Es muy interesante saber que más y más iglesias institucionales están desarrollando estructuras con grupos pequeños dentro de su modelo institucional, reconociendo su valor en el discipulado. Algunas iglesias van aún más lejos, basando su eje central en grupos pequeños, considerándolos como la parte más importante de su ministerio. Las grandes “reuniones de celebración” pasan a un segundo plano para los grupos pequeños (por lo menos en teoría).
Estos son los pasos para una dirección correcta y Dios bendice estos pasos. Sus bendiciones son proporcionales al grado en que nosotros hagamos su voluntad. Realmente las pequeñas iglesias llamadas “células” están mejor estructuradas que las iglesias institucionales normales en lo que respecta al discipulado. Estas células están a la mitad del camino entre el modelo de la iglesia institucional y el modelo de la iglesia en la casa, combinando elementos de ambas.
¿En qué forma las iglesias institucionales modernas con grupos pequeños se comparan con las antiguas y modernas iglesias en casas? Hay algunas diferencias.
Por ejemplo, desafortunadamente los grupos pequeños dentro de las iglesias institucionales a veces sirven para promover aún más lo que está erróneo en las iglesias institucionales, especialmente cuando el motivo real del ministerio de grupos pequeños es el de formar el gran reino de la iglesia del pastor general. Invariablemente, él usa a la gente para su propio fin, y los grupos pequeños encajan muy bien en este plan. Cuando esto ocurre, los líderes de los pequeños grupos son seleccionados por su lealtad a la iglesia madre y no pueden ser muy talentosos o carismáticos, no vaya a ser que el Diablo los tiente con ideas de que ellos pueden independizarse. Esta clase de política detiene la efectividad de los grupos pequeños y tal y como acontece en cualquier otra iglesia institucional, inmoviliza a los líderes con un verdadero llamado. Estos se marchan a escuelas bíblicas y seminarios, robándole a la iglesia los verdaderos dones, y llevándose a estos líderes a un lugar donde serán enseñados con conferencias, en vez de ser enseñados con el trabajo directo de un discipulado.
Los grupos pequeños en iglesias institucionales frecuentemente evolucionan tan sólo hacia un compañerismo. El discipulado realmente no ocurre. Debido a que la gente sólo debe ser alimentada espiritualmente en el servicio de los domingos, entonces muchas veces los grupos pequeños se concentran en otras cosas, además de la Palabra de Dios, pues no quieren una repetición de lo que oyeron el domingo.
Los grupos pequeños en las iglesias institucionales están frecuentemente organizados por el personal que trabaja en la iglesia, y no por la dirección del Espíritu. Esto se convierte en un programa más de los ya existentes en las iglesias. La gente se reúne según sus edades, estado social, historial, intereses, estado civil o ubicación geográfica. Frecuentemente se mezclan los cabritos con las ovejas. Toda esta organización carnal no ayuda a los creyentes a amarse los unos a los otros a pesar de sus diferencias. Recordemos que muchas de las iglesias primitivas eran una mezcla de judíos y gentiles. Ellos compartían su comida regularmente, algunas veces prohibido por la tradición judía. ¡Qué clase de experiencias instructivas tuvieron que ser estas reuniones! ¡Qué oportunidades de caminar en el amor! ¡Qué testimonios del poder del evangelio! Así que, ¿por qué tenemos que pensar en hacer grupos homogéneos para asegurar el éxito de los grupos pequeños?
Las iglesias institucionales con grupos pequeños todavía cuentan con su culto o espectáculo del domingo, donde los espectadores observan a los profesionales en el escenario. A los grupos pequeños no se les permite reunirse cuando se celebran los cultos “reales” de la iglesia, indicándoles a todos que realmente los cultos institucionales son los más importantes. Debido a este mensaje, muchos, si no la mayoría, de los que llegan los domingos en la mañana no se reúnen con ningún grupo pequeño aunque se les haya motivado a hacerlo, pues ven esto como algo opcional. Se sienten satisfechos al asistir a la reunión más importante de la semana. Así que, los grupos pequeños son promovidos como algo de cierta importancia, pero no con el gran significado del servicio institucional del domingo. La mejor oportunidad de una verdadera confraternidad, discipulado y crecimiento espiritual es derribada con mucha eficacia. El mensaje erróneo se envía de nuevo. El culto institucional sigue siendo todavía el rey.