El libro de los Salmos, el cual se puede decir que era el himnario de Israel, nos exhorta a adorar a Dios de maneras variadas. Por ejemplo en Salmos 32 leemos:
“Cantad con júbilo todos vosotros los rectos de corazón” (Salmos 32:11b, énfasis agregado).
Aunque la reverencia y la tranquilidad tienen lugar en la adoración, también lo tiene el cantar con gozo.
“Alegraos, justos, en Jehová; en los íntegros es hermosa la alabanza. Aclamad a Jehová con arpa; cantadle con salterio y decacordio. Cantadle cántico nuevo; ¡Hacedlo bien, tañendo con júbilo!” (Salmos 33:1-3 énfasis agregado).
Por supuesto, deberíamos cantar al Señor en adoración, pero nuestro canto debe ser con gozo, lo cual es otra indicación de la condición del corazón. Podemos también acompañar nuestro canto de júbilo con instrumentos musicales variados. Sin embargo, debo mencionar que en muchas reuniones de iglesias, los instrumentos musicales eléctricos se usan con un volumen tan alto que la letra de las canciones no se puede escuchar del todo. A estos instrumentos se les debería bajar el volumen. ¡Los salmistas nunca tuvieron este problema!
“Así te bendeciré en mi vida; en tu nombre alzaré mis manos” (Salmos 63:4, énfasis agregado).
Como una señal de rendición y reverencia nosotros podemos alzar nuestras manos a Dios.
“Aclamad a Dios con alegría, toda la tierra. Cantad la gloria de su nombre; dadle la gloria con alabanza. Decir a Dios: Cuán asombrosas son tus obras. Por la grandeza de tu poder se someterán a ti tus enemigos. Toda la tierra te adorará y cantará a ti; cantarán en tu nombre” (Salmos 66:1-4, énfasis agregado).
Debemos decirle al Señor cuán asombroso es Él y alabarlo por sus atributos maravillosos. Los Salmos son un excelente lugar para encontrar palabras apropiadas para alabar a Dios. Tenemos que ir más allá de la repetición continua que dice “Te alabo Señor” porque hay mucho más que decirle a Él.
“Venid, adoremos y postrémonos; arrodillémonos delante de Jehová, nuestro hacedor” (Salmos 95:6).
Aún con nuestra postura podemos expresar adoración ya sea que estemos de pie, arrodillados o postrados.
“Regocíjense los Santos por su gloria y canten aun sobre sus camas” (Salmos 149:5, énfasis agregado).
Pero no tenemos que estar de pie o arrodillados para adorar, podemos estar sobre nuestras camas.
“Entrad por sus puertas con acción de gracias, por sus atrios con alabanza. Alabadlo, bendecid su nombre” (Salmo 100:4, énfasis agregado).
La acción de gracias debe ser parte de nuestra adoración.
“Alaben su nombre con danza” (Salmo 149:3, énfasis agregado).
Podemos alabar al Señor con danza. Pero esta danza no debe ser en la carne, sensual o puramente para entretener.
“Alabadlo a son de bocina; alabadlo con salterio y arpa. Alabadlo con pandero y danza; alabadlo con cuerdas y flautas. Alabadlo con címbalos resonantes; alabadlo con címbalos de júbilo. Todo lo que respira alabe a Jehová” (Salmo 150:3-6).
Gracias a Dios por aquellos que tienen el don de la música. Sus dones pueden ser usados para glorificar a Dios si ellos tocan sus instrumentos con un corazón de amor.