El Antropomorfismo

(Anthropomorphism)

Una tercera figura del lenguaje que encontramos dentro de las Escrituras es el antropomorfismo. El antropomorfismo es una expresión metafórica donde los atributos de los humanos se le confieren a Dios con el fin de entenderlo. Por ejemplo, podemos leer en Génesis 11:5:

“Jehová descendió para ver la ciudad y la torre que edificaban los hijos de los hombres” (Génesis 11:5).

Éste es probablemente un antropomorfismo, porque parece extraño que Dios, que lo conoce todo, literalmente hiciera un viaje desde el cielo hasta la torre de Babel para investigar lo que la gente estaba construyendo.

Muchas escuelas bíblicas consideran que cada declaración bíblica que describe las partes del cuerpo de Dios, como sus brazos, manos, nariz, ojos y cabello, son un antropomorfismo. Con seguridad, afirman ellos, que el Dios todo poderoso no posee estas partes como sí las tienen los humanos.

Sin embargo, yo no estaría de acuerdo con esto, por muchas razones. Primero, porque la Escritura nos enseña plenamente que nosotros hemos sido creados a la imagen y semejanza de Dios:

“Entonces dijo Dios: “Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza“, (Génesis 1:26, énfasis agregado).

Algunos pueden decir que fuimos creados a la imagen y semejanza de Dios solamente en el sentido de que nosotros poseemos capacidad para razonar, responsabilidad moral, conciencia de nosotros mismos y demás. Sin embargo, leamos una declaración que es muy similar a la encontrada en Génesis 1:26, la cual está tan sólo unos capítulos después:

“Vivió Adán ciento treinta años y engendró un hijo a su semejanza, conforme a su imagen, y le puso por nombre Set” (Génesis 5:3, énfasis agregado).

Esto con seguridad quiere decir que Set era similar en apariencia física a su padre. Y si esto es el significado de Génesis 5:3, ciertamente esta expresión equivalente en Génesis 1:26, significa lo mismo. El sentido común y la interpretación sensata nos aseguran que esto es así.

Más adelante, tenemos algunas descripciones de Dios dadas por autores bíblicos que le vieron. Por ejemplo Moisés, junto con otros setenta y tres israelitas, vio a Dios:

“Subieron Moisés y Aarón, Nadab y Abiú, junto con setenta de los ancianos de Israel, y vieron al Dios de Israel. Debajo de sus pies había como un enbaldosado de zafiro, semejante al cielo cuando está sereno. Pero no extendió su mano contra los príncipes de los hijos de Israel: ellos vieron a Dios, comieron y bebieron” (Éxodo 24:9-11, énfasis agregado).

Si tú le preguntaras a Moisés si Dios tenía manos y pies, ¿qué hubiera respondido Moisés?[1] El profeta Daniel también tuvo una visión de Dios el Padre y Dios el Hijo:

“Estuve mirando hasta que fueron puestos unos tronos y se sentó un Anciano de días. Su vestido era blanco como la nieve; el pelo de su cabeza, como lana limpia; su trono, llama de fuego, y fuego ardiente las ruedas del mismo. Un río de fuego procedía y salía de delante de Él; miles de miles lo servían, y millones de millones estaban delante de Él. El juez se sentó y los libros fueron abiertos…. Miraba yo en la visión de la noche, y vi que con las nubes del cielo venía uno como un hijo de hombre; vino hasta el Anciano de días, y lo hicieron acercarse delante de Él. Y le fue dado dominio, gloria y reino, para que todos los pueblos, naciones y lenguas lo sirvieran; su dominio es dominio eterno, que nunca pasará; y su reino es uno que nunca será destruido” (Daniel 7:9-10, 13-14).

Si tú le hubieras preguntado a Daniel si Dios tenía pelo blanco y si la forma de su cuerpo era tal que Él podía sentarse en un trono, ¿Qué hubiera respondido Daniel?

Considerado lo anterior, estoy convencido que Dios el Padre tiene una forma gloriosa que es de algún modo similar a la forma del ser humano, aunque Él no está hecho de carne y sangre, sino de espíritu (ver Juan 4:24).

¿Cómo podrías tú discernir cuáles porciones de la Escritura se pueden interpretar literalmente y cuáles se deben interpretar figurativa o simbólicamente? Esto sería muy fácil para cualquier persona que pueda razonar lógicamente. Interpreta todo literalmente e interpreta figurativa o simbólicamente, sólo si no existe otra alternativa inteligente. Los profetas del Antiguo Testamento y el libro de Apocalipsis, por ejemplo, están claramente llenos de simbolismos, algunos de los cuales son explicados, pero algunos otros no. Pero los simbolismos no son difíciles de identificar.


[1] Moisés una vez también vio la espalda de Dios “Cuando Él pasaba”. Dios puso su mano de tal forma que Moisés no pudiera ver su rostro; ver Éxodo 33:18-23.