Una mujer a quien Jesús salvó por gracia, por medio de la fe

(A Woman Whom Jesus Saved by Grace Through Faith)

Un ejemplo perfecto de la salvación dada por gracia por medio de la fe lo encontramos en la historia del encuentro de Jesús con una mujer que había sido hallada en adulterio. Jesús le dijo, “Ni siquiera yo te condeno (esto es gracia, porque ella merecía ser condenada); vete ahora, y no peques más” (Juan 8:11, énfasis agregado). Esto es exactamente lo que Jesús esta diciéndole a cada pecador del mundo. “No te condeno ahora. Tú mereces morir y ser condenado por siempre al infierno, pero te estoy mostrando mi gracia. Mi gracia, sin embargo, es sólo temporal, así que arrepiéntete. Deja de pecar ahora, antes de que mi gracia finalice y te encuentres ante a mi trono del juicio como un pecador culpable”.

Imaginémonos que la mujer adúltera se arrepintió cuando Jesús se lo ordenó. Si ella lo hizo, fue salva por gracia, por medio de la fe. Fue salva por gracia porque, al ser pecadora, nunca hubiera podido ser salva sin la gracia de Dios. Ella nunca pudo haber dicho que era salva por sus obras. Y fue salva por medio de su fe, porque creyó en Jesús y por esto creyó lo que Él le dijo manteniendo su advertencia y apartándose de su pecado antes de que fuera muy tarde. Todos los que tengan una fe genuina en Jesús se arrepentirán, porque Jesús advirtió que, a menos que se arrepientan, ellos perecerán (ver Lucas 13:3). Jesús también declaró solemnemente que sólo los que hacen la voluntad del Padre entrarán al cielo (Mateo 7:21). Si alguno cree en Jesús, también creerá y considerará su advertencia.

Pero imaginémonos que la mujer adúltera no se arrepintió de su pecado. Ella siguió pecando y murió, hasta llegar y estar frente al trono del juicio de Jesús. Imagínese a ella diciéndole a Jesús, “¡Jesús, que bueno verte! Me acuerdo que no me condenaste por mi pecado cuando estuve frente a Ti en la tierra. Seguramente tu gracia sigue igual, no me condenaste en aquel momento, así que no me condenarás ahora”.

¿Que piensa de esto?, ¿Jesús le daría la bienvenida al paraíso? La respuesta es obvia. Pablo advirtió, “No os engañéis, ni los fornicarios… ni los adúlteros…heredarán el reino de Dios” (1 Corintios 6: 9-10).

Todo esto es para decir que los requisitos del discipulado de Cristo son nada más que requisitos de una fe genuina en Él, lo cual equivale a la fe salvadora. Y cualquiera que obtiene esta fe salvadora ha sido salvo por gracia, por medio de la fe. No hay fundamentos bíblicos para el hecho de que, si la salvación es por gracia, los requisitos de Jesús para el discipulado son incompatibles con los requisitos para la salvación. El discipulado no es un paso opcional para creyentes herederos del cielo; al contrario, el discipulado es evidencia de una genuina fe salvadora.[1]

Como esto es así, para ser exitoso ante los ojos de Dios, un ministro debería comenzar correctamente el proceso de hacer discípulos por medio de predicar el verdadero evangelio, llamando a la gente a tener una fe con obediencia. Cuando los ministros promueven la falsa doctrina de que el discipulado es un paso opcional de compromiso para los creyentes herederos del cielo, ellos están trabajando en contra del mandamiento de Jesús de hacer discípulos y están proclamando una gracia falsa y un evangelio falso. Sólo los verdaderos discípulos de Cristo poseen fe salvadora y van al cielo, justo como Jesús lo prometió: “No todo el que me dice, “Señor, Señor”, entrará al reino de los cielos; sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos” (Mateo 7:21).


[1] También es de mucha ayuda mantener en mente lo que Pablo frecuentemente afirmó, que la salvación era por gracia y no por obras, porque él estaba luchando fuertemente con el legalismo de esos días. Pablo no trataba de corregir a la gente que enseñaba que la santidad era esencial para ir al cielo, porque él mismo afirmaba y creía este hecho. Al contrario, él escribe esto para corregir a los judíos que no tenían concepto de la salvación en la gracia de Dios, ellos no veían ninguna razón para que Jesús muriera. Muchos de ellos no creían que los gentiles podían ser salvos, porque no tenían concepto de la gracia de la salvación como algo posible. Muchos pensaron que por la circuncisión, linaje físico, o mantener la ley (lo que no hicieron de todas formas) habían ganado la salvación, por esto anularon la gracia de Dios y la necesidad de la muerte de Cristo.