Jerusalén

(Didn't Paul Write that Not All Speak with Tongues?)

El primer ejemplo lo encontramos en Hechos 2 cuando los ciento veinte discípulos fueron bautizados en el Espíritu Santo en el día del Pentecostés:

“Cuando llegó el día del Pentecostés estaban todos unánimes juntos. De repente vino del cielo un estruendo como de un viento recio que soplaba, el cual llenó toda la casa donde estaban; y se les aparecieron lenguas repartidas, como de fuego, asentándose sobre cada uno de ellos. Todos fueron llenos del Espíritu Santo y comenzaron a hablar en otras lenguas, según el Espíritu les daba que hablaran” (Hechos 2: 1-4, énfasis agregado).

No hay duda de que los ciento veinte creyentes ya eran salvos y nacidos de nuevo antes del Pentecostés, así que ellos definitivamente experimentaron el bautismo en el Espíritu Santo después de ser salvos. Habría sido imposible para ellos recibir el bautismo en el Espíritu Santo antes de este tiempo, porque el Espíritu Santo no había sido dado a la iglesia hasta ese día.

Es muy claro que la señal que les acompañaba era el hablar en otras lenguas.