Para tener éxito en la enseñanza que nos lleva a hacer discípulos, no hay nada más importante que tener los motivos correctos para hacerlo. Cuando alguien está en el ministerio por las razones erróneas, hará cosas desacertadas. Esta es la primera razón del por qué hay enseñanza falsa y sin balance en la iglesia de hoy. Cuando el motivo del ministro es ganar popularidad, tener éxito ante los ojos de otros, o hacer mucho dinero, él está destinado a fallar ante los ojos de Dios. Lo más triste es que puede alcanzar su meta de ganar popularidad, tener éxito ante otros, o acumular mucho dinero, pero llegará el día cuando él y sus motivaciones erróneas estén expuestos frente al juicio de Cristo y no reciba ningún reconocimiento por su trabajo. Si a él se le permite entrar al Reino de los Cielos,[1] todos conocerán su realidad, debido a su falta de reconocimiento y baja posición en el reino. No hay duda de que hay diferentes rangos en el cielo. Jesús lo advirtió:
“De manera que cualquiera que quebrante uno de estos mandamientos muy pequeños y así enseñe a los hombres, muy pequeño será llamado en el Reino de los Cielos; pero cualquiera que los cumpla y los enseñe, éste será llamado grande en el Reino de los Cielos” (Mateo 5:19).
Por supuesto que los ministros que obedecen y enseñan los mandamientos de Jesús sufrirán por ello por un tiempo en la tierra. Jesús prometió sufrimiento para aquellos que lo obedecieran (ver Mateo 5:10-12; Juan 16:33). No es muy probable que sean exitosos en el mundo, que ganen popularidad o riquezas. Lo que hacen es ganar futuros reconocimientos y alabanza de parte de Dios. ¿Qué prefieres ganar tú? Debido a esto, Pablo escribe:
“¿Qué pues, es Pablo, y qué es Apolos?, servidores por medio de los cuales habéis creído; y eso según lo que a cada uno concedió el Señor. Yo planté, Apolos regó, pero el crecimiento lo ha dado Dios. Así que, ni el que planta es algo, ni el que riega, sino Dios que da el crecimiento. Y el que planta y el que riega son una misma cosa, aunque cada uno recibirá su recompensa conforme a su labor, porque nosotros somos colaboradores de Dios, y vosotros sois labranza de Dios, edificio de Dios.
Conforme a la gracia de Dios que me ha sido dada, yo, como perito arquitecto, puse el fundamento, y otro edifica encima; pero cada uno mire cómo sobreedifica. Nadie puede poner otro fundamento que el que está puesto, el cual es Jesucristo. Si alguien edifica sobre este fundamento con oro, plata y piedras preciosas o con madera, heno y hojarasca, la obra de cada uno se hará manifiesta, porque el día la pondrá al descubierto, pues por el fuego será revelada. La obra de cada uno, sea la que sea, el fuego la probará. Si permanece la obra de alguno que sobreedificó, él recibirá recompensa. Si la obra de alguno se quema, él sufrirá pérdida, si bien él mismo será salvo, aunque así como por fuego.” (1 Corintios 3: 5-15).
Pablo se comparó con un maestro de construcción que edifica una obra. A Apolos, un maestro que vino a Corinto luego de que Pablo había establecido la iglesia en ese lugar, Pablo lo señala como aquel que edificó sobre lo que él ya había edificado.
Nótese que ambos Pablo y Apolos, serían recompensados finalmente, basándose en la calidad, no la cantidad de su trabajo (ver 3:13).
Hablando figuradamente, Pablo y Apolos, pudieron construir el edificio de Dios con seis materiales diferentes, tres de los cuales son comunes, relativamente baratos e inflamables, y los otros tres los cuales no eran comunes, muy caros, y no inflamables. Un día sus respectivos edificios sufrirán el fuego del Juicio de Dios, y la madera, heno y hojarasca serán consumidos por el fuego, revelando así, que no eran valiosos y que su calidad era temporal. El oro, plata y piedras preciosas, representan trabajos que son preciosos y eternos ante los ojos de Dios, que soportarían la prueba del fuego.
Podemos saber con seguridad que la enseñanza no bíblica será quemada en el juicio de Cristo. Así también pasará con cualquier cosa que se haga por la búsqueda de poder, métodos no bíblicos, o sabiduría de la carne, como también pasará con cualquier otra cosa que se haga con las motivaciones erróneas. Jesús advirtió que cualquier cosa que hagamos motivados por el deseo de la alabanza de la gente, no será recompensado (ver Mateo 6:1-6, 16-18). Esta clase de trabajo sin valor, tal vez no sea evidente ante los ojos de los hombres ahora, pero ciertamente será revelado en el futuro, como Pablo lo advirtió. Personalmente, si mis trabajos fueran de madera, heno y hojarasca, preferiría descubrirlo ahora que después. Ahora es el tiempo para arrepentirse; después será muy tarde.
[1] Dije “si”, porque aquellos que son lobos con piel de oveja son claramente “ministros” que son motivados por sus propios intereses y serán enviados al infierno. Yo supongo que lo que los diferencia de los verdaderos ministros con falsos motivos es el grado alto de sus motivaciones erróneas.