No todas las iglesias en las casas deben ser estructuradas de la misma forma, pues hay espacio para muchas variedades. Cada iglesia en la casa debe reflejar su propio matiz cultural y social, que es una de las razones por las que las iglesias caseras pueden ser muy efectivas en evangelismo, especialmente en los países que no tienen ninguna tradición cultural cristiana. Los miembros de las iglesias caseras no invitan a sus vecinos a una iglesia institucional que es completamente extraña para ellos donde pueden ser expuestos a rituales ajenos a ellos, que son los mayores obstáculos para la conversión. Al contrario, invitan a sus vecinos a una cena con sus amigos.
La comida es generalmente un componente importante de la reunión en las casas. Para muchas iglesias en las casas, esta comida incluye o es la Cena del Señor y cada casa individualmente puede decidir cómo van a explicar su significado espiritual. Como lo mencioné previamente, la Cena del Señor original comenzó como una cena de Pascua, llena de un significado espiritual por sí misma. La celebración de la Cena del Señor como una cena o parte de una cena es el modelo aparente que se siguió cuando los creyentes primitivos se reunían. Esto leemos de los primeros cristianos:
“Y perseveraban en la doctrina de los apóstoles, en la comunión unos con otros, en el partimiento del pan y en las oraciones… perseveraban unidos cada día en el templo, y partiendo el pan en las casas comían juntos con alegría y sencillez de corazón (Hechos 2:42,46, énfasis agregado)”.
Los primeros cristianos literalmente tomaban los panes, los partían y los compartían juntos, algo que se practicaba en casi todas las cenas en su cultura. ¿Podría ese partimiento de pan durante la cena tener algún significado espiritual para los primeros cristianos? La Biblia no lo dice con certeza. Sin embargo, William Barclay escribe en su libro, La Cena del Señor, “No hay duda de que la cena del Señor comenzó como una cena en familia o con un grupo de amigos en una casa privada… la idea de una pequeña pieza de pan y una copita de vino no se relaciona en nada con la original Cena del Señor….La cena del Señor fue originalmente una cena en familia en la casa de unos amigos.” Es muy sorprendente que cada escuela bíblica está de acuerdo con Barclay, pero la iglesia todavía sigue su tradición y ¡no sigue la Palabra de Dios!
Jesús ordenó a sus discípulos que enseñaran a sus discípulos a obedecer todo lo que Él les había ordenado, así que cuando Él les ordenó comer el pan y beber el vino juntos en memoria de Él, ellos debían enseñar a sus discípulos a hacer lo mismo. ¿Podría hacerse esto en las cenas comunes? Ciertamente parece que sí cuando leemos algunas de las palabras que Pablo escribió a los creyentes de Corinto:
“Cuando pues, os reunís vosotros (y él no está hablando de reunirse en edificios, porque no había ninguno), eso no es comer la cena del Señor. Al comer, cada uno se adelanta a tomar su propia cena; y mientras uno tiene hambre, otro se embriaga.” (1 Corintios 11:20-21, énfasis agregado).
¿Como es que estas palabras pudieron tener algún sentido si Pablo estaba hablando acerca de la Cena del Señor como se practica en las iglesias modernas? ¿Ha escuchado usted de alguno en un culto de la iglesia moderna que tome su propia cena de primero, o de otro con hambre en tanto que otro se embriaga, todo esto en relación con la Cena del Señor? Estas palabras solo tendrían sentido si la Cena del Señor se hacía unida a una comida real. Pablo continúa:
Pues qué, ¿No tenéis casas en que comáis y bebáis? ¿O menospreciáis la iglesia de Dios (recuerda, Pablo no hablaba de iglesias en edificios, sino de una reunión de personas, la iglesia de Dios) y avergonzáis a los que no tienen nada? ¿Qué os diré? ¿Los alabaré?, en esto no os alabo (1 Corintios 11:22).
¿Cómo la gente se avergonzaría de los que no tienen nada si lo que se había hecho no estaba en el contexto de una comida real? Pablo estaba hablando del hecho de que algunos de los creyentes de Corinto que llegaban primero a sus reuniones, comían su propia comida sin esperar que los otros llegaran. Cuando los otros llegaban, que quizá eran muy pobres y no traían comida para compartir con los otros, no sólo quedaban hambrientos, sino avergonzados porque era muy obvio que no habían traído nada.
Inmediatamente después de esto, Pablo escribió más acerca de la cena del Señor, un sacramento que él “recibió del Señor” (1 Corintios 11:23), y él cuenta de nuevo lo que pasó en la primera cena del Señor (ver 1 Corintios 11:24-25). Después advirtió a los Corintios para que no participaran de la cena del Señor de una manera inapropiada, diciéndoles que si no se juzgaban a ellos mismos, realmente podrían comer y beber juicio para ellos trayendo debilidad, enfermedad y aún muerte prematura (ver 1 Corintios 11:26-32).
Él después concluyó,
“Así que, hermanos míos, cuando os reunáis a comer, esperaos unos a otros. Si alguno tiene hambre, que coma en su casa, para que no os reunáis para condenación” (1 Corintios 11:33-34).
Contextualmente, la ofensa que se había dado en la Cena del Señor, fue desconsideración de unos contra otros. Pablo de nuevo advirtió que aquellos que comieran su propia cena de primero, la cual se suponía que se debía compartir, como cualquier comida, estaban en peligro de ser condenados (o disciplinados) por Dios. La solución era simple. Si alguno estaba tan hambriento que no podía esperar a los otros, debería comer algo antes de llegar a la reunión. Y aquellos que llegaban primero a la reunión, deberían esperar a los que llegaban tarde para comer juntos, una comida que aparentemente incluía o era la Cena del Señor.
Cuando miramos el pasaje entero, parece claro que Pablo se refería a la Cena del Señor de la que se hacía partícipe en ese momento, la cual podría hacerse en una forma que complaciera al Señor, reflejando amor y consideración por los otros.
En cualquier caso, es bastante claro que la iglesia primitiva practicaba la Cena del Señor como parte de una comida completa sin ningún clérigo oficiante. ¿Por qué la cena de nosotros no es así?