoría de sus compañeros murieron en el desierto, debido a sus dudas (ver Números 14:26-30). Cuando los discípulos de Jesús predicaban el evangelio de dos en dos, experimentaron milagros, pues todas sus necesidades fueron cubiertas (ver Lucas 22:35), pero en una oportunidad, por su incredulidad, fallaron en sacar a un demonio (ver Mateo 17:19-20). Muchos recibieron milagros de sanidad durante el ministerio de Jesús, mientras que la mayoría de los enfermos en Nazaret siguieron cargando con su enfermedad porque no creyeron (ver Marcos 6:5-6).

Como todos ellos, yo también he experimentado el éxito y el fracaso de acuerdo a mi fe y a mis dudas. Pero no me afligiré por mis fracasos, ni culparé a Dios por ello. No voy a justificarme a mi mismo condenando a Dios. No voy a buscar una difícil explicación teológica que reinvente la verdadera voluntad de Dios. Sé que es imposible que Dios mienta. Así que cuando he fallado, me arrepiento por no haber creído y empiezo a caminar sobre las aguas otra vez. He notado que Jesús siempre me perdona y me rescata para no hundirme.

El veredicto está dado: ¡Los creyentes son bendecidos; los que dudan no! El ministro que hace discípulos seguirá el ejemplo de Jesús. Él está lleno de fe y amonesta a sus discípulos diciéndoles, “Tened fe en Dios” (Marcos 11:22).

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Capítulo Catorce – Fundamentos de Fe » Principios de Fe

Un Ejemplo de Fe en Acción

(An Example of Faith in Action)

Uno de los clásicos ejemplos bíblicos de fe en acción es la historia de Pedro caminando sobre el agua. Leamos su historia y veamos qué podemos aprender de ella.

“En seguida Jesús hizo a sus discípulos entrar en la barca e ir delante de Él a la otra ribera, entre tanto que Él despedía a la multitud. Después de despedir a la multitud, subió al monte a orar aparte; y cuando llegó la noche, estaba allí sólo. Ya la barca estaba en medio del mar, azotada por las olas, porque el viento era contrario. Pero a la cuarta vigilia de la noche, Jesús fue a ellos andando sobre el mar. Los discípulos, viéndolo andar sobre el mar, se turbaron, diciendo: ¡un fantasma! Y gritaron de miedo. Pero enseguida Jesús les habló diciendo: ¡Tened ánimo! Soy yo, no temáis. Entonces le respondió Pedro, y dijo: Señor, si eres tú, manda que yo vaya a ti sobre las aguas. Y Él dijo: ven. Y descendiendo Pedro de la barca, andaba sobre las aguas para ir a Jesús. Pero al ver el fuerte viento, tuvo miedo y comenzó a hundirse. Entonces gritó: ¡Señor, sálvame! Al momento Jesús, extendiendo la mano, lo sostuvo y le dijo: ¡Hombre de poca fe! ¿Por qué dudaste? En cuanto ellos subieron a la barca, se calmó el viento. Entonces los que estaban en la barca se acercaron y lo adoraron, diciendo: Verdaderamente eres hijo de Dios” (Mateo 14:22-33).

Es interesante que los discípulos de Jesús habían estado, tiempo antes, en otra violenta tormenta en una barca en el mar de Galilea (ver Mateo 8:23-27). Durante ese incidente, Jesús estaba con ellos y, después de que Él calmó la tempestad, exhortó a sus discípulos por su falta de fe. Antes de que se embarcaran en su viaje, Jesús les había dicho que era su voluntad que fueran al otro lado del lago (ver Marcos 4:35). Sin embargo, cuando la tormenta se levantó, ellos se preocuparon tanto por las circunstancias hasta el punto de pensar que iban a morir. Cuando menos, Jesús esperaba que no tuvieran miedo.

Sin embargo, en esta ocasión Jesús los envió solos a través del mar de Galilea. Con seguridad, Él fue dirigido por el Espíritu para hacer eso. Además, Dios sabía que un viento contrario se levantaría esa noche. De este modo, Él les permitió enfrentar un pequeño reto a su fe. Debido a esos vientos contrarios, lo que normalmente hubiera tomado sólo unas cuantas horas, les tomó toda la noche. Podemos darles crédito a los discípulos por su fortaleza, pero nos podemos preguntar si alguno de ellos intentó tener fe para que el viento se calmara, algo que ellos habían visto a Jesús hacer unos días atrás. Curiosamente, el evangelio de Marcos reporta que cuando Jesús vino a ellos caminando sobre las aguas, “quería adelantárseles” (Marcos 6:48). Él quería que ellos enfrentaran los problemas por sí solos, mientras caminaba milagrosamente por las aguas. Esto parece indicar que ellos no estaban orando o buscando a Dios. Me pregunto cuantas veces el gran hacedor de milagros camina al lado nuestro, en tanto que nosotros nos fatigamos con los remos de la vida en contra de los vientos de nuestras adversidades.

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Capítulo Catorce – Fundamentos de Fe » Un Ejemplo de Fe en Acción

La fe Viene del Corazón

(Faith is of the Heart)

La fe bíblica no opera en nuestras mentes, sino en nuestros corazones. Pablo escribió, “Porque con el corazón se cree” (Romanos 10:10a). Jesús dijo,

“Cualquiera que diga a este monte: “quítate y arrójate al mar”, y no duda en su corazón, sino que cree que será hecho lo que dice, lo que diga le será hecho” (Marcos 11:23, énfasis agregado).

Es muy posible tener dudas en nuestra mente y aun así tener fe en nuestro corazón y recibir lo que Dios ha prometido. De hecho, cuando nos esforzamos por creer las promesas de Dios, nuestras mentes, influenciadas por nuestros sentidos físicos y por las mentiras de Satanás, serán atacadas por dudas. Durante esos momentos necesitamos sustituir los pensamientos de duda por las promesas de Dios y aferrarnos a la fe sin desfallecer.

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Capítulo Catorce – Fundamentos de Fe » La fe Viene del Corazón

¿Pidió Jesús lo Mismo Más de Una Vez?

(Didn't Jesus Make the Same Request More Than Once?)

Por supuesto que Jesús hizo la misma petición tres veces cuando estaba orando en Getsemaní (ver Mateo 26:39-44). Pero debemos recordar que Él no estaba orando en fe de acuerdo con la voluntad de Dios revelada. De hecho, cuando Él oró tres veces para no ir a la cruz, Él sabía que su petición era contraria a la voluntad de Dios. Por esto se sometió a la voluntad del Padre tres veces en la misma oración.

Esta misma oración de Jesús se usa con frecuencia erróneamente como un modelo de oración, pues algunos enseñan que nosotros siempre tenemos que finalizar con las palabras “Si es tu voluntad” o “que nunca se haga mi voluntad sino la tuya”, siguiendo el ejemplo de Jesús.

De nuevo, tenemos que recordar que Jesús estaba haciendo una petición que sabía que no era la voluntad de Dios. El seguir su ejemplo cuando estamos orando de acuerdo a la voluntad de Dios sería un error y demostraríamos nuestra falta de fe. Por ejemplo, al orar, “Señor te confieso mi pecado y te pido que me perdones si es tu voluntad”, implicaría que puede que la voluntad de Dios no sea perdonar nuestro pecado. Por supuesto que sabemos que la Biblia promete que Dios perdona nuestros pecados cuando los confesamos (ver 1 Juan 1:9). Por esto, tal oración revelaría nuestra falta de fe en la voluntad revelada de Dios.

Jesús no terminó cada oración con las palabras “nunca se haga mi voluntad sino la tuya”. Sólo hay un ejemplo en el cual Él oró de esa forma, y fue cuando estaba sometiéndose a la voluntad de su Padre, sabiendo lo que iba a sufrir debido a eso.

Por otro lado, si no conocemos la voluntad de Dios en determinada situación, debido a que Dios no lo ha revelado, entonces es apropiado terminar nuestra oración con las palabras “si es tu voluntad”. Santiago escribió,

“¡Vamos ahora!, los que decís:” Hoy y mañana iremos a tal ciudad, estaremos allá un año, negociaremos y ganaremos”, cuando no sabéis lo que será mañana. Pues ¿qué es vuestra vida? Ciertamente es neblina que se aparece por un poco de tiempo y luego se desvanece. En lugar de lo cual deberíais decir: “Si el Señor quiere, viviremos y haremos esto o aquello”. Pero ahora os jactáis en vuestras soberbias. Toda jactancia semejante es mala” (Santiago 4:13-16).

¿Qué debemos hacer cuando hemos expuesto nuestra petición a Dios basados en una promesa divina y sabemos que reunimos todas las condiciones para esa promesa? Agradeceremos continuamente a Dios por la respuesta en la que hemos creído, hasta que ésta realmente ocurra. Es a través de la fe y con paciencia que heredaremos las promesas de Dios (Hebreos 6:12). Satanás con seguridad tratará de atacarnos enviando dudas, y debemos saber que nuestra mente es el campo de batalla. Cuando los pensamientos de duda atacan nuestra mente, simplemente tenemos que reemplazar esos pensamientos por pensamientos acerca de las promesas de Dios y hablar la Palabra de Dios con fe. Si lo hacemos, Satanás se alejará (ver Santiago 4:7; 1 Pedro 5:8-9).

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Capítulo Catorce – Fundamentos de Fe » ¿Pidió Jesús lo Mismo Más de Una Vez?

La Definición de Fe

(Faith Defined)

La definición bíblica de fe se encuentra en Hebreos 11:1:

“Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve”.

De esta definición aprendemos muchas características de la fe. Primero, el que tiene fe posee seguridad y confianza. Esto es muy diferente de la esperanza, porque la fe es “La certeza de lo que se espera“. La esperanza siempre deja espacio para la duda. La esperanza dice “quizás”. Por ejemplo, yo podría decir, “espero que llueva hoy para que mi jardín reciba el agua”. Yo deseo que llueva, pero no estoy seguro si lloverá. La fe, por otro lado, siempre será “la certeza de lo que se espera”.

Lo que la gente llama fe o creencia, con frecuencia no es la definición de fe bíblica. Por ejemplo, pueden mirar las nubes oscuras en el cielo y dicen, “creo que va a llover”, sin embargo, no hay seguridad en ellos de que lloverá, sólo piensan en una buena posibilidad de lluvia. Esa no es la fe bíblica. No hay elemento de duda en el concepto de la fe bíblica. No existe espacio para otra cosa que no sea lo que Dios ha prometido.

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Capítulo Catorce – Fundamentos de Fe » La Definición de Fe

La Fe es la Convicción de lo que no se Ve

(Faith is the Conviction of Things Not Seen)

La definición que se encuentra en Hebreos 11:1 también dice que la fe es “la convicción de lo que no se ve”. Por esto, cuando vemos algo con nuestros ojos físicos o lo percibimos con nuestros cinco sentidos, no se requiere de fe.

Suponga que alguien le dice a usted ahora, “por alguna razón que no puedo explicar, yo tengo fe de que hay un libro en tus manos”. Por supuesto, que tú podrías pensar que hay algo malo con esta persona. Usted podría decirle, “tú no tienes que creer que tengo un libro en mis manos, porque indudablemente puedes ver que tengo un libro”.

La fe es de una dimensión de lo que no se ve. Por ejemplo, mientras escribo estas palabras, yo creo que hay un ángel cerca de mí. De hecho, estoy seguro de eso. ¿Cómo puedo estar seguro? ¿He visto un ángel? No. ¿He sentido o escuchado a un ángel volar cerca de mí? No. Si hubiera sentido o visto o escuchado a un ángel, entonces no tendría que creer que había un ángel cerca de mí, yo lo sabría.

Así que, ¿qué me hace estar tan seguro de la presencia de un ángel? Mi seguridad proviene de una promesa de Dios. En Salmos 34:7, Él promete, “el ángel de Jehová acampa alrededor de los que le temen y los defiende”. No tengo otra evidencia de lo que creo, solamente la Palabra de Dios. Esta es la verdad bíblica, “la convicción de lo que no se ve”. La gente mundana con frecuencia usa la expresión “ver para creer”. Pero en el Reino de Dios lo opuesto es la verdad. “Creer es ver”.

Cuando ejercitamos la fe en una de las promesas de Dios, con frecuencia enfrentamos circunstancias que nos pueden poner a dudar o atravesamos por un periodo de tiempo cuando parece que Dios no está cumpliendo sus promesas, porque las circunstancias no cambian. En estos casos, simplemente tenemos que resistir a la duda, perseverar en la fe, y estar convencidos en nuestros corazones de que Dios siempre cumple su Palabra. Es imposible que Él mienta (ver Tito 1:2).

 

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Capítulo Catorce – Fundamentos de Fe » La Fe es la Convicción de lo que no se Ve

Errores de Fe Comunes

(Common Faith Mistakes)

Algunas veces cuando intentamos ejercitar nuestra fe en Dios, fallamos en recibir lo que deseamos porque no estamos operando de acuerdo con la Palabra de Dios. Uno de los errores más comunes es cuando tratamos de creer en algo que Dios no nos ha prometido.

Por ejemplo, es bíblico para los matrimonios el confiar en Dios para recibir hijos, porque la Palabra de Dios contiene una promesa en la que se pueden basar. Yo he conocido matrimonios a los cuales sus doctores les han dicho que nunca tendrían hijos. Sin embargo, ellos escogieron creerle a Dios, aferrándose a las dos promesas que aparecen a continuación, y hoy ellos son padres de hijos saludables:

“Pero serviréis a Jehová, vuestro Dios, y Él bendecirá tu pan y tus aguas. Yo apartaré de ti toda enfermedad. En tu tierra no habrá mujer que aborte ni que sea estéril y alargaré el número de tus días” (Éxodo 23:25-26).

“Bendito serás más que todos los pueblos; no habrá en ti hombre ni mujer estéril” (Deuteronomio 7:14)

¡Estas promesas deben motivar a las parejas sin hijos! Sin embargo, el intentar creer específicamente que recibirán un niño o una niña, es otra historia. En la Biblia no hay promesas específicas que nos digan que podemos escoger el sexo de nuestros futuros hijos. Debemos mantenernos en los límites de la Escritura para que nuestra fe sea efectiva. Sólo podemos confiar en lo que Dios ha prometido.

Consideremos una promesa de la Palabra de Dios y luego determinemos lo que podemos creer basados en esta promesa:

“El Señor mismo, con voz de mando, con voz de arcángel y con trompeta de Dios, descenderá del cielo. Entonces los muertos en Cristo resucitarán primero” (1 Tesalonicenses 4:16).

Basados en esta escritura, con seguridad podemos confiar en que Jesús va a regresar.

Sin embargo, ¿deberíamos orar creyendo que Jesús va a regresar mañana? No, porque ni en esta escritura ni en ninguna otra escritura está esa promesa. De hecho, Jesús dijo que nadie sabe el día ni la hora de su retorno.

Por supuesto que nosotros podemos orar con la esperanza de que Jesús regrese mañana, pero esto no nos garantiza que ocurra. Cuando oramos en fe, tenemos la seguridad de que estamos orando para que las cosas ocurran, porque tenemos la promesa de Dios sobre eso.

Basados en la misma escritura, podemos confiar en que los cuerpos de aquellos creyentes muertos serán resucitados al regreso de Jesús. Pero ¿podemos tener la fe de que aquellos que estén vivos a la hora del regreso de Jesús recibirán cuerpos resucitados al mismo momento en que los “muertos en Cristo” lo reciban o tal vez antes de que ellos lo reciban? No, porque esta escritura nos promete lo contrario: “los muertos en Cristo resucitarán primero”. De hecho, el verso siguiente nos dice, “los que vivimos…. seremos arrebatados juntamente con ellos en las nubes” (1 Tesalonicenses 4:17). Por esto, no existe la posibilidad de que los “muertos en Cristo” no reciban sus cuerpos resucitados primero cuando Jesús regrese. La Palabra de Dios promete exactamente eso.

Si vamos a confiar en Dios para algo, tenemos que tener la seguridad de que es la voluntad de Dios el recibir lo que deseamos. La voluntad de Dios sólo puede determinarse con seguridad al examinar las promesas que están en la Biblia.

La fe funciona de la misma manera en el reino natural. Sería engañoso para ti el creer que yo visitaría tu casa mañana a medio día, a menos que, con anterioridad, te hubiera prometido que iba a estar ahí.

La fe, sin una promesa en la cual nos podamos afirmar, no es fe realmente, es un engaño. Así que antes de que le pidas a Dios cualquier cosa, primero pregúntate a ti mismo, ¿Cuál escritura en la Biblia promete lo que yo deseo? A menos que encuentres una promesa, no tendrás ningún fundamento para tu fe.

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Capítulo Catorce – Fundamentos de Fe » Errores de Fe Comunes

Fundamentos de Fe

(Fundamentals of Faith)

“Pero sin fe es imposible agradar a Dios, porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que Él existe y que recompensa a los que lo buscan” (Hebreos 11:6).

Como creyentes, nuestra fe está fundada en la existencia de Dios y en la convicción de que Él da un trato diferente a la gente que le busca. Tan pronto como nosotros creemos verdaderamente estas dos cosas, empezamos a complacer a Dios, porque de inmediato comenzamos a buscarle. El buscar a Dios implica (1) aprender su voluntad, (2) obedecerle y (3) confiar en sus promesas. Estas tres nociones deben ser parte de nuestro diario caminar.

Este capítulo se centra en nuestro camino de fe. Desafortunadamente, muchos han distorsionado la fe hasta llegar a extremos no bíblicos, particularmente en materia de prosperidad material. Por esta razón, algunos no quieren hablar acerca de este tema. Pero, el hecho de que algunos se ahoguen en un río, no significa que no debamos tomar agua. Podemos mantener un balance de acuerdo a la Escritura. La Biblia contiene lo suficiente para enseñar sobre este tema y Dios quiere que ejercitemos nuestra fe en sus muchas promesas.

Jesús fue un ejemplo de alguien que tuvo fe en Dios y esperaba que sus discípulos siguieran su ejemplo. De la misma manera, el ministro formador de discípulos debe dar un ejemplo de su confianza en Dios y debe enseñar a sus discípulos a creer en las promesas de Dios. Esto es de vital importancia. No sólo es imposible complacer a Dios sin fe, sino que, sin fe, es imposible recibir la respuesta a nuestras oraciones (ver Mateo 21:22; Santiago1:5-8). La Escritura claramente nos enseña que los que dudan no reciben las bendiciones que sí reciben los creyentes, Jesús dijo,” Al que cree todo le es posible” (Marcos 9:23).

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Capítulo Catorce – Fundamentos de Fe » Fundamentos de Fe

Una Segunda Prohibición Específica en Contra del Segundo Matrimonio

(A Second Specific Prohibition Against Remarriage)

¿Cuántas “segundas oportunidades” le daba Dios a una mujer divorciada? ¿Podríamos concluir que Dios les daba a las divorciadas tan sólo una oportunidad bajo la ley de Moisés, permitiendo sólo un segundo matrimonio? Esto sería una conclusión errónea. Nosotros podemos leer en la ley de Moisés:

“Cuando alguien toma una mujer y se casa con ella, si no le agrada por haber hallado en ella alguna cosa indecente, le escribirá carta de divorcio, se la entregará en la mano y la despedirá de su casa. Una vez que esté fuera de su casa, podrá ir y casarse con otro hombre. Pero si este último la rechaza y le escribe una carta de divorcio, se la entrega en la mano y la despide de su casa, o si muere el último hombre que la tomó por mujer, no podrá su primer marido, que la despidió, volverla a tomar para que sea su mujer, después que fue envilecida, pues sería algo abominable delante de Jehová y tú no debes pervertir la tierra que Jehová, tu Dios, te da como heredad” (Deuteronomio 24:1-4).

Note que en estos versos, la prohibición era en contra de que una mujer que se había divorciado dos veces (o que se divorció una vez y quedó viuda después) se casara de nuevo con su primer esposo. Nada se dice acerca de que ella incurriera en culpa al casarse por segunda vez y, después de que se divorciaba por segunda vez (o quedaba viuda de su segundo marido), a ella sólo se le prohibía casarse de nuevo con su primer marido. La clara aplicación de esto es que ella sería libre de casarse de nuevo con cualquier otro hombre (que estuviera dispuesto a darle oportunidad a ella). Si hubiera sido pecado para ella el casarse con cualquier otro hombre, entonces Dios no hubiera tenido la necesidad de dar estas instrucciones específicas. Todo lo que Él tenía que haber dicho era “Les es prohibido a los divorciados el casarse de nuevo”.

Además, si Dios le permite a una mujer el casarse por segunda vez, el hombre que se casa con ella después de su primer divorcio tampoco estaría incurriendo en culpa alguna. Y si a ella se le permitía el casarse por tercera vez, el hombre que se casaba con ella, después del segundo divorcio de ésta, no estaría pecando (a menos que él fuera su primer marido). Entonces, el Dios que odia el divorcio ama a la gente divorciada, y en su misericordia les ofrece otra oportunidad.

 

¿Cómo se Adquiere la Fe?

(How Do We Acquire Faith?)

Debido a que la fe se basa únicamente en las promesas de Dios, sólo un recurso existe para nuestra fe bíblica: La Palabra de Dios. Romanos10:17 dice, “Así que la fe es por el oír, y el oír, por la palabra de Dios” (Romanos 10:17, énfasis agregado). La Palabra de Dios revela su voluntad. Y sólo cuando conocemos la voluntad de Dios, podemos creer en ella.

Así que, si tú quieres tener fe, debes escuchar (o leer) las promesas de Dios. La fe no viene cuando oras por ella, cuando ayunas por ella, o cuando alguien impone manos sobre ti para que la recibas. Sólo viene por escuchar la Palabra de Dios, y una vez que la has escuchado, aún debes tomar la decisión de creer en ella.

Más allá de adquirir la fe, nuestra fe también se puede fortalecer. La Biblia menciona varios niveles de fe, desde poca fe hasta la fe que mueve montañas. La fe crece mientras la alimentamos y la ejercitamos, igual que un músculo humano. Debemos continuar alimentando nuestra fe meditando en la Palabra de Dios. La podemos ejercitar al actuar y reaccionar a todo lo que se basa en la Palabra de Dios. Esto incluye esos momentos cuando tenemos problemas, preocupaciones y dificultades. Dios no quiere que sus hijos se preocupen de nada, sino que confíen en Él en toda situación (ver Mateo 6:25-34; Filipenses 4:6-8; 1 Pedro5:7). El negarse a la preocupación es sólo una forma en que podemos ejercitar nuestra fe.

Si verdaderamente creemos en lo que Dios dice, actuaremos y hablaremos como si esto fuera verdad. Si crees que Jesús es el hijo de Dios, actuarás y hablarás como una persona que cree en esto. Si crees que Dios suplirá todas tus necesidades, hablarás y actuarás como tal. Si crees que Dios te quiere con salud, actuarás y hablarás como tal. La Biblia está llena de ejemplos de personas que, en medio de circunstancias adversas, actuaron por fe y recibieron milagros como resultado. Después consideraremos algunos ejemplos en este capítulo y en otro capítulo acerca de la sanidad divina. (Para otros buenos ejemplos ver 2 Reyes 4:1-7; Marcos 5:25-34; Lucas 19:1-10; y Hechos 14:7-10).

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Capítulo Catorce – Fundamentos de Fe » ¿Cómo se Adquiere la Fe?