Alcanzando la Meta

(Reaching the Goal)

Imagina por un momento algo que nunca pudo haber pasado en el ministerio de Jesús pero que sucede todo el tiempo en las iglesias modernas. Imagina que Jesús, después de la resurrección se hubiera quedado en la tierra y hubiera iniciado una iglesia moderna institucional, a la cual hubiera pastoreado por treinta años. Imagina a Jesús dando sermones cada domingo a la misma congregación. Imagina a Pedro, Juan y Santiago sentados en la primera banca durante un sermón de Jesús, donde han estado sentados por veinte años. Imagina a Pedro susurrando al oído de Juan diciéndole “Hemos escuchado este mismo sermón diez veces”.

Sabemos que esta escena es absurda, porque todos conocemos que Jesús nunca estuvo en esta situación ni sus apóstoles tampoco. Jesús vino a hacer algunos discípulos de cierta manera y en un tiempo determinado, en un periodo de aproximadamente tres años, Él discipuló a Pedro, a Juan, a Santiago y a algunos otros. Él no los discípuló predicándoles los domingos en una iglesia en un edificio. Él lo hizo viviendo su vida ante ellos, respondiendo sus preguntas, y dándoles oportunidades de servir. Él cumplió con su tarea y siguió adelante.

Así que, ¿por qué hacemos lo que Jesús nunca hubiera hecho? ¿Por qué intentamos alcanzar lo que Dios quiere, predicando sermones a la misma gente por décadas? ¿Cuándo vamos a completar nuestra tarea? ¿Por qué nuestros discípulos después de tantos años no están listos para formar discípulos por ellos mismos?

Mí punto es que, si estamos haciendo nuestros trabajo correctamente, debe llegar la hora en que nuestros discípulos estén lo suficientemente maduros para no necesitar más nuestro ministerio. Deberían liberarse para que hagan discípulos por ellos mismos. Se supone que debemos alcanzar la meta que Dios puso delante de nosotros, y Jesús nos mostró cómo hacerlo. Incidentalmente, en una iglesia casera en crecimiento siempre hay una continua necesidad de hacer discípulos y formar líderes. Una iglesia casera saludable no caerá en un círculo infinito de un mismo predicador predicando a la misma gente por décadas.