¿Cuántas “segundas oportunidades” le daba Dios a una mujer divorciada? ¿Podríamos concluir que Dios les daba a las divorciadas tan sólo una oportunidad bajo la ley de Moisés, permitiendo sólo un segundo matrimonio? Esto sería una conclusión errónea. Nosotros podemos leer en la ley de Moisés:
“Cuando alguien toma una mujer y se casa con ella, si no le agrada por haber hallado en ella alguna cosa indecente, le escribirá carta de divorcio, se la entregará en la mano y la despedirá de su casa. Una vez que esté fuera de su casa, podrá ir y casarse con otro hombre. Pero si este último la rechaza y le escribe una carta de divorcio, se la entrega en la mano y la despide de su casa, o si muere el último hombre que la tomó por mujer, no podrá su primer marido, que la despidió, volverla a tomar para que sea su mujer, después que fue envilecida, pues sería algo abominable delante de Jehová y tú no debes pervertir la tierra que Jehová, tu Dios, te da como heredad” (Deuteronomio 24:1-4).
Note que en estos versos, la prohibición era en contra de que una mujer que se había divorciado dos veces (o que se divorció una vez y quedó viuda después) se casara de nuevo con su primer esposo. Nada se dice acerca de que ella incurriera en culpa al casarse por segunda vez y, después de que se divorciaba por segunda vez (o quedaba viuda de su segundo marido), a ella sólo se le prohibía casarse de nuevo con su primer marido. La clara aplicación de esto es que ella sería libre de casarse de nuevo con cualquier otro hombre (que estuviera dispuesto a darle oportunidad a ella). Si hubiera sido pecado para ella el casarse con cualquier otro hombre, entonces Dios no hubiera tenido la necesidad de dar estas instrucciones específicas. Todo lo que Él tenía que haber dicho era “Les es prohibido a los divorciados el casarse de nuevo”.
Además, si Dios le permite a una mujer el casarse por segunda vez, el hombre que se casa con ella después de su primer divorcio tampoco estaría incurriendo en culpa alguna. Y si a ella se le permitía el casarse por tercera vez, el hombre que se casaba con ella, después del segundo divorcio de ésta, no estaría pecando (a menos que él fuera su primer marido). Entonces, el Dios que odia el divorcio ama a la gente divorciada, y en su misericordia les ofrece otra oportunidad.