El sétimo mandamiento fue el objetivo del segundo ejemplo de Jesús, acerca de cómo los escribas y los fariseos mantenían la letra, en tanto rechazaban el espíritu de la ley. Jesús esperaba que sus discípulos fueran sexualmente más puros que los escribas y fariseos.
“Oísteis que te fue dicho: “No cometerás adulterio”. Pero yo os digo que cualquiera que mira a una mujer para codiciarla, ya adulteró con ella en su corazón. Por tanto, si tu ojo derecho te es ocasión de caer, sácalo y échalo de ti, pues mejor te es que se pierda uno de tus miembros, y no que todo tu cuerpo sea arrojado del infierno. Y si tu mano derecha te es ocasión de caer, córtala y échala de ti, pues mejor te es que se pierda uno de tus miembros, y no que todo tu cuerpo sea arrojado al infierno” (Mateo 5:27-30).
Note de nuevo, que Jesús estaba hablando de su tema principal, Sólo los santos heredarán el Reino de Dios. Él habló otra vez acerca del infierno y de lo que debemos hacer para no ir ahí.
Los escribas y los fariseos no pudieron ignorar el sétimo mandamiento, y lo obedecían siendo fieles a sus esposas en apariencia. Pero, seguramente tenían fantasías donde hacían el amor con otras mujeres. Mentalmente desvestían a una mujer que habían visto en la plaza. Eran adúlteros en su corazón, y así transgredían el espíritu del sétimo mandamiento. ¿Cuántos en la iglesia de hoy en día son iguales a los escribas y fariseos?
Por supuesto que Dios, tenía la intención de que la gente fuera sexualmente pura por completo. Innegablemente, si es un error el tener una relación sexual con la esposa de tu vecino, también es un error el meditar o pensar en que tenemos una relación sexual con ella. Jesús no le estaba agregando nada a la ley que ya había sido escrita por Moisés. El décimo mandamiento claramente contenía una prohibición en contra de la lujuria: “No codiciareis la mujer de tu prójimo” (Éxodo 20:17).
¿Sería culpable de esto alguno de los que estaba en la audiencia de Jesús? Probablemente sí. ¿Qué deberían haber hecho en ese momento? Debieron haberse arrepentido inmediatamente como Jesús les enseñó. No importa lo que tomara, lo que costara, aquellos que vivían en lujuria, debían detener su lujuria, porque los lujuriosos van al infierno.
Por supuesto que, ninguna persona razonable piensa que Jesús dijo que el lujurioso debería literalmente sacarse un ojo o cortase una mano. Una persona lujuriosa que se saca un ojo tan sólo se convierte en un lujurioso tuerto. Jesús dramática y solemnemente enfatizó la importancia de obedecer el espíritu del sétimo mandamiento. La eternidad depende de eso.
Siguiendo el ejemplo de Cristo, el ministro que hace discípulos exhortará a sus discípulos a “cortar” cualquier cosa que sea causa de su tropiezo. Si es la televisión por cable, el cable necesita desconectarse. Si es la televisión regular, el televisor debe de ser removido. Si es la suscripción de una revista, esta debe de ser cancelada. Si es la Internet, ésta debería ser desconectada. Si es la vista de una ventana, esta ventana debería cerrarse. Ninguna de estas cosas son tan dignas de nosotros como para pasar una eternidad en el infierno, y debido a que el ministro formador de discípulos ama verdaderamente a sus ovejas, él les dirá la verdad y los advertirá, así como Jesús lo hizo.