El siguiente ejemplo de Jesús se relaciona mucho con el que acabamos de ver anteriormente, y por esto, probablemente se menciona después de éste. Debería ser considerado cómo la continuación del anterior y no como un nuevo tema. El tema es, “otra cosa más que los fariseos hacían equivalente al adulterio”.
“También fue dicho: “Cualquiera que repudie a su mujer, déle carta de divorcio”. Pero yo os digo que el que repudia a su mujer, a no ser por causa de fornicación, hace que ella adultere, y el que se casa con la repudiada, comete adulterio” (Mateo 5:31-32).
Aquí hay un ejemplo de cómo los escribas y los fariseos alteraron la ley de Dios para acomodarla a su estilo de vida de pecado.
Vamos a crear a un fariseo imaginario en los días de Jesús. Al frente de su casa vive una mujer atractiva por la cual él siente lujuria. Él coquetea con ella cuando la ve cada día. Ella parece que se siente atraída a él, y su deseo por ella crece. Él desearía verla desnuda, y regularmente se la imagina en fantasías sexuales. ¡Oh, si tan sólo él la pudiera tener!
Pero él tiene un problema, él está casado y su religión prohíbe el adulterio. Él no quiere romper el sétimo mandamiento (aunque ya lo haya roto en su lujuria). ¿Qué podría hacer él?
¡Hay una solución! Si él se divorcia de su actual esposa, él se casaría con la dueña de su mente. ¿Pero es correcto divorciarse? ¡Un amigo fariseo le dice que Sí! Existe una Escritura para eso. Deuteronomio 24:1 dice algo acerca de darle un certificado de divorcio a tu esposa cuando quieres divorciarte. ¡El divorcio es legal dentro de ciertas circunstancias! Pero ¿cuáles son esas circunstancias? Él lee cuidadosamente lo que Dios dijo:
“Cuando alguien toma a una mujer y se casa con ella, si no le agrada por haber hallado en ella alguna cosa indecente, le escribirá carta de divorcio, se la entregará en la mano y la despedirá de su casa” (Deuteronomio 24:1).
¡Eso es! Él puede divorciarse de su esposa si encuentra algo indecente en ella. Y él lo ha encontrado. ¡Ella no es tan atractiva como la mujer que vive al frente de mi casa! (éste no es un ejemplo de sólo coqueteo. De acuerdo con Rabbi Hillel, que tenía la enseñanza más popular acerca del divorcio en los días de Jesús, un hombre podía divorciarse legalmente de su esposa si encontraba a alguien que fuera más atractiva, porque esto hacia a su esposa actual “indecente” a sus ojos. Rabbi Hellel también enseñó que un hombre podía divorciarse de su esposa si ella ponía mucha sal en su comida, o hablaba con otro hombre, o no tenía un hijo para él).
Así que, nuestro fariseo lujurioso legalmente se divorciaba de su esposa al darle el certificado requerido de divorcio y rápidamente se casaba con la mujer de sus fantasías. Y todo esto lo hizo sin sentir la mínima culpa ante Dios, porque ¡la ley de Dios había sido obedecida!