La Enseñanza

(Teaching)

La segunda manifestación en la lista de Pablo es la enseñanza. Esta indica de nuevo que cualquiera puede compartir una enseñanza inspirada por el Espíritu en la reunión. Por supuesto que cada enseñanza era juzgada para ver si coincidía con la enseñanza de los apóstoles (Pues todos se dedicaban a eso: ver Hechos 2:42) y nosotros deberíamos de hacer lo mismo hoy en día. Pero note que no hay ninguna indicación aquí, ni en ninguna parte del Nuevo Testamento, que diga que la misma persona diera un sermón una vez a la semana cuando las iglesias locales se reunían, pues era una reunión donde todos participaban.

En Jerusalén había grandes reuniones en el templo, donde los apóstoles enseñaban. Sabemos que los ancianos también tenían la responsabilidad de enseñar en las iglesias y que algunas personas son llamadas al ministerio de la enseñanza. Pablo hizo mucha enseñanza, públicamente y de casa en casa (ver Hechos 20:20). Sin embargo, en las reuniones pequeñas de los creyentes, el Espíritu Santo podía usar a otros para enseñar además de los apóstoles, ancianos o maestros.

Al hablar de la enseñanza, pareciera que nosotros tenemos una gran ventaja sobre la iglesia primitiva pues cada uno cuenta con copias personales de la Biblia que traemos a nuestras reuniones. Por otro lado, tal vez, nuestro fácil acceso a la Biblia ha ayudado a elevar la doctrina por encima de nuestro deber de amar a Dios con todo nuestro corazón y de amar a nuestro prójimo como a nosotros mismos, apartándonos de la verdadera vida que la palabra de Dios debe impartir. Estamos siendo llenos de doctrina hasta la muerte. Muchos de los estudios bíblicos que se dan en los grupos pequeños son tan irrelevantes y aburridos como los sermones del domingo. Una buena regla a seguir para la enseñanza dentro de la iglesia en casa es ésta: Si los niños más grandes no esconden su aburrimiento, probablemente los adultos lo están escondiendo. Los niños son grandes barómetros de la verdad.