Como dato interesante, encontramos también una mujer que fue llamada por Dios como profetisa en el Nuevo Testamento. Cuando Jesús tenía tan solo unos días de nacido, Ana lo reconoció y comenzó a proclamar que Él era el Mesías:
“Estaba también allí Ana, profetisa, hija de Fanuel, de la tribu de Aser, de edad muy avanzada. Había vivido con su marido siete años desde su virginidad, y era viuda hacía ochenta y cuatro años; y no se apartaba del templo, sirviendo de noche y de día con ayunos y oraciones. Esta, presentándose en la misma hora, daba gracias a Dios y hablaba del niño a todos los que esperaban la redención en Jerusalén” (Lucas 2:36-38, énfasis agregado).
Note que Ana habló de Jesús a todos aquellos “que esperaban la redención de Jerusalén”, y por supuesto que esto incluía a los hombres. Por eso se puede decir que Ana enseñaba a los hombres acerca de Jesús.
Existen otras mujeres en el Nuevo Testamento a quienes Dios usa con el don de profecía. María, la madre de Jesús, está ciertamente dentro de ese grupo (ver Lucas 1:46-55). Cada vez que las palabras proféticas de María se leen en la iglesia, se puede decir que una mujer le está enseñando a la iglesia. (E indudablemente Dios honró a la mujer al enviar a su hijo a este mundo por medio de una mujer, algo que Él pudo haber hecho de cualquier otra forma).
La lista continúa. Dios dijo a través de la boca del profeta Joel que cuando Dios diera de su Espíritu, los hijos e hijas de Israel profetizarían (Joel 2:28). Pedro confirmó que la profecía de Joel fue ciertamente aplicable en la dispensación del Nuevo Pacto (ver Hechos 2:17).
Se nos dice en Hechos 21:8-9 que Felipe el evangelista tenía cuatro hijas que profetizaban.
Pablo escribió acerca de las mujeres que profetizaban en las reuniones de las iglesias (ver 1 Corintios 11:5). También está claro por el contexto que los hombres estaban presentes.
Con todos los ejemplos de la Escritura acerca de las mujeres usadas por Dios como profetisas y en la profecía, ¡ciertamente no tenemos ninguna razón para pensar que Dios no usa a mujeres en tal ministerio! Más aún, no existe nada que nos lleve a pensar que las mujeres no pueden profetizar a los hombres en el nombre de Dios.