Cuando un creyente es bautizado en el Espíritu Santo, la evidencia inicial de esto será que él hablará una nueva lengua, que es lo que la Escritura menciona como “nuevas lenguas” u “otras lenguas”. Numerosas escrituras respaldan este hecho y vamos a considerarlas.
Primero, durante los momentos finales antes de la ascensión, Jesús dijo que una de las señales que seguirían a los creyentes sería el hablar en nuevas lenguas:
“Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura. El que crea y sea bautizado, será salvo; pero el que no crea, será condenado. Estas señales seguirán a los que creen: en mi nombre echarán fuera demonios, hablarán nuevas lenguas” (Marcos 16:15-17, énfasis agregado).
Algunos comentaristas dicen que estos versos no deben estar en nuestra Biblia porque ciertos manuscritos antiguos del Nuevo Testamento no los incluyen. Sin embargo, muchos de los manuscritos antiguos sí los incluyen, y ninguna de las muchas traducciones en inglés que yo he leído los omite. Además de esto, lo que Jesús dijo en estos versos se relaciona perfectamente con la experiencia de la iglesia primitiva registrada en el libro de los Hechos.
Hay cinco ejemplos en el libro de los Hechos en donde los creyentes son inicialmente bautizados en el Espíritu Santo. Consideremos todos los cinco y mientras lo hacemos, nos vamos a preguntar continuamente dos cosas: (1) ¿Era el bautismo en el Espíritu Santo una experiencia subsiguiente a la salvación? Y (2) ¿los que recibían este bautismo, hablaban en nuevas lenguas? Esto nos ayudará a entender la voluntad de Dios para los creyentes del día de hoy.