Deténgase un momento y pregúntese: ¿Qué clase de amor tiene la gente por mí, amor misericordioso o amor de aprobación?”. Estoy seguro que prefieres que la gente te ame “debido a” y no “a pesar de”.
¿Has escuchado a tu cónyuge decir, “no tengo una razón para amarte, y no hay nada en ti que me motive a mostrarte favor” o, “te amo por muchas razones, porque hay muchas cosas de ti que yo admiro”? Por supuesto que preferiríamos que nuestros cónyuges nos amaran con un amor de aprobación, y éste es la primera clase de amor que une a las parejas y las mantiene juntas. Cuando no hay nada que la persona admire de su pareja, cuando todo el amor de aprobación ha dejado de existir, muy pocos matrimonios duran. Si duran, se convierten en un amor misericordioso, que viene de un piadoso carácter del que da este amor.
Todo esto es para decir, que un amor condicional o de aprobación, no es un amor inferior. En tanto que el amor misericordioso es el amor más meritorio para dar, el amor de aprobación es el amor más digno de recibirse. Además, el hecho de que el amor de aprobación es el único amor que el Padre siempre ha tenido por Jesús lo eleva a su justo lugar de respeto. Dios el Padre nunca ha poseído ni una gota de amor misericordioso por Jesús, porque nunca hubo ni hay nada indigno en Jesús. Jesús testificó:
“Por esto me ama el Padre, porque yo pongo mi vida para volverla a tomar” (Juan 10:17, énfasis agregado).
Debido a esto vemos que el Padre amó a Jesús, por causa de la obediencia de Jesús al ir a la cruz. No hay nada malo y más bien todo está bien en lo que respecta al amor con aprobación. Jesús se ganó y merecía el amor del Padre.
Jesús también declaró que Él permanece en el amor de su Padre al guardar los mandamientos de su Padre:
“Como el Padre me ha amado, así también yo os he amado; permaneced en mi amor. Si guardáis mis mandamientos, permanecéis en mi amor, así como yo he guardado los mandamientos de mi Padre y permanezco en su amor” (Juan 15:9-10, énfasis agregado).
Además, como lo indica la Escritura, tenemos que seguir el ejemplo de Jesús, y permanecer en su amor guardando sus mandamientos. Él claramente está hablando de un amor de aprobación en este pasaje, diciéndonos que podemos y debemos ganar su amor, y que estaríamos fuera de su amor al no obedecer sus mandamientos. Permanecemos en su amor, sólo si guardamos sus mandamientos. Esto no se dice con mucha frecuencia hoy en día, pero debería de hacerse, porque es lo que Jesús dijo.
Jesús solamente afirmó el amor con aprobación de Dios para aquellos que guardaran sus mandamientos:
“Pues el Padre mismo os ama, porque vosotros me habéis amado y habéis creído que yo salí del Padre” (Juan 16:27, énfasis agregado).
“El que tiene mis mandamientos y los guarda, ese es el que me ama; y el que me ama será amado por mi Padre, y yo lo amaré y me manifestaré en él….. El que me ama mi palabra guardará; y mi Padre lo amará, y vendremos a él y haremos morada con él” (Juan 14: 21-23, énfasis agregado).
Nótese que Jesús no estaba haciendo una promesa para los creyentes sin compromiso diciendo que si ellos empezaban a guardar su palabra, Él se manifestaría en ellos en una forma especial. No, Jesús estaba haciendo esta promesa diciendo que si alguno lo ama y guarda su Palabra, entonces su Padre le amaría y ambos, Él y su Padre, vendrían a hacer morada en esta persona, lo cual es una referencia clara de alguien que ha nacido de nuevo. Todos los que han nacido de nuevo tienen al Hijo y al Padre habitando en él por la presencia del Espíritu Santo (ver Romanos 8:9). Así podemos ver otra vez, que los que han nacido de nuevo realmente son los que se han arrepentido y empiezan a obedecer a Jesús, y por esto ellos son los únicos que ganan el amor con aprobación del Padre.
Por supuesto, Jesús todavía tiene amor misericordioso reservado para aquellos que creen en Él. Cuando ellos desobedecen, Él está listo para perdonarlos si ellos confiesan sus pecados y perdonan a otros.